Primer domingo de Cuaresma y con una meteorología favorable el ambiente cofrade empezó a brillar y a rememorar lo que será la plaza de San Pedro es las cada vez más cercanas jornadas de procesiones. Ese fue el lugar donde la Hermandad de Pasión organizó su III Certamen de Marchas Procesionales Madreana. Fue una edición más de un acto en el que lo artístico, lo devocional y lo benéfico se juntan en una iniciativa surgida del grupo joven de la hermandad de Martes Santo. El carácter benéfico vino por la invitación de los convocantes a que los asistentes aportaran alimentos no perecederos que serán, posteriormente, distribuidos entre diversas organizaciones caritativas de la ciudad.

Desde el punto de vista estrictamente musical fueron cinco las agrupaciones convocadas para la ocasión: la Banda de Cornetas y Tambores del Cristo de la Expiración, la Agrupación Musical Cristo de la Buena Muerte, de Ayamonte; la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús Nazareno, de Zalamea; la Banda de Cornetas y Tambores Nuestro Padre Jesús de los Remedios, de Castilleja de la Cuesta (Sevilla) y la Banda de Cornetas y Tambores Jesús del Gran Poder, de Coria del Río (Sevilla). Todo ello era un programa lo suficientemente atractivo para que se diera cita un buen número de personas al mediodía de ayer en tan señero lugar del Barrio Alto.

Mención especial hay que hacer a la presencia de la agrupación ayamontina por el hecho de que, por vez primera, quedará incluida en el cortejo procesional de Pasión del próximo Martes Santo. Fue, para ella, la presentación ante el mundo cofrade onubense de cara a tan importante cita en la que tendrá la oportunidad de recorrer las calles del centro de la ciudad.

El concierto puso punto final a un fin de semana en el que Pasión celebró también un acto meramente devocional y que ocupó toda la jornada del sábado. Se trató del besamanos del que fue protagonista Nuestro Padre Jesús de la Pasión que fue expuesto con su túnica blanca en la nave central de la parroquia mayor mirando hacia el altar mayor. Fue un día en el que los hermanos, y fieles en general, desfilaron casi incesantemente para mostrarle sus respectos.