Emilio Fernández Seisdedos, siempre es pronto

Siempre es pronto. Qué realidad es que, cuando alguien querido nos deja, siempre es pronto. No importa la edad, no importa lo que hayamos disfrutado de él. Siempre nos parecerá pronto y siempre lloraremos y lloramos por no poder seguir disfrutando de él, de sus consejos, de su sonrisa, de su cariño eterno hacia los demás.

Qué bueno eras, Emilio. En todos los años que te he conocido no te recuerdo ni un mal gesto, ni una palabra más alta que otra.

Qué bueno eras, Emilio. En tu vida se olvidaron los rencores. Creo que para ti nunca existió esa palabra. Cuando te conocí, pienso que lo primero que me transmitiste fue que "habías vuelto a nacer", con unos cuantos años a la espalda y horas de sufrimiento, de mucho sufrimiento. Pero, Dios te lo compensó. Te dio una mujer "mejor imposible", Mariana, cuya misión más importante en esta vida ha sido quererte, mimarte y dedicarse a ti, a ti y a tus hijos -Pilar, Mª Carmen y Emilio- y a tu empresa, tu joyería de tu alma. De tus hijos, lo único que se puede decir es que "ni escogidos". No se puede hablar de ninguno de ellos sin tener en los labios palabras de reconocimiento a los valores que tú, con tu mujer, les inculcasteis.

Y, paradojas de la vida, tu pasión por vivir hizo que los años que el destino te había quitado, te los devolviese y fueras cumpliendo y cumpliendo uno detrás de otro y siempre con el talante que te caracterizó, el de un gran ser humano, para disfrute de los tuyos y para que Huelva entera supiese quién era "Emilio, el platero".

Bueno, Emilio, no puedo extenderme más porque, entre otras cosas, hablar de ti da para escribir un libro. Gracias por lo que nos enseñaste a todos. Al dejarnos he comprobado lo mucho que te querían. Eso es lo que vale, querido Emilio y ten por seguro que para todos, a pesar de tus 103 años, es pronto, ha sido pronto. Pero no te preocupes, queda lo que has sembrado, lo que has transmitido y que los demás -quizás más torpemente- intentaremos transmitir.

Gracias Emilio. Gracias Emilio, el platero". Siempre estarás con nosotros y te recordaremos, porque has sido un hombre bueno.