Huelva de ayer a hoy

Treinta años de un acontecimiento único, la coronación de la Virgen de la Cinta

  • Constituyó el acto central de los Congresos Marianos Internacionales, con la presencia del legado de San Juan Pablo II, el papa que se arrodilla al año siguiente ante nuestra Patrona

Momento d ela coronación por el cardenal Eduardo Martínez Somalo y el obispo Rafael González Moralejo.

Momento d ela coronación por el cardenal Eduardo Martínez Somalo y el obispo Rafael González Moralejo. / Manuel Blanco

Treinta años, media vida o toda una vida. La Hermandad de la Cinta celebra el aniversario de la coronación canónica de la Virgen de la Cinta. Para quienes lo vivieron significa un momento de recuerdos, de haber participado en el gran acontecimiento, el más esperado en la devoción cintera.

Hablar de la coronación canónica es mantener vivo aquel momento de la celebración en la avenida de Andalucía. Es recordar a quienes la vivieron con nosotros y ya no están. E, igualmente, es hablar de ella para que lo mismo que supuso un aliciente durante tantísimos años de espera, las nuevas generaciones de onubenses, de cinteros, puedan sentir lo que aquello significó entonces y significa hoy. Mantener vivo el espíritu de la coronación canónica que se debe de extender a lo largo de los años, con el mismo deseo de entonces por difundir la devoción a la Virgen de la Cinta.

Rosario de la aurora celebrado en los jardines en el 30 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Cinta. Rosario de la aurora celebrado en los jardines en el 30 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Cinta.

Rosario de la aurora celebrado en los jardines en el 30 Aniversario de la Coronación Canónica de la Virgen de la Cinta. / Eduardo Sugrañes

La coronación canónica el 26 de septiembre de 1992 no es un hecho aislado, ni una simple mirada a la Patrona de los onubenses. Su dimensión abraza las dos orillas del Atlántico, funde las almas y los deseos de los pueblos de España y de América. Ella, Estrella de la Evangelización, como se le nombró en los Congresos Mariano y Mariológicos Internacionales que se celebraron en nuestra ciudad.

Huelva se situó en el mundo en la efemérides colombina de 1992 y lo hizo de la mano de la diócesis, que se proyectaba en un acto que venía a demostrar que una de las benjaminas jurisdicciones religiosas de España se ponía al frente de un gran acontecimiento internacional. Su mayoría de edad.

La Huelva católica y toda la sociedad civil supieron unir esfuerzos, estar a la altura de un evento que le devolvía a nuestra provincia el protagonismo de 1492. El descubrimiento o el encuentro. El V Centenario de la Evangelización de América, desde lo que supuso de aportación, de lazos fraternales de cercanía y amistad; porque “donde abundo el pecado sobreabundó la gracia”.

Huelva se demostró así misma que sabía y podía promover con éxito grandes acontecimientos. Se superó a ella misma y dejó huella para el futuro.

Me gusta destacar la paciente espera de la Hermandad de la Cinta para que llegara el momento de la coronación canónica, desde el 27 de agosto de 1918. Es cuando la junta de gobierno, que preside el hermano mayor Francisco García Morales, acuerda adquirir las coronas de oro para la Virgen y el Niño. La lectura no es otra que con ello se plasma el deseo de la coronación canónica de la Virgen de la Cinta.

Era entonces tiempos de coronaciones. Sin embargo tuvieron que pasar 74 años, hasta el 26 de septiembre de 1992. Esos fueron años de vida intensa en la hermandad. A veces pensando en la coronación y otras, sencillamente, en fomentar el culto y la devoción a la Virgen de la Cinta, en el camino se iba fraguando todo lo necesario en ese crisol de sentimientos onubensistas.

El 2 de enero de 1920 García Morales informa en la junta del ofrecimiento de Manuel Siurot de hablar con el cardenal Almaraz para que se le concediese el título de pontificia. Esto del título de pontificia debe ser entendido en la consecución del reconocimiento canónico del patronazgo de la Virgen, pero igualmente el de Roma a esta devoción con su coronación canónica. En ese mismo año nombran al cardenal Almaraz arzobispo de Toledo, con lo que los contactos de Siurot se pierden. Sin embargo, todo sigue encauzándose con un mismo objetivo en unos nuevos estatutos que a primeros de octubre de 1922 firma el propio Manuel Siurot como hermano mayor.

