Temporal en Huelva

Desolación en Nerva tras el paso de la borrasca ‘Elsa’

  • Una tromba de agua provoca una riada y cuantiosos daños en la zona comercial del centro de la localidad y en viviendas aledañas

Enseres en la calle de una vivienda afectada por la riada.

Enseres en la calle de una vivienda afectada por la riada. / J. A. Hipólito (Nerva)

Nerva ha sido la localidad onubense más afectada por la entrada de la tormenta Elsa en la provincia de Huelva. El centro neurálgico de la localidad minera, así como sus calles aledañas se vieron ayer arrasadas por una gran tromba de agua producida a primera hora de la mañana convirtiendo la zona comercial en un auténtico lodazal. También colapsó por completo el barrio del Pozo Bebé inundando casas, garajes y talleres.

La fuerza del agua fue tan virulenta que llegó a tirar muros y a arrancar de cuajo puertas de hierro.  Algunos coches estacionados en la avenida de la Reú terminaron en pleno paseo peatonal, a cientos de metros del lugar donde estaban estacionados, junto a contenedores, mesas y sillas de bares amontonadas. Otros vehículos llegaron a atravesar las cristaleras del teatro Victoria hasta introducirse por completo en el hall. La desolación de los vecinos durante todo el día de ayer fue total. Nadie recordaba nada igual, ni los más antiguos del lugar.

Todo parece indicar que la causa de la inundación ha estado en el taponamiento del colector del barranco de Santa María ubicado al norte de la localidad minera, al costado este de la barriada del Pozo Bebé. En este punto fueron acumulándose durante toda la madrugada arrastres de tierra, rocas, troncos y restos de vegetación procedentes de la zona incendiada hace dos años en la Sierra del Padre Caro.

Sobre las 08:30 una gran tromba de agua hacía saltar la boca del colector arrasando con todo lo que encontraba a su paso. Las viviendas de la calle Castelar fueron las primeras en inundarse y la avenida de la Reú se convirtió en un imponente río de aguas bravas por las que navegaban sin control todo tipo de objetos. Afortunadamente no ha habido que lamentar daños personales, pero sí cuantiosos materiales, aún por calcular.

Labores de limpieza en una calle tras el pasado de la riada. Labores de limpieza en una calle tras el pasado de la riada.

Labores de limpieza en una calle tras el pasado de la riada. / Juan A. Hipólito (Nerva)

Más de medio centenar de establecimientos comerciales se han visto afectados por la tromba de agua. Los daños en vehículos se cuentan por decenas. Y las viviendas de particulares afectadas superan ampliamente el centenar, con la inmensa mayoría de sus enseres inservibles. El Ayuntamiento de Nerva ha puesto a disposición de los afectados una oficina en la que tramitar todas sus demandas.

Durante todo el día de ayer y hasta altas horas de la madrugada, efectivos de Bomberos, Infoca, Policía Local, Protección Civil, Cruz Roja y Guardia Civil permanecieron desplegados en la localidad en previsión a que pudiera repetirse otra inundación ante el pronóstico de fuertes lluvias y viento.

La coordinación de los trabajos de seguridad y limpieza se llevó a cabo desde el salón de plenos del Ayuntamiento de Nerva, donde permanecieron reunidos durante toda la jornada y parte de la noche. Más de un centenar de voluntarios, muchos de ellos procedentes de otros municipios de la Cuenca Minera de Riotinto colaboraron durante todo el día en las labores de limpieza y aprovisionamiento de alimentos a damnificados y voluntarios, codo con codo con los principales afectados, trabajando intensamente para devolver la normalidad a la zona lo antes posible. El albergue turístico de Casa Idolina también puso a disposición de los damnificados su medio centenar de plazas hotelera.

Nada más conocer la noticia, los alcaldes del resto de municipios de la Cuenca Minera de Riotinto se pusieron a disposición del de Nerva para ayudarle en todo lo que necesitase. También se pusieron a disposición del alcalde diferentes responsables de las administraciones regional y provincial, como la diputada territorial de Huelva, Rosa Tirado, Rosa Tirado, que apeló a las posibles responsabilidades que pudieran derivarse de esta situación.

Caudal del arroyo que provocó la riada. Caudal del arroyo que provocó la riada.

Caudal del arroyo que provocó la riada. / Juan A. Hipólito (Nerva)

José Ángel, Petra, Domingo, Nuria, Tomás y Carlos, todos vecinos del Pozo Bebé, coinciden al describir la fuerza con la que el agua bajaba desde la calle Castelar hacia la Avenida de la Reú. “Ha sido terrible. Menos mal que no tenemos que lamentar ninguna pérdida humana porque esto ha sido terrible. Pero, hemos perdido todos los enseres de nuestras viviendas. Alguien tendrá que responsabilizarse de todo esto y nos tendrá que ayudar”, comenta otra vecina desolada.

En la zona centro, los comerciantes no salían de su asombro. A tan solo unos días para la Navidad y en plena campaña de fomento al consumo local, muchos de ellos lo han perdido todo y tendrán que empezar de nuevo.

“El torrente de agua bajó con muchísima fuerza. Cuando nos dimos cuenta ya estábamos rodeados por el agua. Entraba por todas partes. La situación nos ha desbordado por completo. Ni podíamos entrar ni salir de la tienda. Y hemos visto todo tipo de objetos navegar por el paseo como si esto fuera un río”, comentan desesperados.

El alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, ha calificado la situación de “catastrófica” y apunta a la falta de vegetación provocada tras el incendio registrado en la Sierra del Padre Caro hace dos años como causante del desastre. “Ya veníamos anunciando a la Junta de Andalucía que estoy podía pasar, hasta que ha pasado.

La última fase de reforestación de la zona quemada debería haberse llevado a cabo antes de que finalizara este verano, y no se ha hecho. Así que de aquellos polvos estos lodos. Es de imperiosa necesidad que se acometa cuanto antes la situación del barranco de Santa María con un desvío que evite que cruce el pueblo de norte a sur. De no corregir esto, corremos un grave peligro de nuevas inundaciones, ya que toda la zona del incendio está desnuda de vegetación que amortigüe la fuerza del agua”, asegura el primer edil.

Vehículos arrastrado por la corriente de las aguas. Vehículos arrastrado por la corriente de las aguas.

Vehículos arrastrado por la corriente de las aguas. / Juan A. Hipólito (Nerva)

Las obras realizadas desde el Ministerio de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente del Gobierno de España se centraron en la recuperación de los aspectos más relevantes del ecosistema: minimizar la pérdida de suelo, estabilizar el terreno y contener los procesos erosivos que tienen lugar con posterioridad en las zonas incendiadas, especialmente tras las habituales lluvias que se registran al final del estío y comienzo del otoño.

La emergencia de estas obras venía justificada por la necesidad de reducir la contaminación de aguas superficiales y subterráneas, evitar el riesgo de plagas forestales, favorecer la regeneración natural de flora y fauna y contribuir a reparar y mejorar la red de pistas forestales afectadas.

Los primeros trabajos realizados consistieron en tareas encaminadas a la colocación de fajinas realizadas con árboles muertos sobre laderas para frenar los arrastres que pudiera producirse con las lluvias. De la misma forma, se procedió a la construcción de albarradas hechas en superficie con piedras y tierra, sin argamasa, para impedir la perdida de suelo.

Ambas medidas estuvieron encaminadas a evitar la erosión del terreno. Después se actuó con un tratamiento antiplagas en los árboles más débiles para evitar la proliferación de insectos “perforadores” en las zonas perimetrales del incendio. Pero aún quedaba una última fase por concluir que no ha llegado a tiempo.

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