Psicología y salud: ¿Podemos aprender a ser felices?
Todo está en ti
La felicidad depende más de nosotros mismos que de factores externos, y son muchas las cosas que podemos cambiar en nuestros hábitos para afrontar cada día de forma más positiva
Psicología y salud: Lo que no depende de nosotros
Por qué algunas personas son supuestamente más felices que otras? ¿Se puede enseñar a las personas a ser más felices? La psicología positiva es el estudio de los factores y procesos que dan lugar a las emociones positivas, comportamientos y actitudes. Esto, tanto en los comportamientos individuales como en grupos.
La infelicidad no es lo opuesto a la felicidad. El primer libro de psicología positiva es de 1987 pero es en 1998 cuando aparece la psicología positiva. Siendo el psicólogo más conocido en esta área, Seliman que en 2002 publica el libro Felicidad auténtica.
¿Cómo podríamos definir qué es la felicidad? Se suele definir como un estado de bienestar, satisfacción, tranquilidad de ánimo, paz junto con sensación de realización. También a veces se refiere a la ausencia de problemas psicólogicos. Para ser feliz está claro que hay que permitirse estar en un flujo de cambios continuos en la vida, fluir con ella.
Los mitos: Afirmaciones erróneas acerca de la felicidad
La gente cree que son verdaderas pero son todo lo contrario. Estas son algunas:
- Las personas que sufren una discapacidad física importante siempre son menos felices.
- Los jóvenes siempre son más felices que los ancianos.
- Los hijos son un elemento de felicidad para las parejas.
- Las personas que ganan mucho dinero son más felices a largo plazo.
- Los hombres son más felices que las mujeres.
- Las personas más inteligentes son más felices que las menos inteligentes.
- Ahora somos menos felices que antes.
- La felicidad depende sobre todo de la calidad y cantidad de las cosas que nos pasan.
El término bienestar subjetivo (ya que solo la persona es la única que es capaz de juzgar su propio bienestar) se refiere a cómo juzga la persona de manera general y personal su vida y su grado de satisfacción. Dicha autoevaluación se podría dar en dos grupos:
El primero sería el área laboral y doméstico, y el segundo, lo bien que se encuentra consigo mismo y con los demás.
A veces puede ser que la persona se sienta plena en un área y en otro no pero no es lo habitual, ya que suelen ir de la mano. Dichas evaluaciones suelen ser estables aunque también depende de situaciones externas concretas, como un accidente de tráfico o el despido de un trabajo. Pero en el día a día, quitando las excepciones, dicha evaluación es estable.
Las investigaciones hablan de que las personas más felices tienen un sistema inmunológico fuerte, son más sanas y viven más años. Suelen ser, en general, más atractivos para los demás, se gustan más a sí mismos, sus recursos personales son mejores y ante los obstáculos son más capaces de superarlos. Se caracterizan por ser más creativos y su toma de decisiones suele ser más efectiva que las personas infelices. Es cierto que hay una predisposición genética pero los estudios demuestran que el factor ambiental familiar en la infancia tiene un gran peso.
Hay bastantes cosas que podemos hacer para aumentar nuestra felicidad, como mantener un horario y una rutina, o dejar de creer que la felicidad es igual a éxito. Si nos proponemos salir de casa con una sonrisa puesta, ser más sociables o que nuestras conversaciones sean sobre temas agradables, esto hará que quienes estén a nuestro alrededor se sientan muy a gusto y que nosotros también nos sintamos felices.
Tener un trabajo que realmente nos motive y nos guste es muy importante a la hora de ser felices. Una alimentación sana, el ejercicio, un horario de sueño bueno, son factores que contribuyen claramente a un buen estado de ánimo.
Si en nuestro ocio podemos sacar nuestras habilidades o creatividad, también contribuirá a nuestra felicidad. El tiempo que dediquemos a las relaciones interpersonales es también importante: ya sabemos que el ser humano es sociable por naturaleza y que cuanto más se relaciona, más feliz es. Y, por supuesto, buscar momentos de tranquilidad uno solo también contribuye a dicha felicidad.
Las actitudes: de ayudar a los demás junto con la gratitud por todo o que tiene uno en la vida son actitudes que aumentan la felicidad. Tener un sentido y fe en la vida son otros factores que influyen.
Pero querer estar feliz cien por cien siempre es una falacia, ya que la vida es un continuo movimiento y hay circunstancias adversas que no dependen de nosotros y nos producen dolor.
Como decía Aleksandr Solzhenitsyn, “un hombre es feliz siempre y cuando quiera serlo”.
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