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Saltés, 'laboratorio' de la evolución del Suroeste

  • Un equipo encabezado por la Universidad de Huelva evidencia la rápida formación de la barra de la Cascajera que favoreció el asentamiento romano

La Cascajera es una de las barras arenosas que forman el interior de la Isla Saltés, ubicada en el estuario del Tinto y el Odiel. Sin embargo, es una de las menos estudiadas, hasta ahora. Un estudio multidisciplinar dirigido desde la Universidad de Huelva (UHU) y en el que han trabajado investigadores de las universidades de Sevilla, Chile, Lisboa y el Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana, en Atapuerca, destaca que la "rápida formación de esta barra arenosa responde, en su fase final, a una intensa secuencia de tormentas durante 150 años, lo que facilitó su emersión, consolidación y que se pudiera establecer un asentamiento romano más o menos permanente en ella".

Esta pauta se puede extender al resto de barreras arenosas de la Isla Saltés. Así pues, una vez que las distintas barras iban emergiendo y estabilizándose de Norte a Sur fueron ocupadas por asentamientos cada vez más recientes, en este mismo sentido. De esta forma, se explica la existencia de un primer asentamiento en Isla Saltés anterior a la presencia romana, "de hace unos 2.500 años", en una barra situada al norte de La Cascajera, según describe el investigador Luis Miguel Cáceres junto al grupo interdisciplinar de investigación que publicarán el artículo este mes de diciembre en la revista Marine Geology.

"Hasta hace unos 4.000 años, el estuario del Tinto y el Odiel estaba ocupado por agua. No había islas ni apenas marismas. Las diversas formaciones arenosas fueron emergiendo y a medida que se estabilizaban fueron ocupadas por el ser humano. Forma parte de la propia colonización ya que son puntos clave para que los distintos asentamientos aprovechen el espacio para su desarrollo por su cercanía al mar. Tenían, por así decirlo, el abastecimiento a la mano", aseguró el investigador principal Luis Miguel Cáceres.

Según Cáceres, la Cascajera emergió y se consolidó como resultado de una intensa actividad tormentosa, que se produjo durante 150 años, entre finales de siglo I a.C. y el siglo I d.C. Esto explica el hallazgo de restos de una industria pesquera -salazones- en tiempos del imperio romano (siglo V d.C.), unos 250 años después de su estabilización natural.

Precisamente, el estudio de las características morfo-sedimentarias de estos afloramientos se ha utilizado para desarrollar un modelo que explique la compleja evolución de las barreras de arena en éste y otros estuarios de la costa suratlántica ibérica. "Los registros sedimentarios son útiles para evaluar los cambios ambientales, ya sea por causas naturales o antropogénicas. La interrelación entre los hallazgos arqueológicos (principalmente fábricas de salazón y puertos antiguos) y la evolución morfo-sedimentaria en la desembocadura de los ríos Tinto y Odiel nos permite resaltar no solo la evolución de la dinámica del Estuario de Huelva, sino también los posibles patrones regionales de estuarios del Sur peninsular", indica.

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