Romeria rocio

Emigrantes peregrina al santuario de la Cinta, Patrona de Huelva

  • Los rocieros realizan una multitudinaria ofrenda de flores en la ermita de El Conquero

La comitiva de Emigrantes en la llegada al santuario.

La comitiva de Emigrantes en la llegada al santuario. / SUGRAÑES

El santuario de Nuestra Señora de la Cinta acogió en la mañana de ayer uno de los actos marianos más entrañables de los que se viven al año de manera tradicional. Es la peregrinación que realiza el 1 de mayo la Hermandad de Emigrantes de Nuestra Señora del Rocío, que de esta forma se pone en camino hacia la Romería de Pentecostés.

Una comitiva festiva con sonido de tamboril en una senda de flores que, desde los jardines de la Casa de Ejercicios, llegaba hasta las plantas del altar de la Virgen de la Cinta.

Una comitiva presidida por Eduardo Fernández Jurado, acompañado por el sacerdote y hermano de la corporación rociera, José Manuel Barral; y el hermano mayor de esta romería, Francisco Martín Vélez. En el patio del snatuario fueron recibidos por la junta gestora de la Cinta, que preside Bienvenido González Roldán.

Así se caminó junto a una celebración eucarística que se abrió con una multitudinaria ofrenda de flores que depositaron a los pies de la Patrona de Huelva flores rojas y amarillas, como la bandera de España que llevan en el cordón de su medalla.

Repiques de campanas y sevillanas del coro de la Hermandad de Emigrantes para convertir la mañana en una antesala del camino rociero.

Así lo decía José Manuel Barral, quien elogiaba este fervor mariano de “un mes dedicado a María que inundaba el altar del santuario blanco con sus flores”.

Un día en la que “la Virgen de la Cinta es más rociera y Emigrantes más cintera”, señaló para destacar que “aquí es donde empiezan los caminos que llevarán a rezarle el Lunes de Pentecostés, en esa jornada de luz en la que se mira a la Virgen del Rocío con el corazón ensanchado”.

Espera, además, que esta cinta “nos amarre en la auténtica hermandad, unidos en ella”. Invitó a una lucha del día a día para no acomodarnos, para dar testimonio de que el Señor está con nosotros.

“Aquí empieza nuestro camino, la Virgen nos está llamando y Emigrantes le escucha”, dijo. Se rezó la oración de San Manuel González y se cantó la Salve de Emigrantes. Los rocieros iniciaron su camino entre el repicar de la blanca espadaña, que les llevó hasta la capilla conventual de las Hermanas Oblatas de Cristo Sacerdote. Emigrantes comienza así un camino muy especial que le llevará a la romería del Centenario de la Coronación.

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