El arte a través de la indeleble tinta del tatuaje
Tatuador
Toda su vida gira en torno al arte. Gustavo Álvarez Carpio considera el dibujo una forma de expresión de su personalidad, gustos y aspiraciones. Álvarez estudió delineación, "he dibujado siempre", una manifestación artística que ha intentado compaginar con otras formas de expresión. El mundo del tatuaje le ha atraído desde siempre. Realizó un curso de homologación oficial donde aprendió todo lo referente al tatuaje profesional, y desde hace dos años se dedica a ello, sin dejar de lado la pintura y el dibujo de láminas.
Estos dos años de experiencia los define como un proceso de aprendizaje, "estoy trabajando y aprendiendo, no se deja de aprender es como cualquier arte, hay que ir poco a poco". Indica que "el progreso ha sido estupendo".
Se trata de un profesión que le permite desarrollar su faceta creativa, todos los diseños que realiza en sus tatuajes son originales. A sus clientes les dibuja "algo personal", según la idea que estos le transmiten.
Una vez que ha terminado el dibujo se lo muestra y si le dan el visto bueno lo tatúa en aquella parte del cuerpo que le indiquen. El tamaño del tatuaje depende del diseño y del espacio que tenga para plasmarlo, puede tardar de media hora a sesiones de varios días. Ha hecho tatuajes en todas las partes del cuerpo menos en la cara. El de mayor tamaño, un ángel que tatuó en una espalda y que hizo en dos sesiones.
Asegura que se puede vivir de la profesión de tatuador, aunque depende del artista, "la gente se fija en el tatuaie y en su autor, en cómo trabaja". Subraya que es un trabajo "bonito", ya que "se conoce a mucha gente". Explica que cuando está realizando un tatuaje y lo termina "la sensación es maravillosa, estás haciendo algo que te gusta". Señala que cada artista tiene un estilo definido pero "tatuar tienes que tatuar muchas cosas". No obstante, cuando el diseño es propio "es perfecto, y más cuando el cliente se encuentra satisfecho con el trabajo".
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