Yeyo y Ferramache están entre los 14 más buscados de España por la Guardia Civil
La Benemérita incluye a los narcos onubenses en su listado de los fugitivos reclamados
Comparten cartel con el terrorista De Juana Chaos o el asesino de Alcasser, Antonio Anglés

Huelva/Terroristas, ladrones, asesinos, narcos... La sección Buscados por la Justicia de la página web de la Guardia Civil incluye 14 nombres destacados de los prófugos más célebres de España. Entre ellos destacan los de dos hombres onubenses: José Manuel Canela Ferramache y Sergio Mora Yeyo, a los que se les sigue la pista por su relación con el tráfico de estupefacientes.
El primero de ellos es natural de Isla Cristina, aunque vivía y operaba en Ayamonte. Ferramache tiene 46 años. La Guardia civil considera que controlaba el tráfico de hachís de Marruecos a España en su ámbito de acción, la desembocadura del Guadiana.
En septiembre de 2010 se estrelló una avioneta en Marruecos. La indagaciones policiales dieron origen a la llamada operación Herradura. La nave era de Ferramache e iba a usarla para traerse la droga a Huelva. Medio año después, en marzo de 2011, otro siniestro aéreo acababa con la muerte de sus dos ocupantes, también en territorio marroquí. Los pilotos se estrellaron contra la hormigonera y el camión que habían usado para señalar la zona de aterrizaje.
La Guardia Civil, la Agencia Tributaria y la Policía Nacional pusieron el foco sobre el isleño, al que identificaron como el cabecilla de la organización. Las pesquisas llevaron a la interceptación de un alijo de 2,4 toneladas de hachís en Ayamonte, 80 fardos de droga que Ferramache había movilizado desde Marruecos a Huelva. Todo orquestado desde la cárcel portuguesa en la que se encontraba cumpliendo condena.
Canela se vio obligado a sentarse de nuevo en el banquillo de los acusados en mayo de 2013 por este asunto, cuando llevaba casi tres años disfrutando de los permisos penitenciarios del tercer grado. La Fiscalía de la Audiencia Nacional reclamó para él y para otros diez acusados una pena global de 107 años de prisión y 56 millones de euros en materia de sanciones.
Solo un mes más tarde, la sentencia –que tenía como ponente al actual ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska– determinó que Ferramache debía cumplir 12 años y siete meses de prisión y hacer frente a ocho millones de euros de multa por la autoría de delitos contra la salud pública de extrema gravedad (uso de embarcaciones y aeronaves) y de pertenencia a organización criminal, por ser el líder de la banda. Todo con la agravante de reincidencia.
Ahí fue cuando se esfumó, a principios de agosto de 2013, hace ya siete años. Dejó atrás un rosario de fincas que usaba como guarderías para la droga, almacenes donde siempre tenía dispuestas las narcolanchas con los motores más potentes y a sus pilotos de avionetas, expertos asalariados para introducir la droga por vía aérea. Sobre su paradero no hay ninguna pista, pese a que llegó a estar en el listado de los fugitivos más buscados por la Interpol.
El otro onubense huido de la justicia y destacado entre los 14 más buscados por la Guardia Civil a día de hoy es Sergio Mora Yeyo, prófugo desde octubre de 2017.
Entonces parecía un hombre rehabilitado. Disfrutaba en libertad del tercer grado penitenciario y había tomado las riendas de un conocido establecimiento hotelero de Huelva.
La Policía Nacional, la Guardia Civil y la Agencia Tributaria, sin embargo, llevaban dos años investigándolo a fondo bajo la dirección de la Audiencia Nacional. En cuanto supo que iba a ser apresado en el marco de la operación Siyen-Pastor, en la que cayeron 14 de sus colaboradores y se intervinieron 5.100 kilos de estupefaciente, puso pies en polvorosa.
La Benemérita destaca en la ficha de su web que el narco tiene 42 años y que se cree que realiza “desplazamientos en Marruecos y Portugal”. Además, todo apunta a que sigue en activo.
