'El Güito', de ortodoxo a calar hondo con un estilo muy personal

'El Güito', de ortodoxo a calar hondo con un estilo muy personal
J. R. O. Huelva

23 de julio 2015 - 01:00

Eduardo Serrano El Güito es un referente incontestable en la historia de la danza flamenca, destacando entre sus aportaciones una personalísima interpretación de la soleá. Emocionado tras recibir la distinción Compás del Cante 2015 de la Fundación Cruzcampo, relató a Huelva Información una rápida semblanza de su trayectoria:

"Empecé a bailar a los 4 años, cuando veía bailar a mi madre, María Luisa, y yo trataba de seguirla el compás. Cuando tenía 14 años estaba estudiando en una academia de baile con el maestro Antonio Marín y vino a verme Pilar López porque había oído hablar de mí y quería llevarme en su compañía de gira. Naturalmente, como era menor de edad, me llevaban como tutores y tuve el privilegio de viajar y actuar con Antonio Gades, Mario Maya y Curro Vélez, saliendo por primera vez de gira a Londres, Dublín y París".

El camino de este artista, que ahora recibe una escultura conmemorativa, obra del escultor Jesús Gavira, pronto obtuvo reconocimientos internacionales: "Precisamente en París tuve, años más tarde, una de mis grandes emociones, porque se celebraba una especie de exhibición de todos los tablaos del mundo y me eligieron como el mejor bailarín del mundo. ¡Imagínese cómo me sentía, con 17 años que tenía entonces!".

Aunque los éxitos le han acompañado a lo largo de su carrera, El Güito valoró el premio que se le entrega en Huelva porque "este premio Compás del Cante supone un gesto muy importante y me produce un total agradecimiento. Siempre tendré en mi corazón a Huelva y a este premio. Además, coincide con la Medalla de Oro de las Bellas Artes que me han concedido y me entregará en septiembre el Rey, lo que hace que me sienta muy honrado por doble motivo".

Durante sus comienzos fue un representante del lado más ortodoxo del baile, hasta que llegados los 70 comenzó a alejarse de esos cánones y a instaurar un estilo muy personal que ha calado hondo, participando en giras internacionales junto al Ballet Nacional de España, la Compañía de Manuela Vargas, Enrique Morente, la familia Montoya y Serranito.

También destacó como coreógrafo con algunos de los montajes más influyentes del género, como su homenaje a Carmen Amaya y el espectáculo Raíces Gitanas, pero todo eso lo ha cambiado ahora por la enseñanza: "Ahora estoy dando clases en la Casa de la Cultura de Torrelodones (Madrid), porque han sido 55 años bailando y me toca descansar de esa responsabilidad. Me gusta Villalba (localidad cercana a Madrid), mi sierra, mi piscina y con mis clases voy matando el gusanillo del baile".

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