La Plaza de las Monjas es un lugar con encanto, por eso siempre se encuentra un momento para hablar de ella, porque hay muchas fotos no solo con belleza y buen encuadre, sino que ofrecen momentos distintos en esa trama urbana de siglos que vienen a convertir este espacio en punto de encuentro.

La Plaza de las Monjas es ese punto de esparcimiento de las calles del centro, que no tiene lugares especialmente amplios, por lo que ha hecho falta completarlo con la Gran Vía.

Ahora, además, la plaza tiene sus laterales peatonales lo que es un desahogo; lo mismo que se espera que ocurra con el del Banco de España.

Se trata de una plaza en la que los elementos clásicos son desde un principio las palmeras, con la zona ajardinada que en la última restauración perdería buscando conectar con las zonas laterales, convertidas en espacio para bares y restaurantes.

Destacan en la fotografía antigua el hotel París con toda su belleza, y junto a él un edificio de dos plantas y ático. Una edificación sencilla que hoy se ha convertido en la más antigua de la plaza y una de las casas también de mayor antigüedad del centro de la ciudad.

La plaza ofrece la tranquilidad de un día cualquiera punto de encuentro y trasiego de tanta gente que acude a ella.

Tiene el encanto de lo sencillo y el de atraer a todos, no solo para vivir en ella en sus bares y restaurantes. Es lugar central de tantos acontecimientos del latir de la ciudad. Eventos tan diversos como diferentes son los convocantes, desde la oficialidad a la ciudad que se divierte en la calle o la que se manifiesta en llamadas reivindicativas y tiene aquí el mejor altavoz posible.

Es una plaza sencilla, en la que se conjugan diversos estilos, algunos de ellos que la siguen maltratando, frente a otros tan potentes como el Banco de España o tan singular como la iglesia de las Madres Agustinas, cuya presencia aquí desde principios del siglo XVI ha dado nombre a este lugar, que en sus inicios recibió el nombre de Plaza de San Juan.

La fotografía tiene la belleza de lo perdido, como es el frontal que dejó paso a una nueva construcción en la que se ganaba volumen pero se perdía la belleza del diseño. Muchas cosas se dejó escapar en la plaza, como sus antiguos kioscos en cada esquina o el temple de la música. Lo de la Fuente Magna es otra cosa y tema para un nuevo domingo.

Una vista completa

Se trata de una fotografía de la Casa Roisin, que guarda el Archivo Municipal de Huelva, que tiene su original. Se trata de una foto para postal de este lugar tan recurrido para enseñar la ciudad. Esta vista casi cenital ofrece una visión completa de la plaza de las Monjas, aunque se pierde la Fuente Magna que se encuentra en un primer término y solo se ve la parte superior. Se puede ver hasta un coche de caballos.

La nueva visión

Diversas reformas ha tenido la plaza desde finales del siglo XIX, cuando deja de ser terriza hasta la actualidad. Se perdió el encanto de aquella plaza de las Monjas con bancos de hierro fundido, por otros de piedra, para dar paso a la actual, que tampoco ha sido lo más acertado en cuanto al diseño elegido. Sin embargo, a pesar de todo continúa siendo el punto de referencia de los onubenses en cualquier momento del año, siendo lugar emblemático.