Portada del libro Cinta Coronada de Eduardo Sugrañes, con la fotografía de la Virgen tras la coronación; como anécdota observese que al Niño se le impuso la coron al revés, con las perlas de la cruz hacia atrás. Portada del libro Cinta Coronada de Eduardo Sugrañes, con la fotografía de la Virgen tras la coronación; como anécdota observese que al Niño se le impuso la coron al revés, con las perlas de la cruz hacia atrás.

Portada del libro Cinta Coronada de Eduardo Sugrañes, con la fotografía de la Virgen tras la coronación; como anécdota observese que al Niño se le impuso la coron al revés, con las perlas de la cruz hacia atrás. / Foto M. Blanco/Dibujo F. Llonis

Continuarán las mejoras en la ermita y el fomento de la devoción. En 1940 se estrena el paso, la ‘Carabela de plata’ para la Virgen de la Cinta. Un proyecto en el que participa toda Huelva siendo hermano mayor Manuel de la Corte y coordinador Carlos Clares Cuñales, con la participación en la comisión del gobernador civil, Joaquín Miranda, y el alcalde de Huelva, Joaquín González Barba. Se puede ver aquí una nueva mirada hacia la coronación canónica, pues tampoco se podría hacer de cualquier forma. El paso es canon y elegancia.

Los deseos y esfuerzos de la hermandad se podrán encauzar con más efectividad tras la creación de la diócesis de Huelva en 1954. Se reforma el santuario con nueva fachada y espadaña; sin perder el encanto de lo íntimo tiene otra dimensión exterior. La Casa de la Virgen se renueva, en 1955. El mismo año en el que se bendice la Casa de Ejercicios en terrenos de la hermandad; más tarde, en 1963, llegarán las Madres Oblatas. Hay quienes dijeron en su momento que eran las piedras más preciosas para esa corona de la Virgen.

Con la nueva diócesis se renueva la junta de la hermandad y sigue el testigo como hermano mayor Francisco Vázquez Carrasco, en 1956. Retoma con vigor la petición de la coronación canónica, deseos que hará llegar en más de una ocasión a los prelados onubenses.

La ciudad da el primer paso adelante, siendo alcalde Antonio Segovia y teniente alcalde de cultos Juan Caballero y Lama, dos buenos cinteros. Entendían que había que nombrar a la Virgen de la Cinta alcaldesa perpetua. Se reafirma así el patronazgo popular, la entrega de vara de alcaldesa y la Medalla de Oro de la Ciudad.

Al año siguiente, el 26 de julio, en la bendición del altar de la Virgen de la Cinta en la parroquia de San Roque de Sevilla por el obispo Cantero Cuadrado, Antonio Segovia se lanza y pide públicamente la coronación canónica.

Lo cierto es que Pedro Cantero estaba centrado en la construcción material y espiritual de la diócesis… todo necesitaba de su tiempo. Le llega el momento de su marcha en 1964 aunque consigue la bula del patronazgo canónico que firma San Pablo VI y deja como ofrenda a la Virgen de la Cinta. Se abre las puertas para la coronación, todo parece más cerca pero habrá que seguir esperando. Las letras llegadas de Roma intensifican los deseos latentes y en 1977 se enriquecen las coronas, se hace nueva ráfaga de oro. Igualmente se actúa sobre el paso en su mejora.

Un nuevo hermano mayor, Julio Buendía González, toma el testigo de la coronación canónica en 1986; cada vez resulta más alcanzable, se va pensando en los actos de 1992 y se ve que sería la fecha. En el Obispado también se piensa en ese acontecimiento y la junta de gobierno de la Hermandad de la Cinta aprueba, el 15 de septiembre de 1987, proceder a solicitar la coronación canónica. Se incrementan las gestiones y contactos.

