Huelva de ayer a hoy

Los cacharritos de la plaza de la Soledad

  • Tiempo de Navidad. Una fiesta siempre le ha dado la mano a otra, de Navidades a San Sebastián tras los Reyes Magos; este año comparten el mismo escenario en el barrio

La voladora en las fiestas de antaño de San Sebastián.

La voladora en las fiestas de antaño de San Sebastián. / Rodri Fotógrafos

La plaza de la Soledad con los cacharritos estas navidades. La plaza de la Soledad con los cacharritos estas navidades.

La plaza de la Soledad con los cacharritos estas navidades. / Eduardo Sugrañes

La plaza de la Soledad se ha convertido en estos días de fiesta como en un adelanto de las fiestas de San Sebastián, en la iniciativa del Ayuntamiento y la FOE.

Recuerdo como una de la fotos más entrañables de la fiesta de antaño de San Sebastián la que aparece la voladora y la noria.

Es una imagen del ayer que se reproduce estos días como si fuese un adelanto de las fiestas.

Me ha permitido volver a hojear como hago cada año por su fiesta mi libro de San Sebastián y su barrio, que con tanta alegría escribí al año siguiente de nacer mi hijo Jesús, en 1996, como agradecimiento por venir con un palmito bajo el brazo.

Ahora, sentado en uno de los bares de la plaza, en El Relío, me he sentido con la distancia como si estuviese en la taberna de Joseli o en la Jangarilla.

Este año las fiestas navideñas es como si se hubiesen mezclado las de San Sebastián como un adelanto de estas.

Es como una espera de que las fiestas vuelvan a renacer después de la pandemia y el próximo día 23 de enero el santo pueda pasear por las calles.

Sin duda que tenemos tantos deseos como aquel zapatero del barrio, que como comentaba Juan Gómez Hiraldo, en su pregón del santo en 1986, le decía a su compadre “asómese usted a ver si están poniendo los palos de la feria”. Deseoso estaba de tomarse un vaso de vino, porque le había hecho una promesa a San Sebastián de no beber hasta su fiesta.

Los cacharritos ahora en la plaza de la Soledad son como ese adelanto deseado de las fiestas del Patrón de Huelva.

Un santo al que se sacaba en procesión en tiempos de epidemias para que protegiera a la ciudad. Por eso estuvo su ermita donde hoy a la entrada a su calle, para proteger a Huelva, para no dejar penetrar los males que venían de fuera.

Sin embargo, San Sebastián en este tiempo de la pandemia de la Covid-19 no ha podido salir en procesión. Suspendida como tantas otras, su parroquia le dedicó una solemne novena para implorar su ayuda divina pidiendo por el fin de este tiempo tan incierto.

Estos días, con los niños en el tío vivo, en la colchoneta, esperamos como un vecino más del barrio que lleguen las fiestas patronales y que podamos celebrarlas.

Que vuelvan los puestos de palmitos, la carpa de los antiguos vecinos a la plaza de la Soledad y que esta pandemia acabe de una vez.

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