Medicina

Esos actos generosos que llegan a los demás

  • La Fundación Ángel Muriel entrega la cuarta edición de su premio a una investigación sobre cáncer de mama

Hay en la Fundación Ángel Muriel y en los premios que concede cada año una doble ración de generosidad. Hay altruismo, entrega desinteresada por partida doble. De esas que, más que ejemplo, son motivo de reconciliación social, un rayo de esperanza que indica que este mundo sigue adelante creyendo en el futuro. Y las señales volvieron ayer a mostrarse en Huelva, en el acto de entrega de una cuarta edición que sabe a eternidad, asumido ya el beneficio de esta aportación que, sí, tiene doble dirección.

De un lado, la Fundación Ángel Muriel, que honra la memoria de un querido empresario onubense que se fue antes de tiempo. Su familia vio en esa despedida prematura una oportunidad de ayudar a quienes se ven en la misma situación que él atravesó. A ayudar de la mejor forma, a crear esta entidad y darle su razón de ser con unos premios que apoyan la investigación en el campo de la oncología médica: la mejor manera de ayudar al prójimo, a todos, cuantos más mejor.

De otro lado, los médicos, los investigadores, esos otros altruistas que sin recursos dedican su propio tiempo libre, el que restan a sus familias, para sacar adelante estudios con resultados que puedan aplicar a sus propios pacientes, los enfermos, a los que procuran una vida mejor. Vida.

Esos investigadores se personifican este año en una joven residente de quinto año de Oncología Médica en el hospital Juan Ramón Jiménez, Yeray Rodríguez Garcés. Suyo es el trabajo acreedor del IV Premio de Investigación Médica Oncológica Ángel Muriel: Valoración de la tasa de respuesta patológica completa tras neoadyuvancia en el cáncer de mama localmente avanzado en función del fenotipo tumoral en el hospital Juan Ramón Jiménez.

Detrás de título tan complejo para quien no tiene conocimientos médicos hay un estudio sobre uno de los tipos de cáncer de mama más extendidos y tratados en Huelva, que afecta a un 15% de las mujeres intervenidas, y a las que se procura una mayor eficacia del tratamiento posterior cotejando analíticas pre y post operatorias, en una de las metodologías que distingue el centro hospitalario onubense de la mayoría de los que trabajan con enfermos oncológicos en el resto del país.

"Al servicio de la población"

Lo dijo a título personal durante el acto, y fue muy claro, el doctor Juan Bayo, responsable del Servicio de Oncología del hospital onubense, asesor científico de la Fundación y miembro del jurado que ha concedido este premio: “Soy más partidario de que la investigación esté al servicio de la población, resolviendo problemas reales”, más allá de los estudios con fines esencialmente académicos.

Bayo contó al público reunido al mediodía de ayer en el Colegio Oficial de Médicos que en la actualidad trabajan en 15 ensayos clínicos y seis proyectos de investigación, simultaneando el trato diario a los pacientes con esa labor investigadora “no remunerada, los fines de semana, que requiere de mucho esfuerzo”.

Lo mejor, sin embargo, es el futuro que se hace ahora presente, con Yeray González como parte de él: “Tenemos relevo generacional”, anunció Juan Bayo. “Tenemos médicos jóvenes sobradamente preparados, investigando desde los primeros años de residencia, que nos aseguran que en 20 o 30 años cualquier familia que deba pasar por ahí va a estar en buenas manos”.

Otra joven doctora, Carolina de la Pinta Alonso, oncóloga del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, ganadora el año pasado del mismo premio, dotado con 6.000 euros y uno de los más prestigiosos ya del país en su clase, envió unas letras para informar de su importancia por facilitar la aplicación de su estudio entre los pacientes. Ya es una realidad. Seguro que Pepita Muriel, como presidenta de la Fundación y madre de Ángel Muriel, se fue ayer a casa con la satisfacción de que su entrega no tiene precio. Tampoco hay gratitud suficiente para reconocerla.

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