Iglesia

Un agustino en la vicaría general de la diócesis de Huelva

  • Párroco de Aljaraque y vicario para la Celebración de la Fe desde 2014, dedica una importante labor a las cofradías

Emilio Rodríguez Claudio.

Emilio Rodríguez Claudio. / Alberto Domínguez

La llegada de un nuevo obispo lleva siempre consigo cambios que se hacen notar. Más allá de la impronta que el prelado quiera imprimir, lo cierto que es una forma casi obligada de empezar es moviendo a todos hacia las ilusiones que a una persona le lleva cuando le confían, en este caso, el ser pastor de la diócesis de Huelva. Esto ocurrió siempre en la corta lista de prelados onubenses.

La llegada de Santiago Gómez Sierra, que tomó posesión como sexto obispo el pasado mes de junio en medio de la pandemia no le ha restado al menos ilusión para caminar hacia el impuso que se le quiere dar a la devoción que es siempre signo de revitalización, pues como adelantó nada más ser nombrado por el papa Francisco, que no traía nada preconcebido, que la línea de trabajo no es otra que Jesucristo. Lo cual también sorprendió por aquello de que venía a integrarse en la diócesis y para ello utilizó palabras de San Juan Pablo II, el papa que visitó a esta diócesis y que estuvo en los aposentos de la que es hoy su casa en el Palacio del Conquero.

A poco menos de dos meses para que se cumpla el primer año en la sede onubense, Santiago Gómez Sierra sorprende esta semana a todos y lo hace para bien con la creación de las vicarías territoriales, como ya adelantó en entrevista concedida a Huelva Información y que publicamos el Domingo de Ramos, siguiendo esa ya ‘tradición’ iniciada con sus antecesores Ignacio Noguer Carmona y José Vilaplana Blasco.

Las vicarías territoriales es una forma distinta de organización a la que hasta ahora se ha seguido, aunque en otro momento de la vida diocesana también se desarrolló el trabajo de forma comarcalizada.

Emilio Rodríguez Claudio, vicario general. Emilio Rodríguez Claudio, vicario general.

Emilio Rodríguez Claudio, vicario general. / Huelva Informacion

De esta forma se pretende llegar a dar un mayor protagonismo a todas las zonas de la provincia que viene a coincidir con la diócesis. Ahora lo que se hace es unificar las vicarías por las distintas comarcas, realidades no solo geográficas sino económicas, sociales e, igualmente, religiosa.

Un tiempo dado para conocer la realidad de la diócesis y a quienes la pastorean. Así el obispo Santiago Gómez opta por nuevos vicarios con un perfil joven, que no por ello inexperto, puesto que todos los vicarios territoriales vienen desarrollando una importante labor desde hace años y, además, con una buena acogida por sus parroquianos.

Es una forma también de contagiar a todos de esa ilusión, de un nuevo aire que llega a la Iglesia y que es necesario a la hora de abrir una nueva etapa.

Sorprende, igualmente, y para bien la presencia de Emilio Rodríguez Claudio como vicario general de la diócesis. Nació en Ceuta en 1960, ordenado sacerdote en Madrid en 1984 y es licenciado en Pedagogía. Está en nuestra diócesis desde 1996.

Lo cierto es que todos pensaban, incluso el propio padre Emilio lo había manifestado a los más íntimos, que emprendería ahora un periodo de descanso después de tantos años como responsable en la vicaría episcopal, primero solo de la destinada a la Celebración de la Fe, en 2014, y también del área de apostolado seglar de la vicaría para el testimonio de la Fe, desde 2018.

Sin embargo ahí se le ve dispuesto a emprender un nuevo servicio a la diócesis y, además, en una nueva forma de trabajo al estar estructurada ahora en vicarías diferentes a las que venían existiendo hasta ahora.

Su carácter cercano y conciliador le lleva a un puesto clave en el organigrama

Emilio Rodríguez ha vivido muy de cerca el cambio en la sede onubense. Es el que estuvo acompañando en su despedida a José Vilaplana, junto al vicario general Francisco Echevarría, al que ahora sustituye, como así se le vio en la comparecencia a la prensa.

Igualmente estuvo cercano a todo lo referente a la llegada del nuevo prelado a su toma de posesión en la catedral de Huelva el pasado junio de 2020.

El padre Emilio es una persona que conoce bien el Obispado y al clero onubense, de perfil conciliador, cercano y amable. Claves fundamentales para arrancar esta nueva etapa.

Será, igualmente, esa persona que sepa integrar a todos en un clero que a nadie se le escapa que es de avanzada edad, por ello es muy acertado rejuvenecer los órganos de gobierno del propio Obispado cuando la experiencia de ellos en muchos ámbitos de la diócesis cuenta con resultados altamente gratificantes.Es una forma también de mostrar ante la sociedad que la Iglesia es joven, cimentada en una historia real de más de dos mil años de caminar.

Emilio Rodríguez pertenece a la comunidad de padres agustinos de Huelva que llegaron en 1996, en lo que ellos mismos llamaron su segundo encuentro con nuestra ciudad, pues en ella estuvieron desde 1901 a 1931. Ahora se encuentran en las parroquias de Aljaraque, Corrales y Bellavista y al cuidado pastoral de la capilla de Santa María del Portil en el término municipal de Punta Umbría, siendo el padre Emilio párroco moderador.

Estuvo muy presente en el cambio entre los obispos José Vilaplana y Santiago Gómez

Desde 1996 es el capellán de la Prisión Provincial de Huelva, donde realiza una de las labores que como el dice siempre les resulta de lo más gratificante, lamentando que ahora por la pandemia del Coronavirus pues no tengan esa relación diaria que mantenía con los internos. Quienes le conocen saben que es verdad, que está dedicado en cuerpo y alma en atención a los internos, en una labor que dice que es especialmente gratificante. Los agustinos pusieron en marcha en su día la casa de acogida para aquellos que tras salir del centro penitenciario, bien por permiso o tras haber cumplido con la sociedad, necesitan de que alguien les acoja.

Es el consiliario de la Delegación Diocesana de Manos Unidas, desde el año 1999.

Al mismo tiempo ha dedicado una importante labor a las cofradías desde su vicaría directamente vinculada con las asociaciones seglares. No solo como representante del obispo en el Consejo de Hermandades, sino que a través de la Delegación de Hermandades promovió las nuevas normas diocesanas y la reforma del estatuto marco promoviendo la renovación en las hermandades. Un campo de la Iglesia especialmente importante, en cuanto a que visualiza la presencia de esta en la realidad social y en la que hay que encauzarlas, naciendo desde su delegación propuestas como la formación en muy distintas facetas destinadas tanto a dirigentes cofrades como a los hermanos en general.

Emilio Rodríguez Claudio tiene ahora un nuevo cometido en el que lo que está claro es que no le va a faltar ilusión que para eso ya lo está trasmitiendo el propio obispo de Huelva tras estos meses en los que se le ve más suelto gracias a su cercanía con todos. Aparece por delante un camino alentador y lleno de esperanza para al Iglesia de Huelva.

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