Huelva

La Reina se pasea por su barrio

  • La procesión de la Virgen de los Dolores congrega a multitud de vecinos y fieles de toda la ciudad La imagen partió, un año más, de la casa de hermandad de la calle Don Bosco

La Semana Santa no ha podido empezar de mejor manera. Lo que ya Huelva entiende como el prólogo de los días procesionales fue toda una demostración de devoción mariana y hacer cofrade.

En una ocasión más, Nuestra Señora de los Dolores de la Hermandad de la Sagrada Lanzada partió desde la calle Don Bosco. En el interior de la casa de hermandad ya está todo preparado para el Martes Santo, pero los cofrades de Las Colonias saben que el barrio tiene una cita con su Reina unos días antes. Por eso, el capataz Francisco Javier Michinina dijo a sus hombres, momentos antes de cruzar el umbral de la casa de hermandad: "Hoy la Reina de Las Colonias va a pasearse por su barrio". Pero aún en el interior, la hermandad quiso rendir un sentido y merecido homenaje a Anaya, costalero durante 31 años seguidos que este año se ha retirado de algo que ha vivido con intensidad durante tanto tiempo "y sin perderme ninguna ocasión".

La Reina de las Colonias fue recibida con una petalada y la Marcha Real, entonada una vez más por la Banda Municipal de Aznalcóllar. A partir de ese momento, el paso de palio se vería permanentemente arropado por multitud de fieles y público en general que lo acompañó durante su tradicional trayecto. María Santísima de los Dolores estrenó en este Viernes de Dolores una saya blanca con rosas de mar bordadas. El paso lucía un exorno floral blanco de claveles y gladiolos.

La imagen portaba, además, un pañuelo de mano y un imperdible con medalla de oro, regalo de unos hermanos. A juzgar por lo que ayer se vivió en Las Colonias, nos quedan por delante días intensos porque la cantidad de gente que se dio cita fue más que notable y hubo momentos en que era difícil abrirse paso por la Avenida Cristóbal Colón. Precisamente en esta artería, y en la confluencia con la calle Oviedo, un año más se encontraba Ali Carrión y su grupo, que le entonaron varias composiciones a la Virgen.

El paso se iba llenando de ramos de flores y de este modo llegó a uno de los sitios más emblemáticos: la Plaza de los Dolores. Fue allí donde el Coro de Emigrantes le tenía preparadas varias piezas ante el monumento que la Reina de las Colonias posee en esta plaza justo al lado de la sede de la asociación de vecinos.

Ya cuando caía la noche, el flujo de onubenses que se dirigían por Cristóbal Colón hacia Las Colonias era intenso y constante. Todos ellos con el mismo propósito: contemplar el azul palio de los Dolores que recibió otros cánticos y saetas de vecinos y devotos.

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