Huelva

La cesta de la compra de un celíaco: Mismos 18 productos, pero 20 euros más

Carmelo y Elisa en un estante con productos sin gluten.

Carmelo y Elisa en un estante con productos sin gluten. / Rafa del Barrio

A Carmelo le ha costado su compra 25,37 euros y Elisa ha pagado por la suya 46,21 euros. Ambos han llenado sus cestas en un supermercado de Huelva capital con 18 productos muy similares, con la salvedad de que los de Carmelo tienen gluten y los de Elisa no. Son más de 20 euros lo que diferencia una cesta de la compra de la otra, una cantidad que, según la Federación de Asociaciones de Celíacos de España, se extiende a 538,98 euros anuales, cifra calculada en el caso de que solo haya un miembro de la familia con la enfermedad celíaca.

Imagen del precio de las compras de Carmelo y Elisa. Imagen del precio de las compras de Carmelo y Elisa.

Imagen del precio de las compras de Carmelo y Elisa. / Rafa del Barrio

Aun así, la diferencia puede ser aún mayor para los celíacos recién diagnosticados por el desconocimiento que tienen de las alternativas que tienen. “Una persona que acaba de saber que es celíaca puede pagar 1.000 euros anuales más que alguien que no lo es”, según la Asociación Provincial de Celíacos de Huelva, Asprocehu.

Y no solo por una cuestión de ignorancia, sino porque “tienen que adaptar su paladar e irán probando hasta que encuentren aquello que les guste”, pues los sabores “cambian de forma considerable y cuesta asimilarlos”. Es por ello que, desde la asociación, se arroja luz a este colectivo con ánimo de orientarlos en base a los conocimientos de un diverso grupo de personas que conforman una asociación que ya ha cumplido quince años.

La celiaquía es una enfermedad autoinmune con intolerancia permanente al gluten, una proteína que se encuentra en algunos cereales como trigo, cebada, centeno, avena, espelta, tritcale y kamut. Para quienes padecen esta enfermedad (1% de la población, lo que se traduce en más de 5.000 onubenses), la ingesta de pequeñas cantidades de gluten, de una manera continuada, puede causar trastornos importantes y nada deseables. “De ahí que llevar un control estricto de los alimentos sea indispensable”, explican a este diario Elisa Arazo y Carmelo Mariño, vocales ambos de. Asprocehu.

Carmelo y Elisa toman sus carritos en un supermercado de la ciudad y, antes de dirigirse al primer estante, Elisa se detiene en un letrero que, con llamativos colores, le invita a colocar su teléfono móvil sobre un código QR. El mismo le envía a un listado de productos que puede consumir una persona celíaca, una ayuda que, a buen seguro, le hará detenerse en menor tiempo en la lectura del etiquetado de cada uno de ellos, donde figura el distintivo 'sin gluten' o, en su defecto, donde aparece la presencia o no de trigo.

Elisa y Carmelo durante la compra. Elisa y Carmelo durante la compra.

Elisa y Carmelo durante la compra. / Rafa del Barrio

El primer estante está prohibido. Los panes y dulces hechos en el propio establecimiento no son opciones. Es fastidioso para Elisa porque pasa de pagar los, aproximadamente, 30 céntimos que cuesta una baguetina a los más de 1,50 euros que sale una de las baguetinas congeladas sin gluten. Esto supone que, a lo largo de la semana, “comprar pan en mi casa supere los 50 euros”, sostiene la vocal de Asprocehu. Notable es también la diferencia en el pan de molde, de 38 céntimos los 100 gramos; en el caso del pan tostado (81 céntimos entre un tipo y otro); o en el pan rallado (35 céntimos los 100 gramos).

Prosiguen con sus carritos por, precisamente, el estante de los congelados. Aquellos hechos con verduras no presentan problema alguno para los celíacos, a excepción de alguno que otro que pueda incorporar ingredientes con gluten, si bien cabe apuntar que los rebozados y fritos tampoco son posibilidades, por lo que quedan descartados de su alimentación.

