Tareas de refuerzo escolar con los pequeños de Sémé
El poblado fronterizo es centro de la explotación infantil para el tráfico ilegal de combustible
Las dos voluntarias del Área de Cooperación de la Diputación de Huelva han comenzado hace unos días las tareas de refuerzo escolar en el poblado beninés de Sémé con los niños del mercado, para lo que se han desplazado a este punto de la frontera con Nigeria, cuya playa es considerada centro neurálgico de explotación de menores para el tráfico ilegal de combustible.
Concretamente, en la barraca del poblado de Sémé, con sólo dos meses de su puesta en marcha, las voluntarias onubenses se reunieron con los educadores para conocer la metodología que siguen para alfabetizar a los 50 niños y niñas que, de media, frecuentan este centro abierto. A continuación impartieron clases de apoyo relativas a la alfabetización y a las operaciones matemáticas y propusieron distintos talleres lúdicos.
La jornada concluyó con un recorrido por las calles del mercado en el que muchos menores son objeto de explotación de adultos nigerianos.
Para ello, los educadores condujeron a Mónica Martínez y Carmen Galán a la playa de Sémé para comprobar los trabajos a los que son sometidos los menores del mercado.
Allí, frontera con la playa nigeriana, pudieron comprobar el paso ilegal de las embarcaciones procedentes de Nigeria llenas de combustible para traficar con éste en el mercado de Benín a través de los menores de Sémé.
Los educadores explicaron a las dos onubenses cómo los niños depositan bidones vacíos y los llevan hasta los barcos en alta mar para luego rellenarlos y venderlos en el mercado. De hecho, Sémé cuenta con un elevado índice de explotación de mano de obra infantil que las familias de los menores, incluso, aceptan por contribuir al sustento familiar.
La barraca de Sémé es el último recurso que los misioneros salesianos han puesto en marcha este año en los alrededores de la capital de Benín, Porto-Novo. Las barracas son medios abiertos e instalados en los mercados que conforman uno de las primeras fases de acogida del proyecto Don Bosco.
En ellas, los educadores de calle del territorio ofrecen atención social y psicológica diaria a unos 200 de niños explotados o abandonados que deambulan por los mercados de las localidades de Porto-Novo, Cotonou o Sémé.
Este equipo de profesionales presta a los menores una alternativa a la explotación o al abandono con actividades formativas y lúdicas, en tanto, se conocen y se trabajan las circunstancias familiares o del menor con el fin de encontrar su bienestar.
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