Fuentepiña y el pino de Platero pierden de nuevo su protección como BIC
Un recurso de la propietaria contra el decreto de la Junta por el que la finca fue inscrita en el Catálogo General de Patrimonio Histórico en 2015 deja sin tutela a la casa de verano del Nobel
El paraje y la finca de Fuentepiña, que tienen una importancia capital en la obra de Juan Ramón Jiménez al ser los ámbitos agrestes que mejor definen las coordenadas líricas del Nobel, continúan inmersas en su particular estadio de deterioro y decadencia sin que haya visos de solución. Más bien lo contrario.
Porque la casa de verano que el poeta moguereño disfrutó entre junio de 1906 y noviembre de 1910 -espacio temporal en el que vio la luz una tercera parte de su obra- y el "pino grande" en el que está enterrado Platero (declarado Especie Singular) carecen a día de hoy de protección patrimonial por parte de la Junta de Andalucía.
La han vuelto a perder poco después de recuperarla. Tanto la finca (que es una propiedad privada) como el pino de la Corona han dejado de ser Bien de Interés Cultural (BIC), figura que recuperaron hace dos años. Una medida cautelar impuesta por el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) y refrendada por el Tribunal Supremo (TS) ha anulado de nuevo esta custodia.
Fuentes de la Delegación de Cultura explicaron que la medida cautelar se enmarca en el litigio que mantiene la propietaria de la finca con la Junta de Andalucía en relación al decreto del 20 de enero, por el que el paraje y la casa de Fuentepiña se inscribieron en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Bien de Interés Cultural.
En esta declaración -además del paraje y la casa de Fuentepiña- se incluyen la casa natal del poeta, el inmueble de la calle Aceña número 5, el cementerio parroquial donde se ubica el panteón con sus restos y los de su esposa, Zenobia Camprubí, y la Casa Museo Zenobia y Juan Ramón, así como los bienes muebles y fondos bibliográficos que se conservan en ella. La figura que engloba a todos estos lugares vinculados al poeta es la de Sitio Histórico.
Desde la Junta aseguran que, más allá de las medidas cautelares, el litigio está en estos momentos en el TSJA. Sin embargo, fuentes cercanas a la propiedad aseguran que el recurso ha llegado al Supremo tras ganar en el alto tribunal andaluz. Explican, además, que el motivo que se alega en el recurso es que no se les notificó la información como parte interesada ni se les concedió el trámite de audiencia.
En cualquier caso, la pérdida de la protección patrimonial por parte de la Administración autonómica es un hecho confirmado por la propia Delegación de Cultura. Una suerte de dislate que vuelve a producirse.
Y es que la primera protección como BIC -declarada en 2004- quedó sin efecto posteriormente por un fallo administrativo por parte de la Junta, un error que provocó la anulación de su protección patrimonial como Sitio Histórico.
Aquella declaración fue acordada por el Consejo de Gobierno de la Junta el 2 de noviembre de 2004 y también amparaba a la casa natal del escritor, el inmueble de la calle de la Aceña, el paraje de Fuentepiña y su casa, el cementerio parroquial y la Casa Museo de Zenobia y Juan Ramón, así como los bienes muebles y documentales que se conservan en ella.
Sin embargo, la Junta de Andalucía inició la tramitación un año antes de su declaración y los propietarios montaron en cólera al tener constancia de la misma. Por eso recurrieron en 2004 ante la Sala de lo Contencioso Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA) la protección de los lugares juanramonianos, al entender que la Administración autonómica no les notificó en tiempo y forma esta declaración a ellos como propietarios de la vivienda.
La "indefinición de las fincas propiedad de la recurrente a las que afectaba la declaración" fue otros de los motivos por los que los propietarios se opusieron a la declaración BIC, debido a "la discordancia de superficie afectada" según la descripción catastral de la parcela y la superficie de la finca inscrita en el Registro de la Propiedad, de modo que no existía justificación del entorno delimitado correspondiente al Paraje de Fuentepiña. Así lo recoge la sentencia del TSJA que dio entonces la razón a los dueños.
Poco después la Junta recurrió ante Supremo al considerar que no habría que notificar la declaración, sino que bastaría con publicarla en el BOE. Sin embargo, a finales de 2010, los jugados volvieron a dar la razón a los propietarios.
Con o sin protección, mientras otros Nobel tienen grandes museos hasta en las casas que apenas pisaron (incluso escritores que no obtuvieron tal distinción), el huerto de la piña, como a veces llamaba Juan Ramón a Fuentepiña, es un claro ejemplo de abandono y desidia desde hace años. Ni cuando este espacio estuvo protegido por la Junta mejoró un ápice.
Y es que Fuentepiña ha sufrido desde hace décadas el vandalismo y el abandono. En 2013 la puerta de entrada fue tapiada por la propiedad para evitar que los okupas, que desde hacía una década pernoctaban en su interior, campasen en este espacio degradado que se sitúa dos kilómetros de Moguer.
La casa de campo fue embargada a la familia del poeta y el padre de su cuñado, José Hernández-Pinzón, la adquirió. Desde entonces, aproximadamente al principio de los años 20, los Hernández-Pinzón fueron los propietarios de Fuentepiña, si bien ahora está en manos de otra propietaria que no es familia del poeta. Es hija de un primo hermano del padre de Carmen Hernández- Pinzón, sobrina-nieta y legataria de Juan Ramón.
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