Universidad

La Universidad rescata a Huelva

  • La puesta en marcha de la institución docente superior marcó el camino para la entrada de la sociedad onubense en el siglo XXI.

Lo que pasó hace 25 años en Huelva sería impensable que sucediera en estos días y no sólo en la capital onubense, sino en cualquier otro punto del país: el que toda una sociedad se movilizara y fuera a la huelga por reivindicar una Universidad. Ese es un tema que debe hacer reflexionar, sobre todo, en un años como éste de celebraciones: los 25 del famoso 3 de marzo de 1988 y los 20 de la creación de la Universidad de Huelva (UHU).

Sólo han pasado 25 años de esa imagen que aún sigue hipnotizando: la Plaza de las Monjas llena de manifestantes, que hace sentir orgullo de un logro colectivo y hay consenso de que se debe mantener como referente.

No fue, sin embargo, un camino de rosas. Ese 3 de marzo no surgió por generación espontánea; fue el fruto de mucha reivindicación en los despachos y, sobre todo, en la calle. Lo que está claro es que tras ese 3 de Marzo de 1988 -ya con mayúsculas por ser fecha conmemorativa- Huelva no sería igual y preparaba a la ciudad, y a la provincia, para recibir al siglo XXI, poniéndola en el mapa de la docencia y la investigación.

Sixto Romero y Antonio Redondo vivieron todo ese proceso, en las décadas de los 80 y 90, de manera muy directa. Además siguen vinculados con la Universidad de Huelva (UHU), en calidad de profesor y presidente de la Asociación de Antiguos Alumnos, respectivamente.

Los 80 fueron una década de ebullición y Huelva no se quedó fuera de la ola. Sixto Romero comenzó a dar clases en 1975 en el Politécnico y recuerda que la semilla universitaria germinó en Huelva con la presencia del Polo Químico. Estamos hablando entonces de 1969.

Tanto Romero como Redondo coinciden en que La Rábida es el núcleo donde surgió todo. Hasta 1993 año en que el BOJA, concretamente el 1 de julio, publicaba la creación de la Onubense, el enclave palermo será testigo de los primeros pasos universitarios. En ese proceso hay que mencionar el Colegio Universitario de La Rábida (CUR). "Se trataba de un centro bajo un patronato dirigido por la entonces Cajahuelva". Allí se imparte el primer ciclo de Empresariales y Economía y se añaden, posteriormente, Geografía e Historia. Se van agregando titulaciones siendo, precisamente, 1983 un año clave: el CUR deja el patronato de la caja de ahorros y se adscribe a la Universidad de Sevilla (US), pasando a ser un vicerrectorado del que Sixto Romero llegará a ser su titular.

Huelva expande su oferta docente y en esa década de los 80 ya cuenta con Enfermería, Geografía, Historia, Magisterio, Minas, Forestales, Agrícolas e Industriales, estas últimas como ingenierías técnicas. Buena parte de esas titulaciones están en el CUR con el techo de cristal del primer ciclo. Eso significa que en Huelva sólo se podían hacer diplomaturas. Para alcanzar la licenciatura e ir más allá había que desplazarse a Sevilla o a otras universidades, aunque, por razones obvias, lo habitual era irse hasta la capital hispalense.

Quien fuera vicerrector del Campus de La Rábida entre 1992 y 1993 apunta que el mundo universitario onubense movía ya a 8.500 alumnos que, en buena medida, acababan por marcharse a Sevilla y a otras ciudades en menor grado para terminar sus estudios. Esto suponía, por otro lado, que los desplazamientos de los profesores de la US fueran, en muchos casos, casi permanentes hasta La Rábida. De ahí surgió la expresión profesores-taxi, que definía a estos docentes, que se pasaban buena parte del curso yendo y viniendo.

Sixto Romero indica que, "como consecuencia del 3 de Marzo, en febrero de 1989 el CUR se convierte en la Facultad de Ciencias Sociales y Jurídicas, contándose con Empresariales, Geografía e Historia y Graduado Social; esta última dependía, curiosamente, de la Universidad de Granada.

Lo que ya se entiende como un proceso imparable encontrará aún algunos obstáculos en el camino. Para que Huelva disponga de Universidad propia ha de arrancar con tres facultades -de ahí el 3 de Marzo-, lo que no se conseguirá hasta 1990, cuando se crean las de Ciencias Sociales y Jurídicas, Humanidades y Educación . Es en 1992 cuando se inicia el proceso de segregación y se elabora el mapa departamental.

Antonio Redondo es, por su parte, presidente del Cadus, el consejo de alumnos de la Universidad de Sevilla, aunque realizará todos sus estudios en Huelva. Vive muy de primera mano una de las reivindicaciones más notorias en el camino hacia la UHU. Para eso hay que remontarse otra vez a 1988 y meses precedentes. Los alumnos pretenden que se incrementen las titulaciones en la Politécnica y Sevilla no da el visto bueno. Eso da lugar a manifestaciones. Los más activos serán los de Informática, que protagonizarán un encierro de varios meses en lo que ahora es el Campus de Cantero Cuadrado. Finalmente se consiguió.

Tanto Sixto Romero como Antonio Redondo desean que "ese espíritu de Universidad se siga manteniendo". De aquella época echan de menos las relaciones humanas, que eran más cálidas, y la supremacía del interés colectivo sobre el personal: "Era más difícil ver gente que quisiera aprovecharse de la Universidad".

Son conscientes de que la UHU debe ser cuidada y mimada por Huelva. Se van a vivir momentos en los que incluso se va a cuestionar la existencia de las universidades pequeñas. Para ellos, sin embargo, "Huelva tiene suficiente entidad como para mantener su Universidad" y que lo que habrá que pulir será el mapa de titulaciones, másteres incluidos, para garantizar un buen rendimiento del dinero invertido.

No sólo fue fruto del sentimiento de agravio

Ese sentimiento endémico de injusticia, de que a Huelva no se le da lo que realmente merece se plasmó ese 3 de Marzo de 1988. El agravio tuvo su protagonismo pero no fue el único ingrediente. Carlos Melero era delegado de Empresariales y fue quien leyó, en la Plaza de las Monjas, el manifiesto reivindicativo. Reconoce que tras esa fecha hubo un intenso y persistente trabajo de tres años previos en los que hubo reuniones, manifestaciones, encierros aunque, a partir de enero de 1988 las cosas se aceleraron. Junto a todo ello, se encontraba una causa justa y difícilmente rebatible.

¿Dónde, en todo esto, estaba la clase política? Pues, para Melero, con una actitud que ya no se prodiga en la actualidad: supo anteponer el interés general de un tema que competía a Huelva a las ambiciones de cada grupo o personales.

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