Huelva

Emocionante llegada de los ucranianos refugiados a Huelva

Emocionante llegada de los ucranianos refugiados a Huelva.

Huelva recibe al primer autobús con ucranianos que buscan huir de la guerra en su país. Antes de la medianoche, familiares de los refugiados y familias de acogida onubenses estrechaban entre sus brazos, con una emoción incontenida, a los jóvenes llegados desde Ucrania. 

A la capital onubense han llegado alrededor de 10 ucranianos, mientras que los casi 50 restantes se quedaron en Sevilla con sus respectivas familias. Tal y como adelantó Huelva Información el pasado sábado, la llegada de estas personas a Andalucía comprendía cinco días de viaje y tendría su ansiado final en la noche de hoy.

Una de las personas que viajaba en el citado autobús era la hija de 14 años de Lesia, quien vive en Huelva desde hace tres años. Dado que "mi hija me llamaba a menudo con miedo y que vive cerca de la frontera con Polonia, organicé su viaje a Huelva", explica Lesia, cuya hija mayor se ha quedado en el país para apoyar a su marido, quien, con motivo de la Ley marcial, no puede abandonar el país. También continúa en Ucrania la madre de Lesia, tajante en su idea "de no abandonar su casa pase lo que pase".

Otro de los ucranianos que aguardaba su familia era Igor Krabers. Su hija ha llegado desde Ucrania con sus dos nietos y con los dos hijos de una pareja de amigos suyos. A su hija y a los pequeños no los veía desde hacía cinco años, pues trabaja desde hace un lustro en el sector de la construcción onubense. Tal ha sido el tiempo de espera que difícilmente podía ocultar su felicidad.

Diferente era el caso de Antonia Ponce, quien se reencontraba con Anastasia, ucraniana a la que acogió en su vivienda de Alosno en 2001 en el marco del programa estival de Chernóbil. "Me llegó al corazón esta joven en las tres ocasiones en las que estuvo aquí", explica. En este sentido, cuenta que, al saber del estallido de la guerra en Ucrania, su primer pensamiento fue Anastasia y, por ende, contactó con ella para acogerla de nuevo 20 años después. "No obstante, dio la casualidad de que, al mismo tiempo que yo le envié un mensaje, ella me lo envió a mí", añade Antonia.

Dos décadas después de la última vez que se vieron, Antonia y Anastasia se fundieron en un intenso abrazo repleto de lágrimas y de palabras de cariño y agradecimiento.

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