Almonaster

Prisión sin fianza para Ramallo por el doble crimen de Almonaster

  • La jueza le imputa dos delitos de asesinato. El profesor de Matemáticas se niega a declarar y recuerda que se entregó voluntariamente a la Justicia en Francia.

La titular del Juzgado de Instrucción nº 3 de Huelva decretó ayer prisión comunicada y sin fianza para Genaro Ramallo Guevara, profesor de Matemáticas de 52 años y origen boliviano al que señala como presunto autor de dos delitos de asesinato por arrebatar -presumiblemente- la vida hace 18 años a la que entonces era su mujer, la sevillana María del Carmen Espejo, y al hijo de ambos, Antonio Ramallo, de diez años, cuyos restos óseos aparecieron decapitados y sepultados en una finca de su propiedad en Calabazares, aldea de Almonaster la Real.

Acaba así el periplo internacional que Ramallo inició a mediados de septiembre, coincidiendo con el momento en el que el Grupo de Homicidios de la Policía Judicial hispalense localizaba a los pies de uno de los alcornoques de su parcela de la Huerta del Cura los cadáveres de madre e hijo.

El docente se convirtió en el principal sospechoso del doble crimen en junio, cuando los investigadores rescataron el caso -a punto de prescribir- del olvido. Nunca denunció la desaparición de María del Carmen Espejo y el pequeño de ambos. Sostuvo siempre que ella le abandonó sin más y que mantenía contactos periódicos con el niño en el madrileño parque del Retiro. Y cuando supo que le pisaban los talones, se esfumó.

Contó a su mujer actual, con la que vivía en Punta Umbría, que tenía que viajar con urgencia a Bolivia por un asunto familiar.  Ramallo hizo las maletas y vagó durante días por la geografía nacional. Luego, cruzó los Pirineos y se instaló al sur de Francia. Pero las autoridades españolas ya habían emitido una orden europea de detención contra él.

El 30 de septiembre era capturado en Toulouse por agentes de la entente policial francoespañola establecida para darle caza, justo en el instante en que se dirigía a la delegación local del Consulado español.

Desde el 30 de septiembre ha permanecido recluido en la sede del Tribunal de Apelación de Toulouse, a la espera de su regreso a la península. Una semana más tarde de su arresto, la Justicia francesa se mostró favorable a agilizar los trámites que permitieran su pronta entrega a España.

La extradición -ahora euroorden- se hizo efectiva a mediados de esta semana y Genaro Ramallo fue trasladado a Madrid por la Interpol. Desde allí, la Guardia Civil efectuó por carretera el traslado del sospechoso del doble asesinato. En Morón de la Frontera (Sevilla), cedió la Benemérita el testigo a la Unidad de Conducciones de la Policía Nacional, que lo trajo en un vehículo camuflado hasta el Centro Penitenciario de Huelva, en donde ingresó en torno a las 22:30 del jueves.

Ramallo, de talante tranquilo según los que le conocen, pasó la noche inquieto, preparándose para afrontar el trago amargo de la  comparecencia ante el juez. Era la primera vez que el dueño de la academia de clases particulares de la capitalina calle de Plácido Bañuelos pisaba una cárcel. Carecía, incluso, de antecedentes penales.

La mañana de ayer se levantó fría en la Alameda Sundheim, donde los medios de comunicación se apostaban para conseguir la instantánea del detenido. A las 09:30, el furgón de la Policía Nacional que lo trasladaba se detenía ante la puerta de la calle José Oliva. Un minuto más tarde Genaro Ramallo bajaba del vehículo. Dudó un instante antes de volver a pisar suelo capitalino, el tiempo justo para colocarse bien el jersey de rayas con el que ocultó sus muñecas esposadas. Con la mirada baja, el rostro sombrío y profundos surcos ojerizos que evidenciaban el imsomnio nocturno, caminó con paso firme y rápido hacia la entrada de detenidos.

Se dio la circunstancia de que el Juzgado de Instrucción 3, que gestiona la causa, estaba ayer de guardia. De ahí que no fuera hasta pasadas las tres de la tarde cuando Genaro Ramallo compareció ante la magistrada Margarita Borrero. Le asistió el letrado Álvaro Aznar -con el que contactó ayer este diario-, que declinó pronunciarse acerca del interrogatorio o el estado de su cliente argumentando que el asunto permanece bajo secreto sumarial.

Llegada la hora de la verdad, Ramallo rehusó prestar declaración alguna ante la jueza, aunque sí abrió la boca para recordar a su señoría que fue él mismo el que se entregó voluntariamente a las autoridades francesas, según confirmaron a este rotativo fuentes del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía. La titular del Instrucción 3 de Huelva decretó la prisión incondicional para el único imputado -por el momento- por el crimen de Almonaster, al que atribuye la comisión de dos delitos de asesinato.

La instrucción continúa bajo el secreto específico que pesa sobre las actuaciones, que no permite siquiera a las partes tener acceso a las  diligencias de investigación.

Son muchas las preguntas que levitan en el aire. Entre ellas, una de las más importantes, qué pasó realmente con Mari Carmen Espejo y su hijo: cómo, cuándo y dónde les arrancaron la vida -está por ver si fue en la finca donde aparecieron sus restos o si fueron traslados hasta Calabazares para su sepultura- y, sobre todo, por qué.

A las 15:40 de ayer, el acusado abandonaba el Palacio de Justicia para emprender el camino sin retorno (al menos por ahora) hacia la prisión de Huelva.

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