El número de clínicas dentales se duplica en la última década

A nadie se le escapa la importancia que tiene la imagen en la sociedad actual. El físico se ha convertido en la principal carta de presentación, lo que ha llevado a que nos interese y preocupe mucho más la imagen exterior que la propia salud. La preocupación por la estética ha adquirido una relevancia considerable y eso se ha trasladado al campo de la medicina, no sólo de la cirugía. Y es que hoy, las consultas a los odontólogos se han disparado hasta el punto de que en la última década se ha llegado a duplicar el número de clínicas dentales en nuestra provincia. Un incremento que ha sido más acusado en los últimos años, según la Delegación Provincial de Salud.

No hay un perfil definido del onubense que acude a las consultas de los dentistas, ni una clase social que sea más asidua a ellas porque "actualmente toda la sociedad está muy sensibilizada" con el cuidado de una parte del cuerpo que hasta hace pocos años no entraba en los parámetros sociales de la salud, según destaca el presidente del Colegio Oficial de Odontólogos de Huelva, Eugenio Cordero. Curiosamente esta sensibilización ha llegado en gran medida por "el mundo mediático en el que nos encontramos, donde la imagen y la estética se ha convertido en el motor de la sociedad". Aumenta la demanda y con ella, la oferta, hasta el punto de que si se compara el registro de colegiados en nuestra provincia de hace veinte años con el actual se comprueba que éste se ha multiplicado por cinco, al pasar de los menos de cuarenta a los cerca de dos cientos inscritos actualmente. Ese incremento se refleja en el número de consultas disponibles, 112 actualmente, cuando hace diez años existía la mitad. Una cifra a la que se le deben sumar las policlínicas que se han abierto, media decena, en los últimos años.

Una prueba clara de que los onubenses son más asiduos que hace unos años a las consultas de los odontólogos es que a pesar de que la ortodoncia ha estado siempre asociada a la infancia y adolescencia por el proceso de crecimiento, los adultos ya se han convertido en clientes habituales de ellas. Así, conseguir unos dientes bien alineados ya no tiene que ver con la edad. La demanda de este tipo de servicios entre los adultos ha crecido en nuestra provincia hasta tal punto que ahora el porcentaje de los mayores se eleva hasta el 35 por ciento, de forma que a imagen de un adulto con aparato no resulta ajena porque cada vez es más frecuente ver a personas mayores de 20 años con ortodoncia e incluso a mayores de 50 años, como se destaca desde el Colegio Profesional de Huelva.

Desde el Colegio Profesional se confirma un incremento en el número de consultas, que se justifica con el cambio de hábitos de los onubenses y también con el esfuerzo que los profesionales del sector han venido realizando durante los últimos años, dedicando tiempo y personal a la salud bucodental, de forma que el trabajo se centra más en la prevención de enfermedades. De ahí que se haya impulsado el papel de los higienistas bucodentales.

Pero el impulso de las consultas tiene dos caras. Si bien por un lado favorece la salud y la libertad de ejercicio de la profesión, también es cierto que, al equipararla con la imagen y la estética, se corra el riesgo de dejarse llevar por la publicidad y las campañas comerciales, como si se tratase de una simple actividad mercantil. De hecho, la propia ética profesional determina que la publicidad debe ser discreta en temas de salud para no inducir al paciente a comportarse como un cliente, según se destaca desde el Colegio.

Ante tal proliferación de clínicas, Salud, responsable de autorizar o denegar las licencias de apertura de estos establecimientos, ha aprobado un nuevo decreto por el que se creará un registro (el decreto se publicó el pasado día 14 de marzo en el BOJA) en el que deberán inscribirse todos los centros de este tipo. Además, la nueva regulación incluye los requisitos para solicitar autorizaciones sanitarias para el funcionamiento, instalación y modificación de la clínica, incluyendo una importante novedad: las autorizaciones para mantener la actividad pasan de ser indefinidas a tener una vigencia de cinco años desde su concesión. Además, se extinguirán si no se solicita la renovación o si la actividad del centro se paraliza durante más de seis meses. En el caso de las autorizaciones para la instalación, el decreto determina que se extinguirán si, después de un año, no se hubieran iniciado las obras de construcción o reforma.