A mediados de marzo de 2019 el Instituto Armado desarticulaba una organización con base en el Campo de Gibraltar que operaba en Huelva, Sevilla, Cádiz y Málaga. Y esta, al parecer, tenía como colaborador a Yeyo. Aquel operativo acabó con la detención de una veintena de personas y más de seis toneladas de hachís intervenidas en alijos atajados en Isla Cristina, Algeciras y la desembocadura del Guadalquivir.
La primera condena que hizo entrar a Mora en prisión se produjo diez años antes de esta última pista sobre su actividad empresarial ilícita, allá por 2009: fue sentenciado a cuatro años de internamiento por traficar con 600 kilos de hachís.
Entonces tenía treinta y pocos años y era un gran piloto de embarcaciones. De hecho, estaba a punto de dar el salto a la Fórmula 1 del mar (Class-1), después de haber escalado hasta el primer puesto del Mundial de Class-3 en Abu Dhabi. Una gesta que no había conseguido nunca un deportista patrio.
Para su entrada por la puerta grande a la competición de elite, Sergio encargó a una empresa americana que le construyera la embarcación de sus sueños, a medida y diseñada por él mismo, hecha de fibra de carbono y con 14 metros de eslora. Era de la marca Outerlimits y tenía motores Mercury oficiales. La bautizó como La vida loca nº 10. Su equipo contaba con dos barcos de última generación, un camión de asistencia y transporte de las embarcaciones y un motorhome comprado al equipo Honda de la Fórmula Uno.
Finalmente, no pudo materializar sus ansias de triunfo deportivo. Y atesoró una ristra de investigaciones y condenas por, entre otros asuntos, sustraer la documentación de un sumario de narcotráfico de un juzgado de Moguer o por el blanqueo de capitales procedentes del tráfico de drogas. Se le llegaron a incautar hace un decenio propiedades y bienes valorados en más de diez millones de euros. Su paradero sigue siendo una incógnita, aunque en Huelva ha dejado a su familia.
El inventario de la Benemérita de Buscados por la Justicia solo incluye a una mujer, Sara Ginah Panitzke, reclamada por las autoridades británicas por la comisión de delitos económicos y financieros. El Instituto Armado detalla que puede encontrarse en Cataluña o Andorra y que se ha comprobado que se ha caracterizado en alguna ocasión para esquivar la acción policial.
También constan cinco miembros de la banda terrorista ETA: José Ignacio De Juana Chaos, Anartz Arambarri, Eneko Aguirresarobe, José Luis Eciolaza y Oier Eguidazu.
A otros cuatro se les busca por su implicación en homicidios y asesinatos, algunos de gran impacto social, como el de las niñas de Alcasser en los 90. Aquí se apunta a Antonio Anglés, del que se destaca que utiliza nombres alternativos como Francisco Partera, Rubén Darío Anglés, Enrique Anglés o Rubén Darío Romero. Además, se precisa que tiene tatuajes reconocibles en los brazos, como un esqueleto con guadaña en el derecho o la leyenda "Amor de madre" en el izquierdo, en cuyo antebrazo lleva grabada la imagen de una mujer china vestida con paraguas.
Los asesinos u homicidas que completan la lista son el marroquí Hitcham Douh, el senegalés Baba Ndiaye o el francés Larbi Kouki, “autor del atropello y homicidio de un guardia civil en acto de servicio ocurrido el 31 de octubre de 2010”.
El listado lo cierran un caco desconocido, autor de varios atracos en entidades bancarias del levante español, y el búlgaro Bozivoj Kosmakovy, “perteneciente a organización criminal dedicada al robo con fuerza y falsificación de documentos” y que utiliza los sobrenombres de Tarek y Joselito.
Para informar sobre el paradero de estos fugitivos, la Guardia Civil tiene operativos los teléfonos 616 498 701 y 915 142 891, así como la dirección de correo electrónico huidos@guardiacivil.org.
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