Gente Inteligente

Comunicación inteligente para parejas sanas

Una pareja con los pies entrelazados en la cama.

Una pareja con los pies entrelazados en la cama. / M. G.

Quién no ha tenido alguna vez problemas con su pareja que se hubieran evitado o al menos reducido con una mejor comunicación. Quién no ha pensado en alguna ocasión que, si hubiera dicho o no dicho tal o cual cosa, las cosas hubieran ido mejor. Quién no es consciente del poder de la comunicación en las parejas y en la vida… Es el momento de prestarle mucha atención y ponerse en acción para tener y disfrutar de una comunicación inteligente que mejore la relación que le une a esa persona tan especial para usted. Merece la pena.

El amor romántico es una experiencia compartida. Es cosas de dos, o de tres, o vaya usted a saber, que mientras no se haga daño a nadie, cada cual puede vivir su amor como le plazca. Esa es mi opinión. Tan sólo sepa, que cuanto más compartido el amor, es decir, cuantas más personas estén involucradas, más complicada será la comunicación. Y esto no son ganas de fastidiar, es un hecho que hay que tener en cuenta.

Sea como sea, además de ser una experiencia compartida, es un proceso muy dinámico que evoluciona y cambia con el tiempo. Otro axioma inexorable, como la vida misma, que también es importante no perder de vista. Porque si lo que usted pretende es que su relación sea exactamente igual siempre, vaya preparándose para la frustración.

Todo cambia. Usted cambia. La otra u otras personas cambian, y la forma de amar también. Y aquí viene otra realidad incuestionable: no cambian a la vez. Tercer inconveniente que es necesario contemplar.

Un estado transitorio de locura

Mi amigo Francisco Cristino lo define así de genial: el amor empieza con un estado transitorio de locura y acaba, cuando acaba, igual. Por eso hay divorcios muy difíciles en los que, igual que en el amor, la comunicación más inteligente sería la mejor estrategia. Pero no siempre la comunicación es lo que más se cuida. Y ese es el problema. Le recomiendo su libro ‘Divorcio difícil y maltrato emocional’, sobre todo si tiene cerca o está usted en uno de estos trances vitales tan frecuentes. Lo ha escrito con un enfoque muy especial hacia el cuidado de la infancia que le gustará leer.

El caso es que, en ese estado transitorio de locura, en las primeras etapas del amor me refiero, somos muy tolerantes. Extremadamente tolerantes. Nos llegamos a convencer de que nos gusta lo que no nos gustaba o de que con el tiempo nos gustarán. O incluso nos creemos que la otra persona cambiará. Y claro que cambiará, como también cambiará usted, pero no está asegurado que el cambio sea hacia donde quiere la otra persona.

Vale, venga, hasta ahora hemos quedado en que el amor comienza con un estado de locura que nos dificulta mucho hacer una elección razonable. Bien. Y, además, es una experiencia compartida en la que las formas de comunicarse y quererse evolucionan y cambian. Y por si no fuera suficiente, encima de todo eso, ya sabemos que no evolucionan a la vez… Entonces, ¿cómo gestionar una comunicación inteligente que nos sirva siempre?

Claves para parejas emocionalmente inteligentes

Exprese con libertad lo que quiere y siente. De forma equilibrada y asertiva, claro. Nada más sano en una pareja que saber que puede decir lo que necesita y lo que siente sin que la otra persona se lo tome como un ataque o una ofensa. Y en esto, tan importante es saber hablar como saber escuchar. Si se entrena desde el principio mejor. No espere a que su pareja adivine las cosas, ni confíe usted en intuirlo todo.

Quiérase más. No se anule. No inhiba recurrentemente sus gustos, opiniones o preferencias, especialmente al principio, porque corre el riesgo de consolidar pautas de conducta pasivas que con el tiempo le va a costar romper.

Fomente la interdependencia, que es lo contrario de la dependencia emocional. Evite depender de su pareja y también que su pareja dependa de usted. Mejor trabajen en común la interdependencia, que es esa sana capacidad para alternarse en el liderazgo de su relación.

Acumule experiencias compartidas. Todas las que pueda. Comparta proyectos, actividades, y planifique tiempo de calidad con la persona que ama. Si para lograrlo hay que tirar de estrategias más frías como bloquear citas en agenda, hágalo. La espontaneidad no es tan fácil de gestionar.

Ponga límites claramente y pida a su pareja que exprese sus propios límites con claridad. Es importante pactar ciertas reglas de juego de la forma más explícita posible, y respetarlas, evidentemente.

Y, sobre todo, acepte las condiciones inexorables del amor: es un proceso dinámico, y va a cambiar. Por eso, dispóngase a aprovechar lo bueno de cada etapa, desde la locura transitoria del enamoramiento inicial al amor maduro.

Y acepte también que puede acabar. Si resulta que su relación no es de esas de las que comen perdices toda la vida, pues ábrase también a lo bueno de la etapa de cierre. Procure no caer en una separación tormentosa cuidando su comunicación, especialmente si tienen hijos o hijas en común. Porque el vínculo personal puede y debería sobrevivir cuando se acaba el amor. Esa es la mejor consecuencia de una comunicación inteligente.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios