Foro Gerardo Rojas

Trasladar la realidad a la población, el reto de empresas e instituciones

Antonio Lozano durante su exposición en el Foro Gerardo Rojas

Antonio Lozano durante su exposición en el Foro Gerardo Rojas

Los hechos y percepción de los mismos. A veces, sea por el mecanismo que sea, la realidad no tiene nada que hacer contra lo que uno cree que es la realidad. Por ejemplo, en Villanueva del Arzobispo, en Jaén, no tenían ni idea de que respiraban cada día aire contaminado. Allí no hay industria química ni nada que se le parezca, pero sí chimeneas, calderas particulares, que se prenden con biomasa y que provocan unos niveles elevadísimos de partículas PM10 y benzopireno. La Red de Vigilancia de la Junta en la zona lo detectó y ha tenido que elaborarse un plan de calidad ambiental para intentar que la localidad deje de tener la peor calidad del aire de España e incluso ha sido objeto (igual que Madrid y Barcelona) de un expediente sancionador de la Unión Europea por superar los niveles máximos permitidos. Los 8.500 habitantes de este pueblo jiennense estaban respirando aire contaminado como si nada, sin tener la más remota idea de que lo hacían. Ahora se manifiestan y exigen soluciones. Hechos y percepción de los hechos.

Algo parecido, pero al revés, pasa en Huelva. Confesaba Antonio Lozano que está “convencido de que es necesaria una campaña de concienciación” porque “es verdad que los hechos están ahí” y deben llegarles los ciudadanos. Era su respuesta al planteamiento que el director general de la Cámara de Comercio de Huelva, Arsenio Martínez, puso sobre la mesa en el Foro Gerardo Rojas cuando manifestó su preocupación porque “una de los pilares básicos” de la economía provincial, la industria, “no vea correspondido el esfuerzo” ni los datos reales en el control de emisiones con la percepción de los ciudadanos.

En la misma línea plantearon casi todos los asistentes al coloquio (pocos debido a las restricciones sanitarias) algunas de sus preguntas y reflexiones. Manuel Andrés González, presidente del PP provincial, se refirió al “temor al Polo” que existe entre muchos ciudadanos, que “le atribuimos una serie de cuestiones relacionadas con la contaminación del aire que en realidad no son atribuibles a ellos”. González cree que los políticos deben “contribuir a acabar con esta imagen negativa”. Eso mismo pidió la secretaria general de la FOE, María Teresa García Gómez, que expresó la “gran preocupación de los empresarios por este miedo infundado” que “repercute directamente en la economía de la provincia”. Por eso, García Gómez pidió que “se diga claramente desde la administración para que podamos romper el mito de que Huelva es una ciudad contaminada”. Por su parte, el director de la Fundación Atlantic Copper, Antonio de la Vega, se refirió a la claridad con la que los datos ofrecidos por el jefe del Área de Control Ambiental de la Agencia de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía. “Esto son datos, no opiniones”, aclaraba al tiempo que recordaba que, sin embargo, “la política se mueve en el mundo de las emociones más que en el de las cifras”. Por eso, De la Vega cree que “es muy importante no solo la transparencia de esos datos, que están ahí, sino que todos seamos proactivos a la hora de trasladarlos y transmitirlos a la población”. Teresa Millán, de Cepsa, pidió en esta línea un “plan de acción de las instituciones para transmitir esa realidad de los datos” y un mayor “esfuerzo por hacer llegar la información veraz a la gente”.

¿Por qué, entonces, existe esa percepción? Antonio Lozano se refirió a un elemento que suele llevar a confusión, y es que en muchos casos se utilizan como referencia para hablar de contaminación los valores guía de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que realmente son “unos valores hipotéticos que desde luego Huelva no cumple”, como tampoco lo hace ni el mismísimo Parque de Doñana. “Si nos quedamos solo con esa referencia, ni Huelva ni prácticamente ninguna población estaría por debajo”. Otra confusión habitual es la referida a la llamada ‘peste química’. Juan Manuel Quilón, presidente del sindicato Csif en Huelva, preguntó si en qué medida es la responsable de esa “sensación”. Lozano dejó claro que “el olfato no sirve para medir la contaminación”, y que en muchas ocasiones “lo que se está oliendo es otra cosa”. La aclaración no es gratuita: tras algunos episodios de ‘peste química’, la Agencia de Medio Ambiente y el 112 establecieron un protocolo que permitiera ligar las llamadas de consulta de la población al respecto con la situación medioambiental en ese momento. La conclusión es que “no coincidían. Los problemas de olores no se corresponden con ningún incremento de los valores de los contaminantes”.

Manuel F. Gómez, teniente alcalde de Urbanismo, Medio Ambiente y Transición Ecológica del Ayuntamiento de Huelva, calificó como “un triunfo de todos, sobre todo de la industria” la actual situación de la calidad del aire en la ciudad, aunque mostró su preocupación sobre el papel del ozono y de qué forma pueden tomarse medidas para su reducción. El problema, aclaró Antonio Lozano, es “el ozono es muy complejo en sí” ya que su presencia en el aire depende de numerosos factores que aún se desconocen. Incluso en ocasiones las medidas concretas para reducir los efectos del tráfico no repercuten en este contaminante. Aún así, se están estudiando políticas que “a muy largo plazo” permitan atajar el problema”. Más fácil parece la puesta en marcha de nuevos modelos que permitan “anticiparse” a los episodios de contaminación, como pidió Rocío López, jefa de la División de Medio Ambiente del Puerto de Huelva, que aludió a su importancia especialmente en un entorno natural como el que rodea la zona industrial de Huelva.

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