La UHU genera una población de 3.000 personas en busca de hospedaje

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Cerca de un tercio de los estudiantes de la Onubense tramitan antes de septiembre el lugar dónde van a establecer su alojamiento durante el curso

Un universitario es atendido en las oficinas del SACU en el Campus del Carmen.
Enrique Morán Huelva / E. Morán Huelva

04 de agosto 2015 - 01:00

Un buen número de jóvenes onubenses parte cada septiembre a estudiar a otros lugares del país. Sin embargo, hay una A-49 de doble sentido y son también bastantes los que eligen la Universidad de Huelva (UHU) para realizar sus estudios, bien sean de grado o de máster.

Residencias y pisos son el gran recurso para muchos chavales que llegan de otros lugares de la provincia y de fuera de ella. Solo una minoría, si las circunstancias así lo permiten, opta por vivir con algún familiar residente en la capital. Según las propias estimaciones de la UHU, un tercio de sus estudiantes proceden de fuera de la ciudad y de su entorno más cercano. Si en el pasado curso, la Onubense tuvo un total de 11.600 alumnos necesitarían alojamiento unos 3.800. La cifra sería algo menor considerando que hay estudiantes a los que les compensa el viaje de ida y vuelta diario desde sus localidades. En ningún caso, la cifra bajaría de 3.000, aunque muchos de ellos tienen el problema resuelto ya que, en caso de que elijan piso por ejemplo, suelen repetir.

Aunque en las facultades y muchas zonas de la ciudad son muy habituales los anuncios de oferta de alquiler de pisos para estudiantes, hay otras posibilidades. Una de ellas es la que ofrece el Servicio de Atención a la Comunidad Universitaria (SACU) de la Universidad de Huelva, que no deja de recibir visitas de jóvenes y familiares interesándose en estos días por solvemtar el asunto del alojamiento antes de septiembre.

Manuela Millán es una de las responsables del SACU y conoce de primera mano una de las principales problemáticas que afrontan los estudiantes que vienen de fuera de la capital y del entorno más próximo. El SACU cuenta con una oficina de alojamiento en el que se presta información. Con residencias como la San Pablo, tienen firmado un convenio-marco por el que se pueden conseguir mejores precios. Este tipo de oferta se completa con la Residencia 1 de Julio, el Albergue Juvenil y la residencia del Campus de La Rábida en la UNIA que suele estar copada por estudiantes latinoamericanos que vienen tanto a la propia UNIA como a la UHU para realizar posgrado.

Junto a ello, hay una base de datos que pretende dar respuesta al otro tipo de alojamiento: el piso compartido. En este sentido, el SACU no puede gestionar nada porque no es una agencia, aunque presenta ofertas que superan las 600. Se trata de una base de datos que se renueva dos veces al año y en la que el interesado puede ver qué se ofrece: zona, precio, aceptación o no de estudiantes Erasmus, número de compañeros... Actualmente esa base de datos cuenta con 680 ofertas de pisos y 148 demandas. El tema de los Erasmus -unos 600 cada curso- se suele gestionar aparte, aunque hay muchos caseros que sí especifican su aceptación de estos alumnos que vienen del extranjero, aunque con un perfil muy distinto a los que vienen a cursar unos estudios reglados.

Una de las ventajas que se encontrará un estudiante que viene a la UHU es que el alojamiento, tanto en residencia como en piso, le saldrá bastante más barato que en Sevilla o Madrid por poner ejemplos. En el último caso, y aunque depende bastante de la zona, sale entre 150 euros y 200 mensuales, "aunque es muy difícil que se llegue a los 200", puntualiza Millán. Lo que se pide en las ciudades mencionadas está muy por encima.

