Un nuevo episodio de malos olores se registró ayer en la capital onubense con lo que han sido dos esta semana, el anterior el pasado viernes. Un fuerte y desagradable olor se detectó durante la madrugada y la tarde de ayer en diversos puntos de la ciudad lo que provocó más de un centenar de avisos al servicio de Emergencias 112, alertando de la situación.

Al final de la jornada, el número de llamadas al 112 ascendía a 154, según informaron fuentes de la Junta de Andalucía; de ellas 51 se registraron hasta las ocho de las mañana y el resto (103) a mediodía y, sobre todo, por la tarde. Desde el viernes hasta las 20:00 de ayer, fueron 421 las llamadas.

La Junta informó que a pesar del fuerte olor los medidores no detectaron niveles de emisiones superiores a las permitidas, por lo que aseguró desconocer con exactitud el origen y la causa de la pestilencia, lo mismo que ocurrió con el episodio anterior. No obstante, la Administración andaluza está trabajando para tratar de esclarecerlos todos ellos.

Un precedente a éstos dos último, fue el que se registró el pasado 10 de octubre y otro una semana antes, que también alertó a la población y originó varias decenas de llamadas al servicio de emergencias.

La Junta de Andalucía ha solicitado la colaboración de las industrias químicas para determinar el origen de estos episodios pestilentes y ha iniciado una serie de estudios para elaborar un mapa de malos olores en la capital y su entorno. Con él la Administración regional pretende delimitar qué fuente o fuentes causan los fenómenos de fetidez que padece periódicamente la ciudad para buscar soluciones a este problema ambiental que genera más quejas de la ciudadanía.

El estudio abarcará 20 kilómetros a la redonda de las fábricas y su objetivo no es sólo detectar los posibles focos, sino actuar sobre ellos para minimizar la afección a la ciudad.