Elías Pérez, cineasta onubense: "'Carroña' ya es un éxito para mí solo porque es un proyecto terminado"
Voces de Huelva
El cortometraje cinematográfico ha sido la "hermana fea del cine" a lo largo de toda su evolución. Castigado por el mito de tener menor rango que las películas-largometrajes, queda eclipsada la labor los que ponen en pie este género. Uno de ellos es el onubense Elías Pérez, que ha estrenado su tercer corto -y no último-, Carroña.
-Hábleme de sus inicios. ¿Cómo surge la vocación por la producción audiovisual?
-Mi vocación como cineasta comienza hace muchos años. Desde pequeño he intentado hacer películas y soy un apasionado del cine. Con 16 años, empecé a hacer pequeños ensayos y uno de ellos lo cogieron para un Festival de Cine Iberoamericano. A partir de ese momento empecé a hacer muchos cortos, cada vez fluían más. Poco a poco, fui convirtiendo esos pequeños ensayos en películas que van mejorando mi carrera y le van dando forma a mi profesión.
-Es en ese momento cuando la vocación se convierte en tu profesión.
-Desde 2018 en adelante, logro llevar a cabo tres cortometrajes profesionales. Recalco profesionales porque van más allá de una idea que surge entre tres amigos en un banco. Es el trabajo de más de 60 personas sacando ideas y esforzándose por hacer algo digno, por lo que la gente pueda pagar y que aparezca en una gran pantalla. La postproducción es muy importante: sin ella, una buena idea se queda en nada.
-¿Qué le mueve a realizar los cortos a pesar del presupuesto y esfuerzo que implica?
-Es importante darle valor a nuestra profesión, al igual que ocurre con el periodismo. Tenemos que saber defender lo que hacemos, porque son trabajos exigentes. Con El Prenauta logramos sacar adelante un trabajo profesional y llegó a muchos festivales.
-¿Cuál fue el segundo?
-En 2022 sacamos Se van sus naves, que ha tenido un amplio recorrido por festivales e incluso ha estado nominado a los Premios Carmen. Ahora, hemos logrado poner en marcha Carroña, el cierre de la Trilogía del Agua.
-¿De qué va Carroña?
-Carroña trata temas que están a la orden del día, uno de ellos, la importancia de uno de nuestros bienes más preciados y que más peligran: el agua. En este caso, el protagonista de Carroña es el dueño de una cadena de televisión importante al que los trabajadores le montan una huelga por las condiciones en las que se encuentran.
En ese momento, empieza a tener ensoñaciones con el agua. Sueña que se encuentra en medio de un desierto y que tiene mucha sed. Necesita agua, pero no la encuentra.
Ahí comienza una evolución del personaje, ambicioso y guiado por la codicia hasta que se da cuenta de que sin ciertos recursos que parecen estar al alcance de nuestra mano pero que son necesarios, no vivimos. En este caso es el agua.
La idea es recrear un viaje introspectivo, una alegoría que plasma en la aridez de un desierto, un estado de ánimo y una denuncia a las personas que anteponen los intereses económicos a los humanos.
-¿Qué tienen en común los tres cortos que componen la Trilogía del Agua?
-Es una trilogía porque tanto en Prenauta como en Carroña o en Se van sus naves el elemento común es el agua. Aunque son historias que concluyen y sus personajes no saltan de una a otra, en cada uno de ellos el agua está presente de una forma u otra, principalmente de forma metafórica.
-¿Por qué el agua como elemento clave?
-En este caso, Alonso Sánchez, conocido para muchos como predescubridor de América aunque en Huelva sigue siendo una figura algo invisible, aparece en medio de un océano perdido. Ahora, en Carroña, el protagonista está perdido pero esta vez en lugar de en un océano en medio de un desierto. Hace años fue un océano.
En Se van sus naves pasa lo mismo. La protagonista metafóricamente pone un barco de papel en una piscina que está rebosante de agua y se desarrolla la temática de la migración. Narra cómo los barcos que se van son los que llegan, cargados de personas que buscan oportunidades.
-¿Cómo es el proceso de crear un cortometraje?