En lo que respecta a residencias, la que se llena fácilmente es 1 de Julio. Es pequeña, muy céntrica ybastante bien comunicada con el Campus del Carmen. Aquí sale por 530 euros mensuales todo incluido aunque hay otras opciones que el estudiante puede elegir. El Colegio Mayor San Pablo ofrece posibilidad de habitación individual o doble como 1 de Julio. Aquí el máximo sería 665 euros si bien hay tarifas más económicas a las que puede optar el estudiante. El Albergue Inturjoven presenta también una elevada gama de recursos. Van de 500 euros para abajo. La residencia de la UNIA -66 plazas en habitaciones dobles- cuesta 25 euros al día todo incluido.

Desde el SACU, en el que junto a Millán se encargan de esa labor de información Mariluz Capelo, Antonio Blanco y Emilio Vaca, se percibe el hecho de que los estudiantes que inician el grado son más proclives a elegir las residencias. En ello juegan un papel muy importante las familias que gestionan en buena medida, la elección del lugar en el que sus hijos van a pasar bastantes meses del año. En la mayoría de los casos es la primera ocasión en la que el joven rompe el cordón familiar. Lo habitual es que en la mayor parte de los casos, el estudiante acabe en un piso compartido, bien por motivos económicos, bien por razones de amistad que van surgiendo.

El SACU comenta que la zona más demandada es la de la Avenida de Andalucía, que, junto con el centro, es la zona más cara: unos 150 euros. Otra zona muy solicitada por los estudiantes es la de Los Rosales-Fuentepiña por obvia proximidad con El Carmen. Los precios aquí son más bajos. Una de las razones por las que la gente que empieza en un piso del centro y se desplaza a zonas más próximas al campus es el ahorro en el transporte.

Capítulo aparte merecen los estudiantes que tienen La Merced como lugar de referencia o La Rábida. En el primero de los casos, elegirán la zona centro o aledaña a la facultad. En el segundo, prima también el centro sobre todo si está cerca de la Estación de Damas e incluso Palos y Mazagón aunque en este último caso hay que disponer de vehículo propio.

Arrendatarios y caseros no piensan lo mismo

La estancia media de un estudiante en un piso compartido es de dos años, según comentó Manuela Millán del SACU. Lo más habitual, también, es que haya 3 o 4 estudiantes por piso, lo que se supone que contribuirá a reducir gastos, aunque se percibe que los precios no han subido en los últimos años. Las impresiones son muy diferentes si se pregunta a los caseros o a los inquilinos acerca de la experiencia del alquiler. Eufemia tiene un piso en Los Rosales y lleva 8 años alquilándolo a universitarios. Se queja de que no se cuidan las cosas y "que el piso solo me provoca problemas y quebraderos de cabeza". Tal es así que su principal interés es conseguir venderlo. Comenta que tanto ella como su marido "estamos quince días liados de arreglos después de que se marchen". El alquiler de este piso sí lo tienen declarado a Hacienda, lo que parece que no es lo habitual.

Begoña es una estudiante que vive en Isla Chica. Es un de un pueblo de Sevilla y le gusta esa zona porque está equidistante del Campus del Carmen y del centro. Su experiencia compartiendo piso es muy buena. En su caso son 5 estudiantes, aunque se trata de un doble piso. El precio que paga es de 125 euros, lo que, según lo consultado, es muy habitual. En cuanto a las relaciones con la casera, confiesa que "este año no ha habido problemas".

Lola es propietaria de un piso en Fuentepiña, una de las zonas más demandadas de la ciudad ya que permite un ahorro en el transporte a la hora de ir al Campus del Carmen. Lleva varios años alquilando a universitarios y señala que "la gente no se porta bien" de modo que llega a la conclusión de que "a veces no compensa". Sin embargo, la realidad es que hay mucha más oferta que demanda, al menos en lo que se ve en la base de datos del Servicio de Atención a la Comunidad Universitaria (SACU).

La gestión del alojamiento de los alumnos Erasmus va tomando un camino distinto desde el SACU, aunque lo cierto es que buena parte de las ofertas de la base de datos no rechaza que sean ellos quienes ocupan los pisos aunque de entrada, parece que ofrecen menos garantías.

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