A las personas con celiaquía, la ingesta de gluten puede causarles lesiones en el intestino delgado que pueden ser irreversibles. Además, provoca una mala absorción de los nutrientes que contienen los alimentos. Aunque el gran problema es que muchas personas que la padecen, no lo saben. Y muchas otras, tras ser diagnosticadas, se encuentran "perdidas, sin saber cómo afrontar lo que se les viene", explican desde Asprocehu.

Carmelo y Elisa, en la estantería de las legumbres. Carmelo y Elisa, en la estantería de las legumbres.

Carmelo y Elisa, en la estantería de las legumbres. / Rafa del Barrio

Tanto Carmelo como Elisa coinciden en que quieren comprar fiambre, pero las personas celíacas solo pueden adquirir aquel que está envasado, en tanto que “aquellos que se encuentran en los refrigerados pueden sufrir la denominada contaminación cruzada” o, lo que es lo mismo, la convivencia de productos con y sin gluten a distancias cortas, lo que imposibilita también su ingesta. Es el mismo caso de las especias, las cuáles también deben comprarse envasadas y no a granel.

La compra de desayuno y merienda para los niños es la siguiente tarea de la lista de la compra. Las opciones de galletas para celíacos son muy reducidas y ello no las exime de tener un coste muy elevado. Entre un tipo de galleta y otra la diferencia es superior a los 50 céntimos por cada 100 gramos, siendo algo más reducida en aquellas de chocolate. Tales diferencias son también evidentes en magdalenas, barritas de cereales y, sobre todo, en los productos navideños, caso en el que asciende a cerca de un euro los 100 gramos.

Una cesta de la compra con productos libres de gluten. Una cesta de la compra con productos libres de gluten.

Una cesta de la compra con productos libres de gluten. / Rafa del Barrio

Los celíacos, además, se convierten sus propios reposteros. El hecho de que, habitualmente, las tartas lleven gluten y de que, en el caso de que no, la diferencia de precios supere los 30 céntimos por cada 100 gramos, anima a Elisa “a preparar en casa mi propia tarta”.

La pasta, otro indispensable en cada despensa, contempla también precios desiguales, con 14 céntimos cada 100 gramos de diferencia. En términos muy similares se encuentra la harina de panificación y algo más reducida es la diferencia cuando se habla de masa para hojaldre o de harina de repostería.

Las bebidas no tienen gluten, a excepción de la cerveza. “Ahora hay muchos tipos de cerveza sin gluten”, explican, aunque la diferencia entre dos latas de marcas genéricas se eleva a casi 20 céntimos”.

Carmelo y Elisa conversan sobre los productos del supermercado. Carmelo y Elisa conversan sobre los productos del supermercado.

Carmelo y Elisa conversan sobre los productos del supermercado. / Rafa del Barrio

Esta disparidad de precios, aunque parezca ínfima al tratarse en algunos casos de céntimos, se traduce en que Elisa ha pagado unos 20 euros más que Carmelo, habiendo comprado los mismos productos, aunque sin gluten. “La única solución para no hacer frente a costes tan elevados es recibir ayudas desde el Gobierno para llenar la cesta de la compra”, las cuáles no existen por el momento, recuerdan.

Por último, desde Asprocehu subrayan que hay que “poner bien el ojo” en otros productos de uso habitual, véase los pintalabios y las pastas de dientes, “pues ambos pueden contener gluten”.

En lo que se refiere a aquellos productos denominados genéricos, es decir, sin gluten, aquellos que pueden consumirse independiente de la marca, figuran los aceites y grasas comestibles, los vinos, las bebidas sin alcohol (salvo los de máquinas expendedoras, infusiones a granel y cervezas), los productos frescos, el fiambre envasado, los huevos, los frutos secos, los lácteos (a excepción de los yogures y leches con cereales) o las legumbres (las lentejas genéricas no lo son).

Ante cualquier duda las personas de Huelva celíacas tienen dos canales de información, véase Asprocehu o la App FaceMovil, que permite escanear los QR de todos los alimentos y refleja sí son aptos para celíacos.

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