Hace 31 años, el 23 de octubre de 1992, comenzó en Huelva, en la Audiencia Provincial el juicio del caso de la secta de Mazagón. Según publicó Huelva Información, la primera sesión estuvo centrada en la declaración de Ana Camacho, la principal acusada, que negó haber maltratado a cualquiera de las otras siete personas que componían la Secta de Mazagón y aseguró que las decisiones se tomaban entre todos.

Camacho se definió, en su declaración, como una persona nada violenta e "incapaz de matar a una mosca". Tal y como se recoge en el diario, la procesada negó haber maltratado a María Rosa Lima, que falleció en el Hospital Universitario Virgen de la Macarena de Sevilla en septiembre de 1988. Explicó que el comportamiento de Rosa comenzó a cambiar cuando el ginecólogo le comunicó que tenía un quiste ovárico. "Se fue deteriorando su comportamiento, no quería comer, y se comportaba de una forma rara", a lo que añadió que Rosa había fallecido porque quería morirse y por el quiste que tenía.

En su declaración, tal y como se apunta en el artículo de Huelva Información, Camacho también reconoció la existencia de espíritus y que era su portavoz, que a través de ellos recibía las órdenes y que estos le habían comunicado que a través del sufrimiento se podía salvar a una persona.