Entre choquitos, Tik Tok y Raphael: la Feria del Caballo ya ha comenzado de forma oficiosa

La tradicional 'cena del choquito' da el pistoletazo a este evento que congregará a familia y amigos hasta la madrugada del próximo lunes

Un brindis en una de las casetas de la Feria del Caballo, en la noche del jueves. / Josué Correa

Tienen algo de especial los comienzos, sobre todo cuando estos se repiten año a año.

En Huelva ha arrancado el evento más esperado del otoño. Aunque de momento, solo de forma oficiosa. Y ya ha empezado a respirarse una alegría que todavía no pasa del lugar del recinto, el parque de Zafra.

Las casetas han comenzado a competir por ver quien tiene más luces dentro, y fuera se escucha desde bien lejos el ruido de la música, las risas y los sonidos de las copas chocando a modo de brindis que señalan que ya, de alguna forma, la feria ha comenzado. Aunque de forma oficial no comienza hasta este viernes, no hay nadie en la cena del choquito que pueda negar que esto no sea ya la Feria del Caballo. Ha empezado a correr la comida, dominada por el molusco. Frito, a la plancha, en salsa...de mil maneras. Y no solo eso. También en estas casetas corre el jamón, el queso y otras chacinas. De bebida, si algo falta es el agua. Y de la música, han comenzado ya los primeros bailes al ritmo de Mora y Bad Bunny, mientras los padres exigen a sus hijos que suene en el altavoz gigantesco que retumba la caseta, el grupo Amistades Peligrosas. Los chavales, que no llegan a los veinte, aseguran haberles desbloqueado un recuerdo de cuando sonaba ese grupo en el coche durante algún viaje, y se lo hacen saber a sus progenitores con una misma pregunta al unísono: “¿en qué estrella estará?". Esta cuestión, dicha a la vez, descuadra a toda la familia menos a la adulta joven que sobrepasa los 30 y que ha reconocido el trend de Tik Tok.

Todo tiene una edad.

Los amigos se han reunido, una vez comidos y bebidos, en grupos de edad: las abuelas reclamaban a Raphael mientras los adultos charlaban en una mesa donde este año, por primera vez, se han unido esos jóvenes a los que cada vez les interesa más las conversaciones que mantienen sus padres. Los más pequeños de la caseta, que antes correteaban a ciegas con una mini pelota, este año se han dedicado a jugar al parchís. Por supuesto, en el dispositivo móvil, lo que les hace estar más preocupados de la recompensa de 2.000 monedas ficticias que ganan si vencen la partida, que por la inocente y tradicional intención de vencer a tu amigo, que por un rato es tu adversario. El inexorable paso del tiempo.

Va transcurriendo la noche en el parque Juan Ceada Infantes, la música va decayendo y los más ‘aburridos’, o aquellos que tienen que trabajar al día siguiente, se marchan los primeros. Después, la pareja que ha traído a su bebé, de apenas un año y medio, y cuya conversación han monopolizado hablando de su primogénito. Por último, se marchan los jóvenes, los que apenas superan los veinte años, y aprovechan ese trozo de empanadilla que sobra sobre la barra al ver que quizás, todavía no manejan el punto concreto para dejar de beber alcohol. Y también algunos más adultos. Aquellos afortunados que quieren ver el amanecer antes de acostarse y no recién despierto, como habitualmente hacen. Y mañana otra vez al sitio donde más tiempo van a pasar los próximos tres días.

Hasta el mediodía del viernes no comenzará oficialmente la Feria del Caballo y del Otoño, pero aquí ya ha empezado la fiesta. Y va a durar hasta el próximo domingo.

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