Fama, a disfrutar... y bailar
Cultura en los barrios
Cientos de onubenses participan en los talleres de baile de salón de las asociaciones de vecinos
Juan Luis Guerra animaba a bailar. Su famoso tema 'Me sube la bilirrubina ' sonaba en el gran salón de la Asociación de vecinos Santa Ana, del barrio del Matadero. El cantante portorriqueño abría una vez más la sesión. Nada como una rueda cubana para romper el hielo. Mientras la bilirrubina subía y bajaba, los alumnos de este taller de baile de salón hacían girar esa rueda contagiosa y envolvente. Rueda que iba cogiendo forma y fuerza a la vez que sus moradores se despegaban de inhibiciones y mandaban al otro lado del Atlántico sus preocupaciones cotidianas. Las risas y, en definitiva, las ganas de pasarlo bien dominaban ya la situación, antes, incluso, de que Juan Luis Guerra y los 4.40 expirarán sus últimos compases. Hoy toca merengue..
"No cogemos la mano de nuestro compañero, solo deslizamos una con otra para que así sea más fácil el giro", indicaba José Enrique Pavón, el monitor del taller de baile de salón, del programa municipal Cultura en los Barrios; taller que ha vuelto a la pista tras haber estado varios meses cerrado por 'baja'. Aunque lleva poco tiempo, Pavón le ha cogido el paso a sus alumnos. "Mi receta: conseguir que disfruten bailando. Mi única metodología a impartir es aquella que se basa en el disfrute de la gente, en el juego. Aquí estamos para pasarlo bien, además de para aprender a bailar. Si a las preocupaciones diarias, le añadimos ahora la preocupación de dar un paso determinado con suma perfección, este taller no serviría de nada. Esto no es 'Fama, a bailar".
Dejando clara su filosofía docente, este joven triguereño hace acopio de ella corrigiendo a sus 'bailarines', siempre con sentido del humor. "No se le va una", susurran. Dando las oportunas indicaciones, reconoce Pavón que lo de bailar lo ha llevado siempre en la sangre. Diplomado en Educación Física por la Universidad de Huelva, dice haberse sentido en su infancia y adolescencia un poco Billy Elliot. Hasta que le dijo a su madre, una vez acabada la carrera, que a él lo que realmente le gustaba era bailar. Hizo un curso a distancia. Un amigo le grababa en vídeo los pasos, que enviaba a una Academia de Sevilla. Vídeo a vídeo, y paso a paso, consiguió sacarse el título de monitor de baile. Ahora se gana la vida enseñando a mover pies, caderas...
"Todo el mundo está capacitado para bailar, sólo hay que olvidarse de la vergüenza y dejarse llevar", apunta invitando a todo tipo de personas, ya sea su género, sexo y número, a participar en estos talleres.
Talleres que para muchos de sus alumnos, tienen un efecto terapéutico. Por ejemplo, a Carmen Sevilla "la auténtica, y no la de Merimé", formar parte del mismo se le aconsejó su quiropráctico, "para aliviar mis dolores de espalda", por una parte; y, por otra, también se lo recomendó su médico homeópata, para así mitigar, en todo lo posible, "los ataques de ansiedad". "Bailar, me da felicidad, me llena de alegría. Además, Pavón sabe como crear una atmósfera donde reina el buen ambiente", explica esta ama de casa de 49 años, quien reconoce que, una vez acabada las tareas propias de su profesión, práctica todo lo que puede en su casa.
Los que practican poco en casa es el matrimonio formado por Antonio y Carmen. El, prejubilado, ella enfermera del hospital Juan Ramón Jiménez. Cada uno, con intereses distintos, decidieron hace ya tres años formar parte de este taller. Antonio, para hacer ejercicio y matar "tanto tiempo libre"; Carmen, para liberarse de todas las tensiones generada por su trabajo. "Además, es que siempre nos gustó bailar". Afición que no pueden practicar con asiduidad en Huelva. Se lamentan de que no haya lugares donde las personas de 40 años para arriba puedan divertirse, bien bailando un merengue o una bachata, como un pasodoble, si hace falta. "Todo está enfocado a la juventud", espeta este matrimonio, ya maestros de baile, que han estado estos meses enseñando a bailar a su hija y a su novio para que se lucieran, como es debido, en el día de su boda. "Allí, arrasamos con unos cuantos numeritos". Lo dicho.
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