La Guardia Civil ha intervenido más de 3.400 artificios pirotécnicos que ocultaba el propietario de un establecimiento en Huelva para su venta ilícita, pues no contaba con los permisos pertinentes para ello.

Dicha actuación se ha efectuado en los diferentes dispositivos operativos de especialistas en inspecciones fiscales en establecimientos comerciales, así como en los mercadillos ambulantes, para evitar la venta ilegal de artefactos pirotécnicos que proliferan especialmente en esta época del año, informó ayer la Guardia Civil en un comunicado.

Por tal motivo, los agentes inspeccionaron un establecimiento en Huelva, localizando debajo del mostrador, ocultos en cajas, diferentes artificios pirotécnicos de la clase F1 y F2.

Tras no presentar el propietario las autorizaciones requeridas para la venta de estos productos, fue propuesto para sanción administrativa por infracción a la normativa de seguridad ciudadana, interviniéndosele un total de 3.467 artificios pirotécnicos.

La Guardia Civil recomienda que la adquisición de estos productos se realice en los puntos de venta autorizados, conforme la legislación vigente, evitando cualquier tipo de peligro al contar estas instalaciones con las condiciones idóneas para la conservación de estos productos. En paralelo, recuerda que está prohibida la venta ambulante de los mismos.

Hay localidades como las costeras de Punta Umbría o Isla Cristina que cuentan con bandos por los que se prohíbe la venta y utilización de productos pirotécnicos en el municipio. En el caso de Punta, por ejemplo, se hizo público recientemente y su incumplimiento implicará sanciones económicas de entre 100 y 90.000 euros.

Isla Cristina fue la avanzadilla, y ya hace dos años publicó su bando, anunciando sanciones de hasta 10.400 euros para combatir el lanzamiento de cohetes, petardos, tracas y similares en zonas urbanas, por su peligrosidad y por el ruido que producen. Los castillos de fuegos artificiales sólo pueden instalarse y dispararse por profesionales de talleres pirotécnicos debidamente legalizados.

Estos artefactos tienen un gran impacto en las personas que sufren algún trastorno del espectro autista, que entran en pánico debido al tremendo ruido que produce la explosión de la pólvora.

Los animales domésticos, especialmente en los perros, también son víctimas sensibles y pueden llegar a morir por el colapso que les provoca la pirotecnia.