Gangsters, mafiosos y rockeros
Mal que nos pese al director de esta película, Guy Ritchie, la mayoría lo conoce por haber sido el marido de la cantante Madonna y haber protagonizado recientemente un escandaloso divorcio, que le ha reportado al guionista y realizador británico importantes beneficios económicos. Tal vez no sean muchos los que lo recuerden como director de títulos tan atractivos como Lock & Stock (1998) y sobre todo Snatch, cerdos y diamantes (2000). Justo es reconocer que su vida sentimental últimamente ha destacado más que sus últimas películas, incluida Revolver (2005), que con evidente retraso se estrenará el próximo día 16 en las pantallas españolas. Pero resulta fácil advertir que Rocknrolla sigue en bastantes aspectos la línea de sus dos primeras películas citadas, de las que guardamos buen recuerdo. Guy Ritchie que confiesa que está obsesionado con "la polarización del ser humano", nos lleva al Londres de nuestros días, que no sale en las películas, y por el que pululan las mafias que dominan los negocios más sucios, generalmente el inmobiliario, para darnos una visión incisiva y mordaz, mitad crítica social mitad parodia del cine negro, donde se mezclan los "gangsters" habituales y los políticos corruptos, en un tono tan sarcástico como jactancioso.
Esta perspectiva de los bajos fondos londinenses nos presenta la evidencia de un submundo donde abunda toda una fauna de maleantes de mejor y peor tono, reyes del pelotazo, la estafa, el robo y la extorsión; archimillonarios rusos, émulos de alguno bien conocido, dueño de un equipo de fútbol de la auténtica liga de las estrellas, la primera del fútbol mundial; administraciones corruptas y concejales "monigotes" dispuestos a venderse al mejor postor; canallas impresentables de gatillo fácil prestos a cargarse a quien se le ordene; toda una variada y nauseabunda gama de gangsters, mafiosos y rockeros, viejos rockeros que nunca mueren o que, si simulan su fallecimiento, es para que sus discos se revaloricen; indios y vaqueros del asfalto de la peor laya (como dice uno de los tipos de la película)… En fin esa cohorte de individuos que no resultan del todo extraños en la narrativa del ex marido de Madonna.
Y en ella los destellos destacables y hasta cierto punto gratamente sorprendentes, de personajes bien definidos, de situaciones notables, de diálogos de punzante ingenio, de brillantes agudezas visuales en algunos casos y en otros más frustrados, de un humor de lo más corrosivo y malévolo, de vicios un tanto tarantinianos, de una abusiva voz en off, en muchos casos innecesaria y de una interpretación realmente espléndida. Son especialmente admirables la de Tom Wilkinson, sobre todo, pero también de Gerard Butler, Mark Strong, Toby Kebbell, el rockero "muerto"; Tom Hardy, en una actuación realmente coral, pero personificada en cada caso con un trasfondo mordaz y en cierto modo cómico para matizar con agudo sarcasmo las malas intenciones de Guy Ritchie. En suma un "thriller" poco usual con densas dosis de humor negro y una intriga minuciosa y a veces excesivamente barroca, que aviva el interés del espectador. Es de presumir que pueda sorprendernos con una secuela. Al tiempo.
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