Elena E. Rodríguez: "Me enorgullece que la UHU aparezca en la máxima institución de la Historia en España"

Voces de Huelva

La Catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas, docente e investigadora de la Universidad de Huelva, ingresa en la Real Academia de la Historia

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Elena E. Rodríguez Díaz, elegida académica de número de la Real Academia de la Historia para cubrir la vacante de la medalla n.º 12 / Juan Carlos Muñoz

La Universidad de Huelva está de enhorabuena. La calidad de su profesorado se eleva al máximo nivel tras la reciente incorporación de la catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas (Paleografía), Elena Rodríguez Díaz, a la Real Academia de Historia (RAH). Con este nombramiento, Rodríguez cubrirá la vacante de la medalla 12 que ocupaba el fallecido Carlos Seco Serrano.

La candidatura de esta docente e investigadora de la UHU fue presentada por los académicos Luis Agustín García Moreno, María Jesús Viguera Molins y Enrique Moradiellos García. Para la catedrática, "es todo un honor" el ingreso en la Real Academia de la Historia, institución fundada en el año 1738 y que desde entonces ha desempeñado un papel esencial para el "estudio y vigilancia de la veracidad de la Historia".

Sobre su especialidad, la Paleografía, la doctora Rodríguez la define como aquella ciencia histórica que estudia "la evolución de las escrituras antiguas". "En clase de Paleografía en Huelva, afirma, "enseñamos a los estudiantes a leer y descifrar documentos, de manera que cuando terminen la carrera y visiten un archivo, sean capaces de leer y comprender un documento antiguo".

-Hace unos meses los que presentaron su candidatura contactaron con usted para preguntarle si estaba dispuesta a aceptar esta incorporación a la RAH, ¿Cómo recibió la noticia?

-Con una gran ilusión. Algo tan importante para mi área de conocimiento y para la Universidad de Huelva no se puede tomar de otra manera. Dije rotundamente que sí porque es un gran honor, ya que es muy difícil acceder. Son los propios miembros académicos los que proponen a las personas para entrar según las necesidades que pueda tener cada academia. Buscan, preguntan y estudian a quienes ellos consideran que pueden realizar un trabajo mejor para la entidad. Con todo, también es una gran responsabilidad de cara a desarrollar aquello que me demanden para difundir y promocionar el conocimiento histórico.

-¿Qué cree que han valorado de su trayectoria profesional?

-Han valorado mi dedicación fundamentalmente a la Paleografía y Codicología. Ellos necesitaban a alguien de estas ramas del conocimiento que fuera catedrático, como requisito imprescindible para entrar, y que hubiera aportado avances verdaderamente importantes al conocimiento histórico. Abrir caminos con cosas nuevas y al mismo tiempo sólidas. También han destacado también mi proyección internacional. Tengo diversas publicaciones fuera de España y en lugares muy relevantes. Yo creo que además ayudó el hecho de que el año pasado me eligiera por votación el Comité Internacional de Paleografía Latina, que es el máximo organismo mundial de Paleografía y de Codicología, que también tuvo bastante repercusión mediática en Huelva. Ahí te proponen miembros del Comité de dos países y luego votan los 70 miembros de unos 28 países de cuatro continentes. Que esto suceda es aún mucho más difícil. La primera vez que se presentó mi candidatura me eligieron a la primera, algo que también es muy complicado. Mucha gente ha entrado, pero después de muchos intentos, después de presentar las candidaturas muchas veces y en este caso no fue así. Yo creo que este reconocimiento tan importante, debido al prestigio internacional que tiene este Comité, ayudó.

Con todo, lo que más han valorado han sido mis aportaciones para el avance de la Codicología en España y de la Paleografía. Igualmente, les ha gustado mucho también mi perfil transversal, porque además de mi labor investigadora en estas dos áreas de conocimiento, tengo también libros y artículos de Diplomática, así como de contenido histórico general, de carácter económico, por ejemplo y de distinta naturaleza.

Lo que más han valorado han sido mis aportaciones para el avance de la Codicología en España y de la Paleografía

-A nivel práctico, ¿Qué significa ser miembro de la Real Academia de la Historia?

-Es un trabajo con el que me pongo a disposición de la directora, Carmen Iglesias Cano, para las tareas que la institución quiera encomendarme. Ingresaré a nivel operativo el próximo año y desde entonces realizaré tareas, estudios concretos de distinta naturaleza, organización de conferencias... aquel trabajo que esté relacionado con mi faceta profesional y que iré conociendo a medida que empiece a desenvolverme dentro de la entidad junto al resto de académicos.

