Huelva Paranormal

Inexplicable aparición en un hospital de Huelva

Un fantasma captado en un pasillo.

Un fantasma captado en un pasillo. / H. I. (Huelva)

Nuestra testigo es enfermera de un conocido hospital onubense, una persona que se mostraba aterrorizada y que no era capaz de encontrar una explicación a su experiencia. Ella lo narraba así: "No sé bien como comentarte todo esto. Mira, es algo raro... Se trataba de una paciente que estaba muy malita. Su estado no hacía ver nada bueno. Un final cercano, de eso no había dudas. Ella solía pasearse por el pasillo, era muy animosa, pese a que eran paseos cortitos y cada vez duraban menos porque no estaba bien. Yo, cuando la veía apoyada con la mano en la pared, me paraba y la ayudaba a regresar a su habitación. En sus últimos días incluso le tuve que acercar una silla de ruedas, pero ella era así, es algo que, por desgracia, se ve mucho en los hospitales", proseguía, emocionada.

"Llegada esta altura de año siempre nos deben días de vacaciones o hay que cogerlos, sobre todo por aprovechar que todo está más en calma para poder también desconectar y descansar. Han sido tiempos muy duros y se nota, y el año encima también pesa, así que me cogí dos días por necesitarlos para temas personales, sobre todo por mis padres, que son mayores y que tienen sus achaques. Tomé esos dos días y me incorporé cuando pasaron”, explicaba.

“Recuerdo que cuando entré en la planta me encontré con esta señora mayor, la saludé y me dijo que estaba dando su paseíto, yo la vi muy bien y me alegré, la última vez la tuve que ayudar y me dejó preocupada, aunque te acabas acostumbrando a todo" recordaba. Al hablar con las compañeras y contarnos lo que hay entre unas cosas y otras, le dije una de ellas que me había alegrado de ver tan bien a Carmen. Ella me dijo: "¿Qué Carmen?" y yo le expliqué que me refería a la mujer que era mayor y que estaba tan malita y que solía dar su paseíto. Ella me dijo que no era posible. Yo le dije que sí, que hacía unos diez minutos o así que la había visto en el pasillo y que hasta habíamos hablado. Ella me insistió en que no era posible. Le pregunté que por qué no y entonces ella me contestó que esa paciente había muerto mientras yo estaba de vacaciones”.

“Me dejó helada, se me aflojaron hasta las piernas. Ella notó que me ponía pálida y me dijo: "¿Te pasa algo?" y le conté que es que la acababa de ver. Trató de calmarme un poco y mi otra compañera me dijo que me tranquilizara, que ella la noche que murió, apenas unas horas después, también sintió cómo hablaba en esa habitación, que ya estaba vacía, y que al entrar no había nadie. Pero que ella escuchó su voz perfectamente. No le encuentro explicación y desde entonces estoy muy nerviosa", finalizaba.

Es difícil saber por qué ocurren este tipo de hechos. Dicen que los hospitales son contenedores de emociones y, en verdad, lo son. Sitios donde hay vida y muerte, alegrías y penas, todo ello deja una huella y puede que esta sea sólo una forma de materializarse. O que ese vestigio se quede, residualmente, temporalmente, y se manifieste como si todo ese fatídico momento no hubiera ocurrido. Es complejo poder dar una explicación allá donde sólo hay conjeturas, aunque la realidad del testimonio de la testigo es innegable, así como su credibilidad.

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