Huelva de ayer a hoy

Los cabezos, una relación de amor y peligro

  • El cabezo de la calle Aragón queda ahora desnudo ante nuestra mirada, arriba es la atalaya del castillo de la ciudad

El cabezo del castillo desde la calle Aragón.

El cabezo del castillo desde la calle Aragón. / Eduardo Sugrañes

Estos últimos días del verano, cuando caminaba desde la plaza de San Pedro a la de la Merced para los cultos de la Patrona de Huelva, la Virgen de la Cinta, mi sorpresa fue encontrarme el cabezo de la calle Aragón  desnudo, sin esa valla que era un peligro en potencia y más en esta arteria donde hay tristes recuerdos por un gran número de fallecidos.

E, igualmente, la supresión de esta ofrecía una visión inigualable del cabezo. Cabezos de tantas reivindicaciones en la ciudad y que aquí se tiene una oportunidad de disfrutar de la potencia del mismo. Un respiro entre tanta reivindicaciones no escuchadas.

Aspecto del cabezo en la calle Aragón sin el muro perimetral que le rodeaba. Aspecto del cabezo en la calle Aragón sin el muro perimetral que le rodeaba.

Aspecto del cabezo en la calle Aragón sin el muro perimetral que le rodeaba. / Eduardo Sugrañes

Los cabezos estuvieron siempre vinculados a la población onubense. En primer lugar porque ofrecían un punto alto para protegerse de las aguas del Odiel. Hay registros arqueológicos de tsunami en la misma plaza de la Soledad, en el solar aún pendiente de continuación de la investigación arqueológica.

Al mismo tiempo que suponía un lugar de defensa para desde puntos altos controlar los movimientos de barcos en la Ría. Este cabezo que llamamos de la calle Aragón porque su ladera se proyecta hacia esta calle, no es otro que el cabezo del castillo que se sitúa arriba, de tantísimo interés arqueológico.

Recuperar el castillo y el cabezo como parque público es una aspiración de la ciudad

El Ayuntamiento en la etapa del Partido Popular inició el proceso de expropiación de este cabezo, pero determinadas cuestiones  llevaron a que se paralizara todo. De un lado el propio proceso judicial abierto y, de otro, la crisis económica.

Así que hasta el momento nada se ha vuelto a hacer, ni se ha hablado de expropiación, solo la del Recreativo en esta etapa del equipo municipal del PSOE.

Maqueta para la recuperación del castillo arriba en el cabezo, en su orientación en la calle Aragón. Maqueta para la recuperación del castillo arriba en el cabezo, en su orientación en la calle Aragón.

Maqueta para la recuperación del castillo arriba en el cabezo, en su orientación en la calle Aragón. / Josué Correa

Hay muchas batallas abiertas por los cabezos, pero esta es una que no se debe olvidar. La ciudad sabe que tiene una relación de amor y peligro con los cabezos. Sin ir más lejos en esta calle Aragón murieron muchas personas por un desplome de la ladera del cabezo, el 12 de septiembre de 1956. La ciudad también ha ido sorteando los problemas que conllevaba vivir entre cabezos, algunas veces con más acierto que otros. Ahí están los desmontes del cabezo de Molino de Viento en la segunda mitad del siglo XIX, que sirvió para rellenar las marismas para las estaciones del ferrocarril. Lo mismo que más recientemente el del cabezo Colombo, el que otros llamaban del Pino, lo mismo que el que estaba un poco más arriba junto a la calle Fray Junípero Serra, dentro del proyecto de trasformación del barrio de San Sebastián.

El cabezo desde la calle Jacobo del Barco. El cabezo desde la calle Jacobo del Barco.

El cabezo desde la calle Jacobo del Barco. / Eduardo Sugrañes

En otras ocasiones las propuestas llevan a alicatar los cabezos, como dice mi buen amigo José Antonio Vieira, y aparece en el de la Horca lo que  otro buen amigo, Alfonso González, bautizó en estas páginas como la Pirámide de Keada (vamos del alcalde Juan Ceada), que para los eventos del 92 cubrió el cabezo con placas de puentes de autopistas. En los años setenta del siglo pasado la ladera del cabezo de la Esperanza se aterrazó y se cubrió con piedras de lajas.

Lo cierto es que la vida en la ciudad con los cabezos ha tenido también muchos inconvenientes, como eran los días de lluvias y las calles se cubrían de lodos que la hacían intransitable.

Hay otras actuaciones que compensan como es recuperar las laderas de El Conquero como pulmón verde y estancia para el disfrute de los onubenses.

Los cabezos necesitan de una actuación fruto de un gran estudio para su conservación y mantenimiento

Queda por ver la necesidad de mantenimiento de los cabezos, pues está muy bien que descubramos el de la calle Aragón, pero como otros necesitan de una actuación fruto de un gran estudio de conservación y mantenimiento de los cabezos, pues de lo contrario la propia erosión irá acabando con ellos y poniendo en peligro a la propia ciudad.

Ahí está también el cabezo de Mondaka que es una continuación de aquel, que ofrece su visión longitudinal con las laderas de El Conquero, porque todo es una continuidad de los cabezos. La mirada también está puesta en el de la Joya. 

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios