Huelva

Huelva todavía conserva varias decenas de árboles singulares que no han podido derribar los temporales

Vista aérea de la arboleda de la Casa Colón.

Vista aérea de la arboleda de la Casa Colón. / Alberto Domínguez (Huelva)

Los temporales y borrascas se están sucediendo en este otoño en Huelva dejando un panorama desolador con más de un millar de árboles destrozados por el viento y la lluvia en la capital onubense, a los que hay que sumar los arrancados en la zona portuaria y los que se tendrán que talar tras la revisión de toda la arboleda de la ciudad anunciada por el Ayuntamiento.

No es una estampa habitual ver nuestras calles llenas de troncos, ramas y vegetación aunque, según los expertos en cambio climático, cada vez va a ser más frecuente estos cambios bruscos de temperatura.

La palmera de la plaza Quintero Báez antes de talarla. La palmera de la plaza Quintero Báez antes de talarla.

La palmera de la plaza Quintero Báez antes de talarla. / Josué Correa (Huelva)

Hace tan solo unos días, los onubenses perdieron uno de sus símbolos, la emblemática palmera de la plaza Quintero Báez que tuvo que ser talada ante el peligro que suponía su caída que parecía ya inminente.

Lejos de pensar que la arboleda de la ciudad puede suponer un peligro mayor si Huelva entra en un ciclo de borrascas con fuertes vientos, sin estos árboles las consecuencias serían mucho peores.

Las evidencias demuestran que los árboles de los entornos urbanos amortiguan el ruido, renuevan el aire, moderan las elevadas temperaturas, aumentan la humedad ambiental, preservan la biodiversidad, frenan y filtran los vientos, retienen y reducen el polvo y las partículas contaminantes, minimizan la pérdida de agua por escorrentía, hacen de pantalla visual, reducen la dureza paisajística de las ciudades y, muy determinante para el cambio climático, absorben dióxido de carbono del aire.

Una nueva asociación

Para reivindicar esta situación y nuestro patrimonio natural ha nacido en la capital onubense la iniciativa ‘Árboles Singulares de Huelva’, impulsada por la asociación Los Pies en la Tierra, en colaboración con el Ayuntamiento onubense y varias entidades de la ciudad.

Desde este proyecto se está realizando una localización y una catalogación de los ejemplares más destacados de la capital, por su importancia medioambiental o cultural.

Toda esta información será volcada en un mapa geolocalizado e interactivo, a disposición de todos los ciudadanos que irá ampliándose con el tiempo. Ahí podremos encontrar información detallada de cada ejemplar concreto, con datos de su ubicación, fotografías de los mismos e información relativa a sus valores ecológicos y culturales.

Además, se va a diseñar la ‘Ruta de los Árboles de Huelva’, dividida en varios itinerarios, como un atractivo diferente para los habitantes y las personas que nos visitan, una nueva ciudad para conocerla desde sus monumentos naturales. Estos itinerarios servirán también como recorrido para actividades de salud y bienestar de las personas mayores.

Asimismo, en ellos se pretende llevar a cabo talleres de educación ambiental con niños de centros escolares de la ciudad. Una de estas acciones ya está en marcha, desde la Escuela de Arte León Ortega, que está trabajando con el alumnado en varias de sus disciplinas (fotografía, ilustración, cerámica y arte efímero). Con ello van a fomentar el cuidado hacia los árboles entre los más jóvenes, a la vez que los adolescentes embellecen estos ejemplares con distintas propuestas artísticas.

Una carrera de orientación para los menores, actividades de cuentacuentos o una exposición al aire libre completan el amplio programa de acciones vinculadas a esta iniciativa.

Desde esta nueva asociación se considera que “es el momento de actuar, de que las entidades y las administraciones públicas de Huelva se impliquen, es momento de convertir esta ciudad en ese lugar soñado, de colmar esta tierra de luz y naturaleza, de cuidarnos las personas y a nuestro planeta”. 

Muchas de estos árboles especiales pasan desapercibidos a diario por desconocimiento o por falta de realce de su entorno. Algunos llevan más de un siglo en la ciudad y forman parte del imaginario colectivo de los onubenses como los edificios o los monumentos y, al igual que se hace con éstos, es necesaria su protección y conservación. Éstos son algunos de ellos.

La arboleda de la Casa Colón. La arboleda de la Casa Colón.

La arboleda de la Casa Colón.

