Homenaje necesario. Por Luis Bello
Crónicas de otra Huelva
Ponce animó a los periodistas, maestros, padres de familia y a todos los onubenses a adherirse a la propuesta de homenaje que impulsó Luis Araquistáin desde el diario El Sol en favor del profesor y la organización de una colecta para regalarle una casa
Crónicas de otra Huelva | Un llamamiento universal contra la guerra
LA INTRODUCCIÓN
Las causas nobles | Remover conciencias por la educación y la cultura
Lector de periódicos y admirador de escritores y figuras periodísticas del momento, el 5 de abril de 1928 informó Ponce Bernal a la sociedad onubense acerca del artículo de Luis Araquistáin publicado días atrás en El Sol para llamar la atención de la situación del profesor Luis Bello, que andaba recorriendo España para contagiar la idea de mejorar y ampliar las escuelas. Proponía hacerle un homenaje y realizar una colecta para regalar una casa al maestro peregrino, como muestra de admiración por su trabajo en favor de la educación. El artículo de su admirado colega no era para él uno más entre la barahúnda con que obsequiaba a los lectores, “regalos –decía- de su espíritu exquisito, con el sabroso jugo de su prosa, fluida y meritísima, fértil de ingenio y certero en los conceptos”. Con Luis Bello, a quien llamó el don Quijote de tierras donde “brota y medra tanto Sancho Panza”, estaban en deuda otros maestros nacionales, por quienes rompía “lanzas sin desmayos”; además de los padres de familia, por la gratitud que le debían en su lucha por los derechos de los niños. La escuela era, como también decía Araquistáin “con mano maestra y magistrales pinceladas”, el alfa y el omega en el desenvolvimiento espiritual y material de un pueblo. La idea la había hecho suya El Sol, y las primeras adhesiones al homenaje habían partido de los periodistas madrileños y con ellos se disponían todos los periodistas españoles a formar en vanguardia, como también debían formar en la línea de honor todos los maestros a quienes afectaba de modo directo la acción noble de Luis Bello.
Ponce propuso a la Asociación de la Prensa de Huelva y a la Asociación Provincial del Magisterio que cada periodista y cada maestro de Huelva contribuyeran con dos pesetas. La junta organizadora quería que todo estuviera listo para antes de mayo y que las llaves de la casa le fueran entregadas al profesor antes de que acabase el año. Confiaba en que todos simpatizaran con su “fecunda cruzada escolar”, por lo que se esperaba la máxima cooperación. Así, Diario de Huelva y también La Provincia se unieron a la campaña de recogida de donativos. La prensa informaría en los días subsiguientes de la lista de personas que se adhirieron a la causa y el dinero que se fue recaudando por todos los rincones de la geografía provincial, para hacerlo llegar a su destinatario. El Sol, en su edición del día 7 de mayo, lanzaría en primera página un artículo más, de los muchos que publicara en estas fechas a propósito de este homenaje, en el que se daba cuenta de la llegada a la redacción de la adhesión de los onubenses y de los donativos correspondientes. La prensa local fue publicando los listados de los donantes. Ponce Bernal había aportado 5 pesetas. La recaudación iba ya en ese momento por un total de 248 pesetas. El próximo lunes publicaremos los resultados con el texto de regocijo de Blanqui-Azul por haber convencido a tantos paisanos de participar en esta causa que creía justa. Los textos conforman un alegato a la educación y un reconocimiento sincero a la figura del maestro.
Con el título que nos sirve de epígrafe a estas cuartillas, aparece en “El Sol” hace unos días un artículo del admirable escritor Luis Araquistáin. No era un escrito más entre la barahúnda de los admirables con que nos obsequia como regalo de su espíritu exquisito, con el sabroso jugo de su prosa, callada y meritísima, fértil de ingenio y certero en los conceptos bosquejaba la semblanza de otro ilustre escritor, Luis Bello, con quien están en deuda los maestros nacionales, en cuya defensa rompe lanzas sin desmayos; los periodistas, por serlo este nuevo don Quijote en tiempos y en tierras donde brota y medra tanto Sancho Panza, los padres de familia, por la gratitud que deben al esforzado paladín de toda causa que afecte a los sagrados derechos del niño; cuantos comparten las inquietudes y la preocupación de una mayor perfección de la raza; cuantos comprenden –como dice Araquistáin- que la Escuela es el alfa y el omega en el desenvolvimiento espiritual y material de un pueblo. A la semblanza seguía una propuesta de homenaje al autor de las primorosas crónicas, en las que con mano maestra y en magistrales pinceladas, traza y desenvuelve, orientando y encauzando, los eternos problemas que afectan a la Escuela española.
