Un día como hoy de hace 12 años, comenzaban las obras de un importante proyecto de playa fluvial en Sanlúcar del Guadiana, Huelva.

Este se incluía dentro del Plan de Dinamización Turística de la Mancomunidad de Beturia, con una inversión de cinco millones en siete municipios, y con actuaciones que tenían el objetivo de configurar un producto turístico "homogéneo, diferenciado y competitivo". Este estaba ligado al curso del río Guadiana a su paso por la provincia onubense, según anunciaba el consejero de Turismo andaluz en 2011, Luciano Alonso.

Tanto el alcalde, José Manuel Ponce, como los 450 vecinos que vivían en el pueblo hace 12 años se mostraban entusiasmados con su ejecución, ya que esperaban que aumentara el impacto turístico y la imagen de un pueblo que se había colocado en el ranking de los más bellos de la comunidad autónoma años atrás. El proyecto llegaba cargado de optimismo a un pueblo que había vivido muchos años de la agricultura de secano y la ganadería y que ahora miraba al futuro turístico como revulsivo económico.

Fue la Consejería de Turismo, Comercio y Deporte de la Junta de Andalucía la que financió un 60% de los 300.000 euros que costaba la playa. El Ayuntamiento y la Diputación Provincial completaron el 40% restante.

Según Ponce, el proyecto incluía "acceso directo desde el pueblo al río solo para peatones, seguridad para los bañistas con señalización de zona de baño en el río e incluso casetas de madera de alquiler para ofrecer elementos de deportes náuticos".

Así se presentaba la noticia de la playa fluvial de Sanlúcar en 2011.

Se esperaba que el reclamo de la playa fuera el empujón económico para la localidad, aunque el flujo de visitantes era constante durante todo el año ya en ese momento. Muchos de ellos llegaban en sus embarcaciones aprovechando la navegación tranquila y el entorno natural por el cauce del río, conducidos a un pequeño puerto deportivo, "una singular estampa si tenemos en cuenta que este pueblo se enclava en el Andévalo fronterizo", comentaba el alcalde. Además, aprovechaba para recordar que muchos años antes los niños se bañaban "en el estero de un barranco", justo donde se estaba construyendo en ese momento la playa fluvial.

Uno de los atractivos turísticos que siempre ha sorprendido a los turistas que llegan a Sanlúcar es su cercanía con la localidad portuguesa de Alcoutím. Solamente el cauce del río las separa. Por ello, y para que los turistas llegaran en coche se instauró en 2009 un servicio de barco-taxi que llevaba en menos de 5 minutos de España a Portugal. "Si un día estás de fiesta en uno de los dos pueblos no hay problema, avisas a Luis y te cruza, aunque sea más de la media noche", aseguraba en 2011 el primer edil. 

Además, el promotor británico David Jarman presentó ese año la idea de crear una tirolina que partiera de la fortaleza de San Marcos y terminara en la cala de Alcoutím. El promotor calculaba que el proyecto necesitaría una inversión de 250.000 euros. Por otra parte, la Asociación Transfronteriza ATAS, que unía Sanlúcar y Alcoutím, presentó un proyecto de teleférico que supondría una inversión de dos millones de euros, que podría obtenerse en parte de la Unión Europea. En 2011 el proyecto contemplaba la instalación de cabinas con capacidad para ocho pasajeros en cada una. La opción que barajaban los promotores era situar la línea colgante entre los castillos fronterizos.