El barro, a merced de sus manos

Huelva, Puerta del Atlántico organiza un taller de torno cerámico, en el que participan 15 personasl profesional Auxiliadora Mauriño fue la encargada de dirigir el taller con la ayuda de cinco alumnos suyos del Ciclo Superior de Cerámica Artística Escuela de Artes León Ortega.

Los participantes elaboraron pequeñas piezas, sólo la profesora y sus alumnos levantaron piezas grandes.
Carmen Ruiz Pérez / Huelva

18 de febrero 2010 - 01:00

Un torno, una pieza de barro, agua, dedos entrelazados... Son elementos que unidos pueden invitar a muchos a recordar una escena emblemática y romántica del cine americano correspondiente a la película Ghost. Para luchar contra el insomnio, Demi Moore empieza a trabajar con arcilla... Empieza a sonar Unchained melody, la canción de amor de Righteous Brothers. Patrick Swayze, en vaqueros y sin camiseta, llega y se coloca detrás de ella y comienza la clase de alfarería más sexy de todos los tiempos. Manos que se entrecruzan, dedos que se sumergen en la arcilla húmeda, besos en el cuello y.... ¡empiezan a saltar las chispas!

El barro en torno levanta pasiones, pero en el caso de la propuesta hecha por el Centro de Visitantes Huelva, Puerta del Atlántico, no va más allá de las estrictamente profesionales. Nada más lejos. Se trata de un taller de torno cerámico impartido por la profesora Auxiliadora Mauriño Pérez con la ayuda de cinco alumnos suyos del Ciclo Superior de Cerámica Artística de la Escuela de Artes León Ortega. Un total de quince personas de todas las edades participaron en dicho taller.

La clase, que duró unas cuatro horas, comenzó con una pequeña introducción teórica acerca de la técnica del torno. A continuación, los alumnos del centro capitalino hicieron una pequeña exhibición. "Los asistentes estaban muy atentos y realmente interesados en todo lo que les explicábamos -comenta la monitora-, dos de ellos tenían algunos conocimientos y práctica sobre esta manera de trabajar el barro, pero el resto no había tenido la oportunidad de probar con el torno y estaba deseoso de ponerse manos a la obra". El anhelado momento llegó y tras la demostración de los alumnos de León Ortega, el grupo de participantes se acomodó alrededor de los tornos habilitados en la sala y comenzó a practicar. Para ello, empleó herramientas propias de esta técnica como la tanza, la media luna, las esponjas, pero, especialmente, las manos.

Llevar a cabo sobre el barro los conocimientos teóricos no fue tarea fácil para los asistentes al taller. "Los alumnos pensaban que, tal y como veían en la tele, era fácil levantar una pieza en el torno pero eso no es así; es necesaria mucha práctica para llevar a cabo esa tarea y dedicarse a la profesión de alfarero", comenta Mauriño. Por ello, las obras realizadas por los participantes se limitaron a pequeñas piezas. Fueron la monitora y sus alumnos de León Ortega los únicos que tiraron del cilindro hacia arriba y elaboraron piezas mayores. Para Mauriño, "ha sido una experiencia muy gratificante por el interés mostrado por los participantes, y también porque mis alumnos quedaron encantados después de ponerse en contacto con personas de fuera del centro, a los que les explicaron las técnicas, les resolvieron dudas, etcétera".

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