Huelva de ayer a hoy

Una Huelva de mil bares y tabernas

  • Hoy que por la pandemia los bares de la ciudad tienen que cerrar a las seis de la tarde, valoramos aún más el servicio que ofrecen como lugar de encuentro y de tertulia

Huelva, la ciudad de mil tabernas y una sola librería. Es la frase acuñada a lo largo de los años para descalificar a Huelva y a lo onubense en aquel principio del siglo XX.

La verdad es que no hace justicia a la ciudad. Cierto que la nuestra tuvo siempre un carácter pueblerino, aunque mejor diría de ciudad entrañable con sus plazas juanramonianas, donde fluye la vida en el latir diario del ir y venir.

En aquella Huelva, dormida hoy en el tiempo, había casinos, bares y tabernas.

Una Huelva que sí tenía sus librerías, tan famosas como la Librería Inglesa, luego conocida como de Viuda e Hijos de Muñoz, la de Amador del Pino, la de Rogelio Buendía, Diario de Huelva, la Ribadavia y otras muchas más que vendrían a lo largo de los años hasta hoy. Junto a conocidísimos establecimientos que ofrecían la prensa diaria, con la oportunidad de adquirir libros de lecturas como era Justo Toscano o el punto de venta de la Estación de Sevilla.

A las librerías llegaban no solo las publicaciones nacionales sino que atendía a las colonias inglesas y alemana de la ciudad con la venta de libros extranjeros, muchos de ellos técnicos.

Qué le faltaba entonces a aquella sociedad, pues el empuje de un liderazgo que la hiciera despertar. La frase la pudo acuñar para servir de acicate a una ciudad que tenía que prosperar, que salir de sí misma y encontrar un futuro. Nos hacían falta más escuelas, más institutos, mejores comunicaciones, muchas cosas de las que hoy todavía carecemos.

Pero también están aquellos que nunca han hecho nada por esta ciudad y solo el suyo ha sido canto de un lamento.

No le era fácil a Huelva prosperar como ciudad, entre la poderosa compañía de Río Tinto Limited, y algún que otro burgués que lo controlaba todo.

Pero nos podemos inclinar porque aquella frase fuese acuñada por algún triste, que no sabría lo que es la conversación relajada y cercana con los amigos compartiendo una media botella de vino del Condado en el velador de un bar o taberna de esa Huelva de tertulia y buena gente. En aquellos veladores se podría aprender incluso hasta mucho más, porque ofrecían la lectura de las páginas del libro de la vida, contada e ilustrada por la experiencia de amigos.

En estos días en los que la maldita pandemia del coronavirus nos está quitando tantas cosas que por cotidianas casi pasaban desapercibida, ahora las valoramos echándola mucho de menos.

Hoy que nuestros bares tienen que echar el cerrojo tan temprano quedándonos sin la tarde y sin la noche para compartir la amistad en un velador, y cuando tan difícil lo están pasando le hacemos este reconocimiento, porque ellos sí forman parte de esta ciudad y les necesitamos.

La pandemia pide resguardarse y hay que hacerlo, pero habrá que echar cuenta a los hosteleros en la necesidad de ayudas para sus negocios.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios