Huelva

Empresarios de ocio nocturno de la costa de Huelva dan por perdido el verano y califican de "ruina" el cierre

  • Piensan que se está "demonizando" a un sector que genera miles de puestos de trabajo y que en lo que llevamos de verano ha facturado entre un 50% y un 90% menos a consecuencia de las restricciones

Terraza de un establecimiento de copas, este fin de semana en Punta Umbría.

Terraza de un establecimiento de copas, este fin de semana en Punta Umbría. / Rafa del Barrio (Punta Umbría)

El cierre de discotecas, salas de baile y bares de copas con y sin actuaciones musicales en directo acordado el viernes en el seno del Consejo Interterritorial de Salud -integrado por el Gobierno de España y las comunidades autónomas-, no ha caído nada bien entre los principales empresarios del sector del ocio nocturno con negocios en algunos de los enclaves más concurrido del litoral onubense.

Huelva Información ha contactado con algunos de estos empresarios, quienes con la nueva medida anti Covid dan ya el verano "por perdido", al suponer "la puntilla" a las restricciones a las que el sector se ha visto sometido tras la apertura de sus establecimientos cuando concluyó la desescalada.

Según cada caso, los empresarios de la noche de la costa onubense consultados por esta redacción afirman haber facturado entre un 50% y un 65% menos en lo que llevamos de verano que en anteriores temporadas estivales por estas mismas fechas, por lo que el cierre va a suponer para ellos ya la "ruina absoluta".  

Es el caso de Óscar Nova, del Grupo EME, que regenta en Punta Umbría varias discotecas como es el caso de Mikonos, Mamajuana, Malibú o Mojitos, para quien la nueva medida es "totalmente ilógica", además de "una ruina".

Nova también lamenta que previamente no haya habido comunicación con el sector a la hora de adoptar una medida "tan drástica" como ésta, que además considera desproporcionada, ya que según sus datos "solo el 6% de los contagios por coronavirus que se están produciendo actualmente tienen relación directa con el ocio nocturno".

Un local de ocio nocturno en la localidad costera de Punta Umbría. Un local de ocio nocturno en la localidad costera de Punta Umbría.

Un local de ocio nocturno en la localidad costera de Punta Umbría. / Rafa del Barrio (Punta Umbría)

También indica que el cierre de sus establecimientos "está fuera de lugar", sobre todo "teniendo en cuenta las restricciones a las que ya hemos sido sometidos estos meses anteriores, lo cual, aunque también era muy ruinoso, al menos te permitía seguir trabajando para caso cubrir costes".

A ello se une "que en nuestro caso hemos cumplido a rajatabla todas las normas y medidas decretadas hasta el momento por las autoridades sanitarias para poder ejercer nuestra actividad, con los costes que ello ha supuesto".

Para Nova la medida va a suponer que se queden "miles de trabajadores en la calle" ya que, solo en el caso de su grupo empresarial, "se van a ir al paro unas 120 personas", y todo "sin haber recibido hasta el momento ningún tipo de ayuda". En este sentido, es contradictorio para Nova "ver cómo se llenan plazas de toros e iglesias y que se adopte una medida tan drástica con nuestro sector".

Por otra parte, según los datos facilitados por el empresario, el Grupo EME ha facturado en lo que llevamos de verano "un 50% menos que en años anteriores", porcentaje en el que "se sitúa nuestra línea roja para poder subsistir o no".

A pesar de todo lo anterior, Nova afirma albergar aún "alguna esperanza de que las autoridades den un paso atrás en esta medida y la flexibilicen un poco, al menos para que se nos permita seguir trabajando".

En parecidos términos se ha expresado Mario Picó, de la discoteca Puerto de Indias en El Terrón (Lepe), quien ha asegurado que cuando se recortó el horario de apertura de este tipo de establecimientos de siete a cinco de la madrugada "ya les dije a todos nuestros trabajadores que al 15 de agosto no llegábamos abiertos, y al final me he equivocado por pocas horas".

Y es que para Picó la nueva medida supone "una forma de demonizar a todo un sector", además de llegar después de que "nos hayan reducido los aforos y recortado los horarios de apertura". Una restricción, la primera, "hasta cierto punto entendible" para este empresario lepero, que no opina lo mismo con respecto a la segunda, ya que "nunca la entendí porque si cierras dos horas antes, la gente que está de fiesta y de copas difícilmente se va a marchar a casa a las cinco de la madrugada".

Picó incide en la "demonización" del sector del ocio nocturno con esta medida, y asegura que le "hace mucha gracia, por ejemplo, que los clubes de alterne estén abiertos en Huelva, cuando ahí sí que es imposible mantener las distancias interpersonales de seguridad".

Por otra parte opina que "es más fácil tener a las personas controladas dentro de un local, como es nuestro caso, que en la calle de fiesta o haciendo botellones de forma descontrolada".

"Esto es la puntilla. Un verano para olvidar", se lamenta, a lo que añade que la gente joven "va a seguir saliendo y va a haber más botellones".

Finalmente asegura que en su caso las pérdidas "son muy grandes". Y es que según detalla, en lo que llevamos de verano la reducción del aforo ha supuesto un 40% menos de facturación, y el recorte de horarios otro 15 por ciento, a lo que "hay que sumar los costes que ha supuesto contar con más medidas preventivas de seguridad e higiene en nuestro establecimiento". En definitiva, este verano "habremos facturado hasta un 65% menos que otros años".

El cierre de Puerto de Indias supondrá que a partir de esta semana más de 30 personas se queden en la calle, concluye Mario Picó.

En Isla Cristina, uno de los bares de referencia del centro es El Alcalde. Su propietario, Juan Hormigo, lleva más de siete años al frente de un negocio que nació con espíritu de gastrobar (con él como chef) pero que acabó transformándose en un local de copas y conciertos de pequeño formato.

"Nuestro pico de producción se concentra entre el jueves y el sábado", indica a este diario. "El verano pasado, un sábado teníamos a cinco personas trabajando. Este año nos apañamos entre dos o tres; no abrimos el domingo y lunes, martes y miércoles trabajo yo solo, cuando el año pasado como mínimo tenía a una persona más".

Un grupo de amigos charla tranquilamente en una terraza, copa en mano. Un grupo de amigos charla tranquilamente en una terraza, copa en mano.

Un grupo de amigos charla tranquilamente en una terraza, copa en mano. / Rafa del Barrio (Punta Umbría)

La medida del cierre del ocio nocturno "nos deja con cara de asombro porque creo que desde un principio se nos está estigmatizando". Hormigo estima que "descerebrados hay en todos lados y todas esas noticias que salen están creando una psicosis que está repercutiendo negativamente tanto en el funcionamiento, porque hay muchísima gente que no sale porque tiene miedo, como a la hora de legislar".

Augura que las medidas anunciadas el viernes por el ministro de Sanidad, Salvador Illa, "son el colmo y casi seguro que a muchos nos va a llevar al cierre definitivo, porque el problema es aguantar hasta que venga una vacuna, hasta que la gente pierda el miedo, y eso es muy costoso económicamente".

Tiene claro que la gente no va a dejar de salir a divertirse, solo que lo hará "de forma clandestina e incontrolada, en chalés, en botellones en la playa", en "lugares que no albergan las medidas de control que tenemos los locales". Por ello es "una incongruencia" cerrar a la 1:00 "si no planteas un toque de queda", porque el que ya esté en la calle "no se va a marchar a casa".

En este extraño estío marcado por la crisis sanitaria, Juan Hormigo ha facturado en El Alcalde "aproximadamente una décima parte de lo que estaba facturando el verano pasado, somos un bar eminentemente de barra y este verano funcionamos con terraza".

La incertidumbre "es lo que más desasosiego nos causa: muy probablemente tenga que echar el cierre definitivo con todo el dolor de mi corazón". Preguntado por si estudia una vuelta a sus orígenes y reconvertir el establecimiento en restaurante, manifiesta que "no me planteo volver a cocinar otra vez porque no me da garantía de que vaya a funcionar, haga lo que haga, dependo de clientes que tienen que salir a la calle".

Asimismo, agrega que los negocios de comida "también lo están pasando muy mal, porque hay restricciones en todo menos en los pagos: los impuestos son los mismos, los alquileres siguen siendo los mismos y somos un sector al que no se nos ayuda para nada".

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