-Para levantar un proyecto de película -sea corta o larga- tienes que saber que vas a tardar mínimo dos años. Poniendo los pies en el suelo, necesitas un apoyo económico e institucional para hacer las cosas bien.
A mí me gusta tratar de dignificar mi profesión por hacer buenos trabajos, rodeados de profesionales.
-¿Es el cortometraje un género audiovisual castigado e invisibilizado?
-Los cortos están a veces vilipendiados por personas que no han logrado obtener una financiación para su proyecto y, al final, acaban teniendo que hacer proyectos más amateur.
Es difícil conseguir financiación, pero cuando yo me enfrento a un proyecto largo -que en realidad es un corto- intento por todos los medios que me garanticen que se va a realizar con la calidad suficiente como para que no me sienta mal al verlo, que pueda tenerlo delante de una pantalla y que me enorgullezca porque está trabajado.
Cuando ves algo en una pantalla grande, los fallos son aún más visibles.
-Es una forma completamente distinta de ver tu propio trabajo.
-Es como la prueba del algodón: ver tu propia historia en el cine te hace sentir que los fallos son más obvios, que saltan a la vista. De ahí la necesidad de tratar de hacer cada fase del proyecto de una forma muy cuidada.
Hay que poner en valor la figura del cortometraje. Son muchas personas trabajando durante meses de forma profesional y continua por una idea.
-¿Siente presión en la última etapa de creación del cortometraje? ¿Le ha pasado con Carroña?
-Carroña es una historia que tiene un tinte onírico y surrealista. Más que presión, quiero saber qué le parece a la gente.
No es presión, es miedo y ganas. Intento esforzarme mucho en que mis cortos tengan una conclusión, una idea que se pueda extraer. Quiero que cuando lo veas te hagas alguna pregunta o te reafirme una idea que ya tenías rondando por tu cabeza.
-¿Cuál extrae de su propia producción, Carroña?
-Me gustaría que nos hiciera replantearnos nuestra escala de valores. El dinero como engranaje vital en un desierto no te sirve de nada, lo que necesitas es agua.
-¿A qué obstáculos se enfrenta en este sector?
-El trabajo creativo y en concreto el cinematográfico y artístico tienen mucho intrusismo. Empresas e instituciones no valoran un proyecto hasta que no lo ven, y eso te obliga a ir mermando el presupuesto y, por tanto, su calidad.
-Aunque el dinero no debe ser una pieza vital, sí que lo es para la puesta en marcha de un proyecto como Carroña. ¿Cómo lo ha hecho hasta lograr recaudar el dinero suficiente para llevar en marcha este proyecto o los anteriores?
-Siempre que empiezo un proyecto tengo que tener garantizado que tengo el presupuesto estimado en la productora para hacerlo. A lo mejor dejamos bailando algún número, pero pondremos un precio ajustado a lo que el proyecto requiere.
Con Carroña necesitábamos tener muchos efectos visuales y eso encarece bastante la producción, entonces ahí es importante tenerlo en cuenta. Lanzarse a rodar y sin dinero puede poner en peligro tu idea.
Puedes tener un guion espectacular pero si no le das el tratamiento que necesita hasta el final, eso se puede morir en la orilla y te puede desmoralizar mucho cuando ves que el resultado no es el que esperabas.
-La postproducción, con un sonido e imagen de calidad, es crucial.
-Lo importante es que llegues hasta el final de la forma en la que considerabas desde un primer momento y si no, mejor guardar el proyecto en un cajón. Tu proyecto al final está hablando de ti, de tu forma de hacer las cosas.
Tenemos que discernir entre un libro y literatura, una película y cine. Cualquiera puede escribir un libro, pero que eso realmente acabe siendo realmente literatura depende del amor que le tengas a tu profesión, al igual que pasa con las películas.
-¿Algún proyecto futuro?
-Estoy trabajando ahora en un largometraje documental que verá la luz en el año 2026. También estoy embarcado en mi primer largometraje de ficción, todo un reto para mí.
-¿Has tenido que guardar algún proyecto en el cajón y de forma definitiva?
-Muchas veces. Tantas, que Carroña es un éxito para mí por el simple hecho de que está terminada.
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