El centro de la ciudad, la mayor superficie comercial a cielo abierto
La peatonalización de las calles ha disparado la superficie del CCA hasta los 30.000 metros
El corazón de Huelva alberga el pasado, el presente y el futuro comercial de la ciudad a través de más de una treintena de calles que conforman la isla peatonal desde la Plaza del Punto hasta la calle Puerto y desde la Plaza de Las Monjas a la avenida de Italia. Un tejido empresarial que inició su transformación en 1.971, cuando llegaba la primera gran superficie comercial a Huelva, los almacenes Arcos, que supieron integrarse en un entramado de negocios de gran solera, como la papelería Mojarro (hoy en la calle Puerto) y Simón Vidosa (actualmente en José Nogales), así como confecciones San Remo y Raya, asentados en la Placeta, el gran corazón del comercio de la capital (de hecho, fue el primer emplazamiento para mesones, posadas y, más tarde, para hoteles como el Gran Hotel Madrid o el Hotel Granada), que fue avanzando para ofrecer una oferta empresarial en la que se daban la mano hosteleros, hoteleros y pequeños empresarios y comerciantes de todos los sectores.
Pero dos décadas después, llegó un gran competidor para el comercio tradicional: dos grandes superficies (Hipercor y Continente), que se ubicarían fuera de su radio, pero que, sin quererlo, transformarían el comercio de toda la vida y el centro de la ciudad a través de su cambio de imagen y la peatonalización de sus calles.
El temor a que los onubenses se desplazasen fuera del centro a realizar sus compras llevó a que en el año 90 una decena de pequeños empresarios decidiera fundar la asociación de comerciantes e industriales Calles del Centro. El objetivo no era otro que animar la zona tras la implantación de esas dos grandes superficies. "Se organizaban desfiles, ferias, actuaciones, que lograron impulsar la vida en el casco histórico", relata el presidente de esta asociación, Juan Miguel Caldentey. Y ese avance continuó hasta que en el año 96 se apostó por crear lo que ahora conocemos como el Centro Comercial Abierto, que suponía implantar en todo el entramado peatonal una imagen unificada de urbanismo comercial (una identidad corporativa, los mismos horarios, la misma rotulación, señalización propia, etc.). Dos años después, se presenta un estudio de viabilidad en el que se ponían de relieve las ventajas (estructura asociativa, experiencia del sector e implantación de franquicias de prestigio) y las desventajas (presencia de establecimientos obsoletos).
Entonces se hablaba de un mercado potencial de 360.000 personas y una media de visitas al año de 4,5 millones. "Nos pusimos manos a la obra y con la colaboración del Ayuntamiento y de la Junta iniciamos la transformación", explica Caldentey. Transformación que tomó de ejemplo la calle José Nogales, que desde 2001 se presentaba como la experiencia piloto del CCA de la capital. Hubo que esperar a abril de 2006 para ver que el proyecto era una realidad. Una realidad que avanzaba de forma paralela a la peatonalización del centro, que se retomó en 2002 en la calle Vázquez López para llegar hace unos días hasta los 30.000 metros con la calle Marina, que continuará por Miguel Redondo y San Francisco Siete años de trabajo con un presupuesto de más de 5,5 millones de euros. Cantidad a la que se suma la de 186.000 euros (cofinanciados entre el Ayuntamiento y la Junta) para la implantación del urbanismo comercial y el toldado de las calles, que sólo ha llegado a la calle José Nogales y Bocas. El problema, según los comerciantes, que de la mano de la peatonalización ha llegado la destrucción de una bolsa de aparcamientos que dificulta el acceso al área comercial. "Igual que un centro comercial cerrado cuenta con una superficie de aparcamientos en sus bajos, el CCA lo necesita en su entorno", denuncia Caldentey.
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