Nadie como Bello, impenitente andariego y cantor magnífico de la enseñanza primaria, ha sabido reflejar los anhelos y necesidades de la nueva Escuela; ninguno como este insigne estilista, ni tan bellamente, ha logrado fijar la atención de España entera en la callada e imponderable labor que realizan los maestros de pueblos y aldeas, ni dado a conocer con trazos tan firmes la extensa laguna en espera de ser desecada para que la labor docente se lleve a cabo con probabilidades de un mayor éxito. Impulsado por motivos de índole espiritual, había en sus artículos el lenguaje de la verdad, la verdad toda entera y al desnudo, sin paliativos ni disfraces para el buen entendedor. Hombre de fecundas y enjundiosas ideas y poco amigo de la lisonja, huye de la adulación y de la alabanza. En sus escritos pletóricos de savia bullen sus pensamientos elevados y cada uno es antera de la que surgen semillas que deposita en los surcos sociales de las regiones españolas, pudiéndose formar con ellos el mejor y más acabado tratado de pedagogía humana. Insiste en conceptos a veces duros bajo el externo ropaje de un léxico limpio y modelo en el buen decir, y con su penetrante y fina ironía, fustiga a la sociedad que en parte no siente la imperiosa necesidad de capacitar al niño haciendo de él un hombre en el más amplio sentido de la palabra, como pedía Costa; hombre con ideas y voluntad propias y no el eterno polichinela social, obligado por inculto a moverse cuando y como quiere el Arlequín que le domine. De ahí, que vaya mostrando en esos viajes por las escuelas españolas, tantos y tantos pueblos en los que las corrientes de progreso sí llegaron hasta ellos, se detuvieron en el cine, en el casino o en el café convertido en bar casi lujoso, pero sin llegar, por desidia colectiva, a la escuela que sigue en el viejo y destartalado granero o caserón antihigiénico y antipedagógico, sola en esa desconsoladora soledad del que vive en compañía. De ahí que los maestros que en esas condiciones se esfuerzan cumpliendo su misión, dejando en los abrojos de su ingrata tarea jirones de vida, encuentren en la desinteresada cruzada del maestro Luis Bello el mejor panegírico y el mejor tónico a su espíritu de sacrificio.
La idea lanzada por Luis Araquistáin proponiendo un homenaje, la ha hecho suya “El Sol”, en rasgo que lo enaltece concretándola en una aspiración: regalar una casa al peregrino que en pos de un ideal tan bello como su apellido, recorre España con amor de hijo soñando y laborando por su total resurgimiento espiritual y material.
Las primeras adhesiones a ese homenaje han partido de los periodistas madrileños. Con ellos se disponen a formar en vanguardia todos los periodistas españoles y deben formar también en la línea de honor todos los maestros a quienes les afecta de modo directo.
¿Sería mucho pedir que la Asociación de la Prensa de Huelva y la Asociación Provincial del Magisterio propusieran que cada periodista y cada maestro contribuyeran con una cuota única de dos pesetas por ejemplo?
A los compañeros de la Asociación de la Prensa de Huelva y a la Asociación Provincial del Magisterio traslado la propuesta para que la recojan y le den forma. La Junta Organizadora del homenaje quiere que la prontitud del homenaje refleje el fervor desesperado, que la suscripción esté terminada para antes del próximo Mayo y que las llaves de la casa estén listas en el término de un año. Y como este es también seguramente el deseo de todos los periodistas, de todos los maestros, y de cuantos hombres cultos simpatizan con la fecunda cruzada escolar de Luis Bello, espero que todos cooperarán a esta causa de justicia.
No las pesetas que se recauden, sino la gratitud aportada en ellas hacia el periodista-maestro, resultará el raro mérito de unir en apretado haz los corazones agradecidos de los numerosos maestros dispersos por los ámbitos de nuestra provincia.
BLANQUI-AZUL
Diario de Huelva, 5 de abril de 1928
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