Huelva

La sala Gesell del SAVA en Huelva: el rincón de los grandes secretos

  • El Servicio de Asistencia a Víctimas realiza una decena de intervenciones en lo que va de año en las que participa la comisión judicial para obtener una prueba preconstituida para el juicio

Dos especialistas del SAVA en la sala Gesell. En primer término, la habitación donde se ubica la comisión judicial y desde donde se graba el testimonio obtenido al otro lado.

Dos especialistas del SAVA en la sala Gesell. En primer término, la habitación donde se ubica la comisión judicial y desde donde se graba el testimonio obtenido al otro lado. / Alberto Domínguez (Huelva)

Hace dos años, a finales de 2017, se instaló en la quinta planta del Palacio de Justicia de Huelva la llamada sala Gesell, un "rincón amigable" ubicado en las dependencias del Servicio de Asistencia a Víctimas en Andalucía (SAVA) que permite la observación y la grabación del testimonio de una víctima sin que la comisión judicial, que se coloca al otro lado del cristal de esta suerte de pecera, interfiera en él.

Durante 2018, en pleno despegue, apenas se utilizó un par de veces, pero en el ejercicio 2019 ya se practicaron varias diligencias en este espacio, 13 en total (10 pruebas preconstituidas y tres exploraciones) hasta principios de diciembre, según precisa a Huelva Información el coordinador del SAVA en Huelva, Fernando Moreno.

"Por el momento no han sido muchas, estamos empezando; también porque la preconstitución de pruebas es una excepción de la que hay demostrar a los jueces su utilidad y, porque en el caso de las agresiones sexuales a menores –que son los principales casos en los que se preconstituyen pruebas–, también pueden realizarse fuera de aquí", en las dependencias del equipo Eicas (Evaluación e Investigación de Casos de Abuso Sexual).

La sala Gesell homenajea al psicólogo, filósofo y pediatra estadounidense Arnold Gesell, que estudió el desarrollo infantil en el siglo pasado y quien ya utilizaba un sistema similar para observar a los menores sin interferir en su comportamiento.

La actual, la onubense, es un lugar agradable, decorado con objetos de brillantes colores, libros y juguetes "en el que las víctimas especialmente vulnerables (menores fundamentalmente) no se sienten cohibidas", por lo que pueden practicarse sobre ellas algunas diligencias judiciales "de la manera menos invasiva posible".

Es considerada la mejor forma de conseguir una prueba preconstituida en estos delicados casos, es decir, que permite obtener la información que puede ofrecer las víctima y grabarla, de modo que "ya no haga falta repetirla con posterioridad en la fase del juicio oral", apunta Moreno.

El coordinador del SAVA onubense recuerda que "no es prueba más que aquella que se practica en presencia del juez en el juicio oral; lo que se hace antes, en la fase de instrucción, no es prueba". Así que se trata de preconstituirla "de modo que se haya grabado con todas las garantías, y para ello tiene que estar del otro lado del cristal la comisión judicial al completo, no solo el juez y el fiscal, sino también los abogados de la acusación particular y el de la defensa, además del propio imputado".

De este modo se garantizan los derechos del investigado, queda grabado el testimonio y puede reproducirse en la vista oral "sin necesidad de hacer pasar seis meses, un año o dos años después a esa víctima de nuevo por la declaración judicial". Se evita así la "revictimización".

Esta entrevista al perjudicado se realiza con la ayuda de un profesional técnico –del SAVA o del Instituto de Medicina Legal (IML)–, "fundamentalmente psicólogos, pero no sería necesario, porque los criminólogos también estamos preparados para ello". Y son estos efectivos los que formulan las preguntas a la víctima.

Para ello, el técnico debe estar informado previamente sobre cuál es la finalidad de la diligencia que se va a practicar y debe conocer el cuestionario planteado por la comisión judicial para que pueda "reelaborar esas preguntas y adaptarlas al lenguaje y características de la víctima, en su lenguaje y en el ritmo", concreta Fernando Moreno.

No son intervenciones rápidas. "Requieren tiempo e incluyen, incluso, pausas". La clave está en conseguir que la víctima se encuentre en un lugar "confortable en el que se pueda expresar libremente".

El "rincón amigable" del SAVA de Huelva, al otro lado del cristal de la sala Gesell. El "rincón amigable" del SAVA de Huelva, al otro lado del cristal de la sala Gesell.

El "rincón amigable" del SAVA de Huelva, al otro lado del cristal de la sala Gesell. / Alberto Domínguez (Huelva)

En los casos de menores muy pequeños, la declaración puede conseguirse a través de juegos, dibujos, con pinturas, mímica, guiñoles… Las estrategias se adaptan a la víctima. Si se trata de un preadolescente, "sí se puede tener una conversación con él sobre el tema, basta que el ambiente sea más agradable que una sala de vistas o un despacho judicial".

Por ahora solo se ha usado la sala Gesell para una víctima adulta, concretamente un varón que había sufrido un delito de odio. En estos casos la preconstitución de pruebas "tiene que estar más justificada", y se tienen en cuenta las características de la víctima (con discapacidad intelectual, por ejemplo), del delito o que existiere la posibilidad de que se perdiera algún elemento de prueba que aconseje que se grabe y se reproduzca en el juicio.

Entre las funciones de la sala Gesell también está la de convertirse en el lugar en el que declare una víctima adulta durante el juicio, de modo que no tenga que enfrentarse al acusado en la sala de vistas, si bien por el momento no se utiliza de ese modo, "se tendría que ver cómo se articula".

Pero sería conveniente "por dos cuestiones principales aquí en Huelva: porque el juzgado no está preparado para mantener una separación de la víctima respecto al agresor y a sus familiares y porque las salas de espera de los penales o de la Audiencia son comunes, eso hace que nosotros acompañemos a las víctimas haciendo que esperen aquí en el SAVA, pero siempre tienen que pasar por delante del investigado", señala Fernando Moreno.

Otra de las posibilidades que ofrece este singular rincón de los grandes secretos es que puede convertirse en un lugar de exploración de los menores, una diligencia que podría "realizar el juez directamente, simplemente con contar con un entorno más amigable que su propio despacho o la sala de vistas, o el técnico que se designe". Esto ya se ha producido en el caso de tres pequeños víctimas de delitos sexuales.

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