Huelva

Gente de aquí y de allá: José Manuel Andújar Márquez, científico de talla internacional

  • Artículo de Fernando Barranco Molina, académico de número de la Academia Iberoamericana de La Rábida y profesor honorario de la Universidad de Huelva

José Manuel Andújar Márquez.

José Manuel Andújar Márquez. / Alberto Domínguez (Huelva)

Cuando empecé a ir a la Universidad, recién obtenida mi plaza como profesor, allá por comienzos de los años 90 del siglo pasado, no paré de recibir bienvenidas por parte de muchos compañeros profesores. Muchos eran conocidos míos, otros eran amigos y a otros no los conocía de nada, pero todos se volcaron conmigo. Y José Manuel era uno de ellos. Lo conocí en estos comienzos míos y me dio todo su apoyo y su amistad, a pesar de no pertenecer al mismo departamento. Esa amistad hoy perdura y ya es para toda la vida.

Allí en la Universidad nos reuníamos a medio día en el bar de Manolo y de Granada, su esposa. Y después de una cervecita en la barra pasábamos al comedor, donde charlábamos mientras degustábamos una espléndida comida que nos preparaba por sorpresa el bueno de Manolo. Eran unos ratos entrañables donde yo aprendí mucho de la vida universitaria.

José Manuel tiene un hermano, Juan Carlos, que también es profesor y con el que también tengo una muy buena relación. Es arquitecto, profesor de Dibujo y director de Infraestructuras de la Universidad, formando parte del equipo que lidera la rectora María Antonia Peña y que están haciendo tan magnífica labor.

Por su parte, José Manuel también alcanzó en la universidad un rango de gran altura, todo a base de trabajo desde sus cimientos. Sus padres, Carlos y Josefa, nacieron en Aljaraque y su familia se dedicaba a hacer el transporte en canoa desde este pueblo hasta Huelva y también hasta Punta Umbría. Muchos recuerdan al célebre “Hermenegildo el de la canoa”. Y es que por aquel entonces no estaba construido el puente sifón que unía toda la zona con la capital. Una de aquellas canoas, la llamada “Isaac Peral”, aún existe tras ponerla a punto los hermanos Andújar y, posiblemente, hoy sea la embarcación deportiva más antigua que surca las aguas onubenses.

José Manuel nació en 1962 en el barrio del Molino de la Vega cuando éste estaba aislado de Huelva, separado por las vías del tren y carente de muchos servicios esenciales como era un buen alcantarillado. Esto hacía que con las lluvias el barrio se inundase y se llenase de un fango que se hacía muy duradero, con lo cual las botas de agua se hacían imprescindibles en la vida diaria.

Él cruzaba las vías del tren cuatro veces al día, ya que iba a colegios que no estaban en la zona porque no había en aquellos tiempos. Primero empezó en el Colegio San Vicente de Paúl y luego en el Francés. El primero estaba en la llamada “cuesta del carnicero” y el segundo en la calle San Andrés. Al terminar la EGB, su padre, que era un hombre muy práctico, decidió que aprendiese un oficio y lo matriculó en el Colegio del Padre Laraña, hoy conocido como Funcadia. Este cura fue toda una institución en Huelva. Lo recuerdo delgado, con barba y montado en una bicicleta con su sotana. Y no solo se preocupaba de formar a profesionales, sino también a personas buenas.

El Padre Laraña dejó un recuerdo imborrable en la ciudad de Huelva. Por cierto, que hay un pequeño monumento dentro del colegio que opino que debería estar fuera, en la calle, para recuerdo de todos los onubenses y no solo de los alumnos.

De ahí pasó al Instituto Politécnico de La Rábida, de donde prácticamente ya no salió en su vida. Allí estudió Maestría Industrial y luego Ingeniero Técnico Industrial, obteniendo el número 1 de su promoción. Después pasó a las Milicias Universitarias y al terminar se quedó en el Ejército como técnico militar en Electricidad y Electrónica hasta que en 1987 recaló de nuevo en la Escuela de la Rábida como profesor ayudante, que era el escalón más bajo dentro de la Universidad.

Pero José Manuel, siempre con su espíritu de superación, no paraba de estudiar y en el año 1991 obtuvo por oposición la plaza de Profesor Titular de Escuela Universitaria. Después fue elegido como primer director del departamento de Ingeniería Electrónica, de Sistemas Informáticos y Automática. Luego se doctoró con un sobresaliente cum laude, se presentó a la cátedra y se hizo catedrático de Universidad. Y por si fuera poco, también se hizo licenciado en Ciencias Físicas. Ha sido muchas veces premiado, ha publicado libros técnicos y ha dirigido varios masters sobre diferentes temas como Drones, Robótica o Automatismo, siempre con gran aceptación y éxito por parte del alumnado.

Pero no quiero aburrir a mis sufridos lectores como si de un currículo de José Manuel se tratara. Voy a contar algo más familiar, más íntimo, sobre su vida. Sobre todo, hay que decir que es una gran persona, gran amigo de sus amigos, a los que ayuda en todo lo que puede. A mí me lo demostró siempre. Se casó con Belén, una gran sufridora y a quien él le debe mucho por aguantarle que siempre haya estado tan ocupado. Además, ella es una guapa, elegante y buena mujer con la que tuvo dos hijos: José Manuel y Patricia. Al chico tuve la suerte de darle clases, y digo suerte porque era un alumno ejemplar y muy interesado por la asignatura. Hoy, con 26 años, es ingeniero industrial y seguro que, teniendo el padre que tiene, seguirá formándose.

En definitiva, tengo que decir que ha sido para mí un auténtico placer escribir esta breve semblanza de mi gran amigo José Manuel Andújar Márquez, que es un científico de renombre internacional y es de Huelva. Y además es mi amigo.

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