-Con su nombramiento, aumenta también el prestigio académico de la Universidad de Huelva

-Me enorgullece muchísimo que la máxima institución de la Historia en este país reconozca el trabajo de tantos años, por un lado, pero también me enorgullece mucho que yo pertenezca a la Universidad de Huelva y que la UHU aparezca a estos niveles. La Onubense, mi Facultad de Humanidades, el Departamento de Historia, el Centro de Investigación en Patrimonio...todos los lugares en los que yo estoy en la UHU que, de alguna manera, va a repercutir este prestigio en ellos también. Yo estoy muy feliz de poder regalar esto a Huelva y a su Universidad, por la que he trabajado desde el principio, ya que me incorporé al Campus de La Rábida cuando todavía dependíamos de Sevilla. He visto cómo crecía la Universidad de Huelva y además he trabajado como directora de Departamento dos veces, luchando para hacer crecer y mejorar la Universidad.

-Ahora recoge los frutos tras años de dedicación completa a su pasión dentro y fuera de la Onubense

A veces llegaba a las 8:30 de la mañana y luego me tenía que abrir el guarda de seguridad por la noche, porque me quedaba la última trabajando en cosas para conseguir que el Departamento destacara. Primero, nuestros doctorados, luego los másteres... y luego, cambia la orientación política y crees que el trabajo que has hecho no sirve para nada. Aunque después, a la larga, de una manera o de otra, la vida te lo reconoce, por lo que en ese sentido también estoy muy contenta.

Yo estoy muy feliz de poder regalar esto a Huelva y a su Universidad, por la que he trabajado desde el principio

-¿Cuáles han sido sus grandes logros en la Universidad de Huelva?

-Se estaban empezando a evaluar los programas de doctorado en la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación y durante uno de mis mandatos enviamos el programa de Doctorado Iberoamericano en Historia que teníamos a evaluar a Madrid y conseguimos 82 puntos sobre 100, poniéndonos por delante de las mejores universidades de España. Fue un regalo magnífico y todo el equipo que estaba en la dirección del departamento en aquel momento se siente muy orgulloso. Esa fue la época en la que salíamos de la UHU de noche. No nos importaban las horas extra porque lo que queríamos era conseguir un logro para la Universidad y con esa intención lo hicimos. Al final lo conseguimos y eso lo recuerdo con mucho cariño.

-Y en su faceta más internacional, ¿También se ha sentido apoyada por la UHU?

-He publicado mucho fuera de España, he hablado en los principales lugares científicos de Europa y Norteamérica, en la Universidad de Yale, en la Academia de Ciencias de Berlín... en lugares muy punteros y todo eso está publicado en libros fuera de España. En Alemania tuve una época que iba una vez cada tres o cuatro años con resultado de publicación, por ejemplo. Esto es una tarea constante durante muchos años para la que siempre he recibido el apoyo, primero de Andalucía y segundo, de la Universidad de Huelva. Nunca se me puso ningún inconveniente cuando pedía licencia para ir a algún congreso o conferencia. Además de con la UHU, también colaboro en másteres y proyectos con la Universidad de Córdoba y Sevilla. Pero la principal ha sido la de Huelva, que siempre me ha brindado su apoyo y me ha puesto facilidades para moverme por Europa y Estados Unidos.

-¿Compatibilizará su trabajo en la Real Academia de Historia con la actividad docente e investigadora en la Universidad?

-Claro que sí. Continuaré con mis clases en el Grado de Historia en la Facultad de Humanidades en Huelva. La seguiré impartiendo igual, porque a parte de que ambos trabajos se pueden compaginar muy bien, a mí me apasiona la docencia. Me gusta todo lo que tenga que ver con la investigación y la docencia universitaria está muy relacionada con ello. Es lo que nos diferencia de la enseñanza secundaria. Nosotros investigamos y transmitimos a los alumnos lo que investigamos o una parte importante de ello. No solo transmitimos los conocimientos actualizados, sino que al gustarnos mucho lo que hacemos, también ponemos más entusiasmo en ello. Yo dando clases de Paleología, que es una asignatura muy difícil, les advierto desde el primer día y les digo que si se lo toman enserio desde el principio y siguen mis indicaciones, no tendrán problema en aprobar. Ahora bien, no es fácil y hay que dedicarle tiempo. A mí me encanta. Yo disfruto mucho de los alumnos. Son una fuente de conocimiento constante y además estás en continuo contacto con la gente joven, que a mí también me encanta, así que yo feliz.

La UHU siempre me ha apoyado y me ha puesto facilidades para investigar y moverme por Europa

-¿Cuáles son sus principales aportaciones en el ámbito de la investigación?

-Mi tesis doctoral en un principio iba a dedicarla a la descripción de un códice de Diplomático que analizaba un cartulario, unas páginas introductorias describiendo el pergamino, los cuadernos y demás. Ese era el plan inicial. Pero cuando empecé a leer bibliografía sobre cómo se describía un manuscrito y qué había que hacer para escribir un manuscrito medieval me di cuenta de que existía una disciplina llamada Codicología, cuyo estudio era ese precisamente. Tenía mucho desarrollo fuera de España, en Francia e Italia fundamentalmente, pero en cambio, en nuestro país muy poquitas personas la cultivaban y quienes lo hacían se dedicaban, sobre todo, a los manuscritos de la Alta Edad Media en escritura visigótica. Pero del resto no se había investigado prácticamente nada. No había ni manuales y era un campo absolutamente virgen al que yo le vi muchísimas posibilidades.

