El canal de Twitch de PSOELatina ofrecía hace sólo unos días un mitin callejero de Ángel Gabilondo en el madrileño barrio de Aluche. El video tiene apenas un puñado de visualizaciones. En este mismo espacio, en Twitch, la joven congresista demócrata de EEUU Alexandria Ocasio-Cortez consiguió reunir hasta 430.000 espectadores simultáneos jugando al viodeojuego Among Us mientras animaba al voto. La plataforma que reúne diariamente a 3 millones de espectadores podría ser la respuesta que los partidos andaban buscando para conectar con los jóvenes, pero para que funcione ha de seguir sus reglas y abandonar el clásico concepto jerárquico que impera en la política.

La comunicación política tiene que adaptarse a los tiempos y a los gustos del público. Un nuevo estilo y un lenguaje fresco es vital para conectar con los jóvenes. ¿Es un mitin callejero un formato atractivo para los jóvenes? La comunicación que ahora pretende ser directa, sin intermediación, ha de apoyarse en un gancho que genere el interés y la conexión con el público al que va dirigida. Y en Twitch, ese asidero es el videojuego.

Esta plataforma nació como canal para la retransmisión de videojuegos en directo. Poco a poco ha ido evolucionando y diversificando sus canales, hasta el punto de que la política ha visto en esta plataforma la oportunidad de comunicarse con un público más joven con un estilo más fresco y cercano. Algunas figuras públicas ya están usando este medio de comunicación para expresar su mensaje político y no son pocas ya las campañas electorales donde Twitch empieza a tener su espacio.

Para participar en Twitch o en cualquier red social, y no morir en el intento, lo primero es conocer su naturaleza y la del perfil del público que habita en ella. Concretamente esta red social está poblada de un público mayoritariamente joven, de entre 18 y 34 años, que desde su habitación ofrece o asiste a sesiones en directo. En ellas, un presentador, el streamer, retransmite durante horas partidas de videojuegos mientras charla de manera informal con sus espectadores o con otros colaboradores.

En España no está aún generalizada, si bien 1,5 millones de jóvenes utilizan Twitch, mayoritariamente en la franja comprendida entre los 18 y 24 años. La plataforma se convierte, con estas cifras, en un campo de batalla donde disputar el voto joven, un sector con el que los partidos políticos tienen dificultades para conectar.

La congresista demócrata Ocasio-Cortez es una de las asiduas a la plataforma.

Es la plataforma de moda entre unos jóvenes que pertenecen a una generación que nunca han llegado a usar Facebook y escasamente Twitter. En Twitch pasan una media de una hora y cuarenta minutos al día y se encuentran con sus referentes en un ambiente coloquial y distendido.

La interacción es la clave

La clave de esta plataforma es la importancia del chat y la interacción con la audiencia, algo que la televisión convencional no tiene. Lo más parecido son los programas que utilizan hashtag para interactuar con la audiencia, pero la interacción que permite Twitch se encuentra a años luz.

Hasta hace bien poco, estaba monopolizada por influencers y aficionados a los videojuegos, quienes creaban comunidad alrededor de lo que estaban transmitiendo en vivo, pero recientemente el mundo del periodismo y de la política se están haciendo un hueco. El periodista español Emilio Domenech, conocido como Nanísimo, ha sido uno de los primeros en abrirse una cuenta en Twitch, donde trata asuntos de actualidad prestando especial atención a la política norteamericana.

En este punto cabe preguntarse cómo Twitch ha pasado de la retransmisión en pijama a estar en el punto de mira de la política. En opinión del experto Ramón Ramón, “el atractivo de esta plataforma es que se puede llegar a un público joven, con ideas frescas, que pueden generar un cambio positivo en el mundo. Además, se genera un ámbito de comunicación constante entre el espectador y el streamer, lo cual crea las condiciones necesarias para que los jóvenes se involucren en la política”. Los espectadores interactúan constantemente con el streamer, creando una atmósfera de conexión. “Esa forma de actuar -asegura Ramón- refuerza el sentido de la comunidad entre ambos y abre un abanico de posibilidades para su uso en la política”.

Emilio Domenech saltó a la fama con sus intervenciones con motivo de las elecciones de Estados Unidos.

Ahora bien, el político está obligado, necesariamente, a introducirse en ese ambiente y e incorporarse a la lógica de la plataforma, adaptando el lenguaje comunicativo a las necesidades de los usuarios: “el mensaje que el político transmite por Twitch debe ser natural, no forzado; tiene que adaptarse al público joven, predispuesto a escuchar contenido formativo que sea llamativo y de impacto emocional. Y, sobre todo, el mensaje ha de ser útil para la ciudadanía, no para sí mismo”, recalca.

La naturalidad y cercanía, como la que expresa la congresista Alexandria Ocasio-Cortez, son claves para conectar con el público en esta red. Como señala el asesor político y experto en comunicación Antoni Gutiérrez-Rubí, en esta plataforma dominada por gente joven “se necesitan unos niveles de autenticidad y radicalidad que combinan mal con la impostura”. Y no todos los políticos pueden ofrecer esa naturalidad.

“A pesar de la extraordinaria penetración de internet y la cultura digital, en la sociedad española, sigue habiendo pocas acciones transformadoras de la política en las redes sociales. En Estados Unidos se entiende muchas veces que hay que empezar primero en el ámbito digital, pero en la política española lo digital se suele entender como un complemento casi siempre periférico”, analiza Gutiérrez-Rubí en Ethic.

Ciertamente en España tenemos pocas experiencias. Más Madrid ha aterrizado hace unos meses en esta plataforma y la ha incorporado a su estrategia de campaña para las elecciones madrileñas. La intención de esta formación es, además de ofrecer entrevistas y narrar situaciones concretas en municipios de la comunidad de Madrid, emitir plenos con otra perspectiva o incluso meetings políticos para aportar más profundidad.

En las pasadas elecciones catalanas, las juventudes de los partidos políticos también se decantaron por esta red, comentando series, jugando a videojuegos, analizando los debates y la evolución de la campaña electoral e incluso mostrando cómo se gestionaban los datos del escrutinio.

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