Vuelta al cole en el Sahara

Dos meses de alegría, de diversión y de convivencia entre familias de la provincia de Huelva y niños saharauis llegaron a su fin con la marcha de los 150 pequeños hacia su país de origen. Este año fueron un total de 40 los niños, que partieron hacia el aeropuerto desde la explanada del Foro Iberoamericano, a las 10:45 de ayer.

El programa Vacaciones en Paz lleva desde 1991 realizando este proyecto. Niños menores de 12 y de 14 años vienen cada verano a pasar sus vacaciones y a coger fuerzas para cuando vuelvan a las duras condiciones del desierto, escuela incluida.

El presidente de la Federación Provincial de Asociaciones Saharauis, Luis Cruz, señaló que "a pesar de la crisis no se ha notado una importante disminución en cuanto al número de acogida, sino que nuestra provincia se sitúa entre las menos afectadas" y resaltó "la labor imprescindible que estos onubenses hacen por los niños".

La salud de los más pequeños es el factor principal de llegada, por eso, a lo largo del periodo vacacional, las revisiones médicas son la primera actividad que realizan. Este año, son tres los niños que permanecerán durante más tiempo en nuestra provincia. Uno de ellos, en unos días, será intervenido quirúrgicamente del oído, mientras que los otros dos están a la espera de consulta médica, uno por problemas cardiacos y el otro por anomalías en un testículo. Ambos tienen previsto volar hacia Argelia el próximo 28 de agosto.

Una mochila y una gran caja, diferenciadas por pegatinas de colores según las distintas dairas de procedencia, de cada uno de los menores, repleta de alimentos, ropa de invierno, medicamentos, materiales escolares o regalos para sus familias conforman el equipaje de vuelta a sus campamentos de refugio en Tindouf.

La diputada provincial, Susana Rivas, afirmó que "más de la mitad de los 40.000 euros asignados al apoyo de los saharauis van destinados a mejorar las condiciones de los campamentos".

Victoria Romero Ruiz, coordinadora y miembro de la Asociación Sol de Esperanza de Huelva, es una de las monitoras que ha acompañado, en uno de los tres autobuses que partieron desde la provincia, a los niños hacia el aeropuerto de Málaga. Además de formar parte del equipo de la asociación es madre de acogida desde 2004. Para ella, esta experiencia es "muy grata y la convivencia se hace muy enriquecedora".

Jessica Burgos, a sus 27 años, cuenta con una larga experiencia con los pequeños saharauis, primero siendo hermana de acogida y desde hace cinco años siendo madre de acogida. Naziha es para ella su hija durante cinco veranos consecutivos y ya no podrá regresar el año que viene. La pequeña tiene problemas digestivos, de crecimiento y de corazón; pese a ello y según palabras de la joven "los padres biológicos no permiten que su hija permanezca durante más tiempo en España, aunque para Jessica está en juego la inocencia y la vida de Naziha".

Carmen Mojeda de 54 años, vecina de la localidad andevaleña de El Cerro, lleva 11 años acogiendo a tres generaciones de la misma familia, aunque para ella, "el primer niño es el que te marca". En palabras de Carmen, "el acoger a niños de una misma familia es algo muy positivo ya que puedes ayudar más". Las llamadas telefónicas y los viajes hacia los campamentos han creado un vínculo importante con la familia biológica de los pequeños y afirma que "mientras sus manos y sus pies respondan irá todos los años, pese a que allí la vida es dura y que el corazón tiene que ser fuerte".