Sobre todo, observé que lo poco que había escrito de códices bajomedievales en aquel momento decían generalidades. Yo me di cuenta de que eso no era demasiado riguroso y de que no se podía generalizar sin conocer. Entonces decidí especializarme en Codicología y estudiar los manuscritos de toda la Corona de Castilla a partir de mi tesis doctoral prácticamente desde cero.

Además, con los congresos a los que acudí, me documenté y me decidí a estudiarlo. Entonces quiso el destino que entrara en la Universidad de Sevilla para impartir docencia en Huelva. Dejé de estudiar los códices asturianos que había estudiado varios, de diferentes épocas en escrituras visigótica y gótica, y comencé a estudiar los sevillanos, pero intentando enmarcarlos en la generalidad del reino y con mucha paciencia fui ejecutándolo. A veces iba una o dos veces a Madrid a leer manuscritos, y año tras otro y desde muy pronto decidí también salir al extranjero. Uno de los primeros sitios a los que fui fue a la Universidad de Oxford a ver lo que estaban haciendo allí en Codicología y a que en Oxford supieran que en España también había gente estudiando Codicología. Es fundamental para los estudiantes y los jóvenes salir fuera de España.

-¿Ha llegado al momento culmen de su momento profesional?

-Uno de los académicos que me ha defendido ha dicho que estoy en la fase más productiva de mi carrera investigadora y es cierto, ya que ahora tengo un gran conocimiento para publicar. Me faltan horas del día para poder escribir más. Pero si entendemos culmen como sinónimo de fin, yo creo que no. Pienso aportar todavía bastante más a la Historia a través de la Codicología y la Paleología.

-¿Cuántas horas al día dedica usted a la investigación?

-No las cuento, pero muchísimas. Creo que tiempo completo, a veces con fines de semana y este verano incluido. Además, a esto se le suma que hago investigación por amor al arte. Se puede decir que es una forma de vida. Pero me gusta mucho lo que hago, entonces para mí no es una obligación.

-¿Qué mensaje le transmitiría usted como referente en la UHU a aquellos alumnos que están ahora decidiendo qué hacer con su futuro profesional? ¿Les recomienda que sean románticos y se dejen llevar por su pasión o que piensen en la salida laboral y la remuneración?

-Lo primero, que hagan lo que realmente les gusta. Hay personas que son vocacionales como yo, que estaba enamorada de la Historia desde pequeñita. Otras no lo tienen claro y al final llegan a una carrera u otra por circunstancias. Lo principal es que estudien y pongan los medios para conseguir lo que quieren en la vida, eso sí, con mucho trabajo, mucha disciplina y mucho esfuerzo. A mí si hace unos meses alguien me dice lo de la Real Academia de la Historia le hubiera dicho que menuda barbaridad. Además, de mi área de conocimiento hacía más de 40 años que no entraba nadie en la Academia. Era algo que teníamos prácticamente descartado. Nunca lo hubiera pensado, pero finalmente ha sido así. Que auténticos maestros piensen en mí me llena de orgullo. O sea que lo que parece imposible de conseguir, se consigue. Eso sí, con mucho sacrificio.

Sobre Elena E. Rodríguez Díaz

Elena E. Rodríguez Díaz, nacida en Madrid en 1961, es licenciada en Geografía e Historia por la Universidad de Oviedo (1984), con Premio Extraordinario. Becaria de investigación de la Junta General del Principado. Doctora en Historia por la Universidad de Oviedo (1989). Catedrática de Ciencias y Técnicas Historiográficas de la Universidad de Huelva. Miembro del máximo organismo mundial de Paleografía y Codicología latinas, que es el Comité international de paléographie latine. Presidenta de la Sociedad Española de Ciencias y Técnicas Historiográficas.

Autora de un centenar de artículos, capítulos y libros publicados en España, Francia, Alemania, Bélgica, Italia, Suiza, etc. Entre publicaciones, estancias, congresos y conferencias ha intervenido en Universidades, instituciones y foros científicos de primer nivel en toda España (muchas Universidades, CSIC, IPCE, etc), así como de Europa y EEUU (Universidades de Oxford, Londres, Erlangen-Nuremberg, Lausana, Yale, École national des chartes de la Sorbona, CNRS, Academia de Ciencias de Berlín, Biblioteca Apostólica Vaticana, etc). Especialista en Codicología y Paleografía. Entre sus principales aportaciones se encuentra el estudio de los códices medievales españoles, sobre todo de los fabricados en la Corona de Castilla entre los siglos XII y XV, aunque también ha cultivado la Diplomática y otros ámbitos de la Historia en general.

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