Black TV: el universo sombrío y magnético de Fernando Guil
Trinchera Sonora
La banda que lidera el músico onubense abre una nueva etapa más oscura, directa y visceral con ‘Disparo’ y ‘Magia negra’, adelantos de su próximo disco
Eiden: la fuerza de un sonido que no entiende de fronteras
Hay artistas que viven en estado de búsqueda permanente. Que nunca se conforman con repetir una fórmula, porque entienden la música como un laboratorio en continua ebullición. Fernando Guil es uno de ellos. Desde sus inicios en Huelva con proyectos de tan grato recuerdo como Cultura Probase, SonidoEx o Cultura Off, hasta su asentamiento en Burgos y la consolidación de Black TV, su trayectoria ha sido siempre la de un creador inconformista, obsesionado con darle forma a un lenguaje propio.
En Burgos encontró el territorio donde levantar su proyecto más personal hasta la fecha. Black TV nació hace ya varios años como un espacio creativo total, donde música e imagen se entrelazan con la misma fuerza. No se trata solo de canciones: se trata de un universo con un hilo narrativo, un discurso estético y una sonoridad inconfundible. Ese empeño en cuidar cada detalle se percibe tanto en el sonido de estudio como en los directos y en el material audiovisual que acompaña a cada lanzamiento.
En ese tiempo, Black TV ha ido publicando varios trabajos que le han permitido perfilar su identidad y hacerse un hueco en la escena alternativa. Álbumes y singles donde se intuye la huella de influencias que van del rock alternativo al stoner, pero siempre filtradas por el tamiz de Fernando. Sobre sus canciones planea el eco de bandas como Queens of the Stone Age o Nine Inch Nails, o incluso el legado más oscuro del grunge, pero desde luego que no queda en una imitación, ni mucho menos.
Su música no es un simple ejercicio de estilo, sino la construcción de un territorio propio donde la crudeza convive con la sugestión, y donde cada canción actúa como una puerta de entrada a un universo particular. Por eso, basta con escuchar unos segundos de Black TV para reconocer esa impronta personal que lo distingue.
Hace menos de una semana ha visto la luz Magia negra, segundo adelanto del que será su próximo disco. Un tema que resume a la perfección el espíritu de Black TV: un riff adictivo —potente, afilado, embriagador—, una atmósfera que envuelve y asfixia, y una voz que se abre paso entre las sombras con una intensidad magnética. Antes llegó Disparo, primer single de esta nueva etapa, con el que ya dejaron claro que el camino emprendido sería más directo, más oscuro y, al mismo tiempo, más envolvente.
La banda se presenta como una formación integrada por Alfonso Varona (bajo), Rodrigo Palacios (batería) y Jorge de Pedro (guitarra), aunque la brújula creativa siempre señala hacia Fernando Guil. Compositor, productor y responsable del concepto global, su impronta está en cada detalle del proyecto. Esa cohesión es, probablemente, lo que distingue a Black TV de tantas propuestas en las que se perciben fisuras o piezas intercambiables. Aquí todo responde a una visión artística clara, total y sin concesiones.
Tan importante como las canciones es la parte visual. Los videoclips de Black TV son pequeñas piezas de arte sombrío que refuerzan el magnetismo de su propuesta. Estética cuidada, imágenes con un punto perturbador y un envoltorio que multiplica el efecto de la música. Porque en el universo de Fernando Guil lo visual no es un adorno, sino un lenguaje más, inseparable de lo sonoro.
En directo, esa misma coherencia se convierte en energía bruta. Las canciones ganan músculo, se hacen más densas, más urgentes, y transmiten esa sensación de descarga eléctrica que solo logran las bandas con un sello propio. Black TV despliega sobre el escenario una intensidad que se contagia gracias al despliegue de una banda que conforma un engranaje sólido y preciso que refuerza la contundencia de su propuesta.
No es música para todos los públicos ni busca serlo. Y añadiría que ni falta que hace. Black TV no persigue la comodidad del oyente, sino la verdad. Canciones que interpelan y que arrastran a territorios donde la luz apenas se abre paso entre capas de distorsión. Pero ahí, en esa tensión entre lo sombrío y lo luminoso, es donde reside su magnetismo.
La trayectoria de Fernando Guil demuestra que lo suyo nunca fue la senda fácil. Tras dejar atrás una trayectoria de calado en reconocidas bandas en su Huelva natal, comenzó de cero en otra ciudad para levantar un proyecto nuevo y apostar todo a un concepto tan arriesgado como personal. Y lo ha hecho sin mirar atrás, con la determinación de quien concibe la música como un compromiso vital.
Con Disparo y Magia negra, apetitosos adelantos de su próximo álbum, Black TV no solo abre una nueva etapa en su camino: abre también una grieta por la que colarse en un universo sombrío y magnético del que cuesta escapar, pero en el que merece la pena perderse. Porque, en tiempos de uniformidad, Fernando Guil recuerda con este proyecto que la música sigue siendo un refugio de riesgo, de resistencia y de autenticidad.
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