Imparable allí donde te encuentres
Despertamos con una de esas noticias que nos produce una profunda desolación y un sentimiento de enorme impotencia. Nos ha dejado Ana Vives, directora de Huelva Información.
He admirado tanto a Ana y la he sentido siempre tan presente que me cuesta creer que ya no esté aquí. Conocí a esta choquera navarra, como ella misma se reconocía, durante mis comienzos profesionales en el mundo del periodismo y la comunicación, allá por el año 2002. Desde entonces, jamás dejó de ser para mí una mujer referente.
Entre las primeras lecciones que aprende un periodista, está aquella que incide en que lo importante no gira en torno al profesional sino a la historia que cuenta, sobre esta ha de centrarse la información. Permitidme que haga una excepción con Ana. Ella sí era la historia, lo era cuando rompía techos de cristal, asumía responsabilidades profesionales y llegaba a lo más alto de la profesión que amaba, convirtiéndose, desde su humildad, en el espejo en que muchas otras mujeres queríamos mirarnos. Lo era cuando hacía suya la historia que contaba y la convertía en un ejemplo de rigor e interés periodístico. Así ocurrió con el reportaje Una nueva mirada a la vida, reconocido como Premio Huelva de Periodismo 2016 por la Asociación de la Prensa onubense. ¿Quién nos diría entonces que la enfermedad objeto de aquella crónica terminaría, años más tarde, por privarnos de ella?
Ante la tristeza que me invade hoy, solo puedo hallar un leve consuelo: que la institución que presido, la Diputación de Huelva, decidiera reconocerla, antes de su marcha, como la Mujer Imparable que ha sido. Aquel día de marzo, apenas unas semanas atrás y, a pesar de la debilidad que le imprimía el tratamiento, quiso hacer un gran esfuerzo y estar allí en la gala Mujeres Imparables 2021. Nunca estaré lo suficientemente agradecida.
Me gustaría que la sociedad onubense acogiera en su memoria a una mujer que vino de lejos para quedarse con nosotros y aportarnos precisión en la información, rigurosidad absoluta en el ejercicio de su profesión y una enorme ejemplaridad como ciudadana comprometida con su entorno.
Quienes tuvimos el privilegio de vivirla y disfrutarla de cerca, recordaremos la grandeza de su ser, su personalidad arrolladora y generosa y su mirada viva y cómplice.
Ana, a las tres nos ha quedado ese encuentro pendiente para “cuando saliésemos de esta”. Yayi y yo brindaremos por ti y, como siempre, además de enriquecer la conversación, llenarás todo el espacio.
Allí, donde hoy hayas amanecido, pronto verán tu capacidad para hacer un mundo mejor. Que la tierra te sea leve.
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