La Casa Colón es una de las joyas de la ciudad en materia de arboleda. Allí está el Drago Canario (Dracanea draco), con dos ejemplares que se encuentran en el interior y exterior de los jardines de la Casa Colón. El drago, que se encuentra en peligro de extinción, no tiene dendrocronología y su edad se va observando en base a las ramificación cada 14 años aproximadamente.

También en la Casa Colón, están las Araucarias, pino de Norfolk (Araucaria heterophylla), una de ellas afectadas por el temporal Bernard que perdió la guía o copa de unos cinco metros y que ya no volverá a coger más altura de la que ya tienen de unos 30 metros aproximadamente. Son los árboles más altos que hay en la ciudad. O el Árbol de Júpiter (Lagerstroemia indica) de los jardines interiores de la Casa Colón.

Una vez perdida la famosa Palmera Datilera (Phoenix dactylifera) de la Plaza Quintero Báez con 130 años de vida y más de 25 metros de altura, aún queda la Tipuana (Tipuana tipu Tipuana), a la que se sumará el nuevo ejemplar de palmera que plantará el Ayuntamiento de Huelva.

La zona del antiguo Estadio Colombino en la Isla Chica reúne auténticas joyas de la naturaleza como los cedros de las plaza del Estadio. El Cedro del Atlas (Cedrus atlántica), el Cedro Llorón (Cedrus deodara) y el Cedro del Líbano (Cedrus libani), que necesitan un especial cuidado.

También destacan la Washingtonia del Sur (Washingtonia robusta) del grupo de palmeras de la Plaza del Estadio o el Brachichito (Brachychiton populneus) de la Plaza Houston.

El Parque Moret, como el pulmón verde de la ciudad que es, conserva ejemplares como la Casuarina (Casuarina cunninghamiana), que también se encuentra en los jardines Casa Colón. O la Encina (Quercus ilex) y el Alcornoque (Quercus suber). Junto al lago grande hay un Cinamomo (Melia azedarach). Y dos eucaliptos singulares: el Rojo (Eucalyptus camaldulensis) y el Azul (Eucalyptus globulus) que esconden en el interior del parque. Sin olvidar el pino piñonero (Pinus pinea) en la zona de skate.

Una atención singular necesitan los fiscos (Ficus elástica) de la Plaza Arqueológica, la Plaza Monjas, Plaza Niña, Paseo Norte del Barrio Obrero, Cuesta de las Tres Caídas o el de la antigua Estación de Renfe. O las higueras herrumbrosas (Ficus rubiginosa y Ficus australis) de la Plaza Houston o la Avenida de Palomeque junto al Parque de Bomberos.

En el parque Alcalde Juan Ceada, antiguamente llamado Parque de Zafra, hay dos ejemplares que se distinguen de los demás: el Álamo Blanco (Populus bolleana) y el Chopo Blanco Piramidal (Populus alba pyramidalis). Junto a ellos, el Enebro Costero (Juniperus oxycedrus macrocarpa).

Los jardines del Muelle conservan tres ejemplares especiales: el Gingo (Ginkgo biloba), el Liquidámbar (Liquidambar styraciflua Liquidambar) y el Ciprés Calvo o Ciprés de los Pantanos (Taxodium distichum).

Repartidos por la ciudad quedan otros ejemplos como la Falsa Pimienta (Schinus molle) de la avenida Manuel Siurot y el Barrio Obrero; el Palmito Gigante (Trachycarpus fortunei) de la avenida del Cabezo de la Joya: la Jacaranda (Jacaranda mimosifolia) del Parque de la Esperanza; el Fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia) en el Parque Antonio Machado junto al área de caliestenia; el olivo (Olea europaea) del Parque de los Olivos; los acebuches (Olea europaea sylvestris) de la Plaza de España; el Pino Carrasco (Pinus halepensis) de la calle Escritor Luis Manzano, el Parque José Carrasco, el Solar Federico Mayo o la plaza trasera a plaza del Velódromo que también posee el Pino de Oro (Grevillea robusta); el Pino Canario (Pinus canariensis) de la trasera Hospital Blanca Paloma; el Azahar de China (Pittosporum tobira Pitosporo) de la Plaza del Punto; los plátanos y plátanos de de sombra (Platanus hispanica; Platanus orientalis acerif) de la alineación de la avenida de Pío XII; el Álamo Negro (Populus nigra) de la Calle San Sebastián; el Olmo de Siberia (Ulmus pumila) de la Plaza de la Serrana; o el Tilo Común (Tilia platyphyllos) de la entrada del Cementerio Municipal.

Una auténtica joya botánica que la capital onubense debe conservar.

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