Hay algo muy importante en este tiempo, como es la vuelta al culto de la primitiva imagen mural de la Virgen de la Cinta, en 1989, oculta por una réplica tras el destrozo sufrido en la Guerra Civil. Se cierran heridas cuando incluso nadie hablaba de Memoria Histórica. La Virgen Chiquita también se someterá, en 1991, a un proceso de restauración pensando en su coronación canónica.

El 6 de septiembre de 1990 los hermanos son convocados a un cabildo general en el que por aclamación refrendan la petición de coronación canónica.

Juan Mairena Valdayo muestra en el Ayuntamiento la bula de la coronación canónica. Juan Mairena Valdayo muestra en el Ayuntamiento la bula de la coronación canónica.

Juan Mairena Valdayo muestra en el Ayuntamiento la bula de la coronación canónica. / HUELVA INFORMACION

El 26 de septiembre de 1992 por bula de San Juan Pablo II es coronada la Virgen de la Cinta en su nombre por el cardenal legado Eduardo Martínez Somalo, acompañado por el obispo Rafael González Moralejo.

La Virgen de la Cinta volvió a recibir el refrendo del afecto de Huelva con la imposición de la Medalla de Oro de la Ciudad, que le impuso el alcalde Juan Ceada.

Un acontecimiento que tiene lugar tras una intensa preparación, de una peregrinación por los templos de la ciudad, incluso llegando al centro penitenciario. Una novena extraordinaria con la participación de obispos y arzobispos. Antesala de los Congresos Internacionales Mariano y Mariológico. Tiene lugar en uno de los acontecimientos de mayor participación de onubenses, en la avenida de Andalucía, en la nueva Huelva que mira al futuro. Las cifras de entonces eran de una asistencia de 40.000 persona. Además del cardenal legado, acudieron 17 arzobispos y obispos, junto a más de 250 sacerdotes; nunca antes celebró una ceremonia de estas características para una coronación canónica.

La imagen de la coronación canónica de la Virgen de la Cinta era única, Huelva volcada en la celebración.

La Virgen de la Cinta llegando al altar de la coronación en el bulevar de la avenida de Andalucía, rodeada por miles de personas. La Virgen de la Cinta llegando al altar de la coronación en el bulevar de la avenida de Andalucía, rodeada por miles de personas.

La Virgen de la Cinta llegando al altar de la coronación en el bulevar de la avenida de Andalucía, rodeada por miles de personas. / HUELVA INFORMACION

La Hermandad de la Cinta nos ha dado la oportunidad de rememorar  con nuestras vivencias aquel 26 de septiembre de 1992, lo ha hecho en la inauguración de las sesiones formativas en la sala capitular Manuel Siurot. Aquí pude compartir vivencias con Manuel Jesús Carrasco Terriza, entonces secretario canciller del Obispado; Manuel Gómez Beltrán, mayordomo de la Virgen de la Cinta; y servidor que, desde la comisión de prensa del Obispado y el trabajo en Huelva Información, pude escribir la crónica de aquellos acontecimientos y dejarla además impresa en varias publicaciones.

Brotaron recuerdos de lo vivido y con quienes lo vivimos, con un mención especial al obispo Rafael González Moralejo, de estrechos lazos con San Juan Pablo II, su amigo de bancada en el Concilio Vaticano II, que consiguió ese compromiso de la visita de Su Santidad, quien se arrodilló al año siguiente ante la Virgen de la Cinta. Igualmente para Juan Mairena Valdayo, al que mandamos un saludo, y volvemos a reconocer su entrega y cómo supo movilizar a todos, para que cada uno se sintiera en su sitio y viviera en armonía estos acontecimientos.

En la hermandad, muchos recuerdos, de quienes ya gozan de la presencia de la Virgen de la Cinta en el cielo de El Conquero eterno.

Un momento del rosario de la aurora celebrado en la mañana del sábado, junto al cinerario. Un momento del rosario de la aurora celebrado en la mañana del sábado, junto al cinerario.

Un momento del rosario de la aurora celebrado en la mañana del sábado, junto al cinerario. / Eduardo Sugrañes

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