Huelva

Claves para hablar en público y comunicar con impacto

Claves para hablar en público y comunicar con impacto

Entre el 70% y el 80% de la población sufre glosofobia, que es el miedo a hablar en público. Lo dicen varios estudios, y eso es mucha gente. La inseguridad, la presión por las posibles consecuencias o el miedo a que nos juzguen son algunas de las razones que hay detrás.

Y no crea que se da sólo ante el reto de tener que dar una conferencia, porque hablar en público es muchísimo más habitual de lo que puede parecer. Exponer su idea en una reunión, examinarse de forma oral, presentarse al inicio de una formación o un encuentro colectivo, o simplemente hablar con un grupo de personas desconocidas, pueden ser retos que las claves de la comunicación de impacto que le traigo hoy le pueden ayudar a superar.

Tres leyes de la comunicación

Para que las claves prácticas que le cuento más adelante funcionen, es necesario recordar tres leyes de la comunicación que siempre se cumplen.

La primera: ‘Es imposible no comunicar’. Sobran explicaciones. Usted está comunicando todo el tiempo. Con sus palabras y con sus silencios, con sus posturas, con sus gestos…

La segunda ley es igual de conocida, lo que no tengo claro es que se tenga muy en cuenta: ‘Lo más importante no es lo usted dice, sino lo que la otra u otras personas entienden’. Si su objetivo es comunicar algo, conseguirlo va a depender de que sea capaz de decirlo de forma que quien le escucha lo entienda. Debe adecuarse usted a cómo habla, se expresa y siente su audiencia.

La tercera ley es más íntima: ‘Usted se comunica con las demás personas desde cómo se comunica con usted’. Detrás de muchos casos de glosofobia hay una autoestima poco sana, un diálogo interno castigador, miedo al juicio ajeno o un afán perfeccionista limitante, entre otros factores más relacionados con cómo nos tratamos y comunicamos hacia dentro, que con cómo nos comunicamos hacia fuera.

Claves para comunicar con impacto

Si entrena las siguientes claves, sin querer ser un ‘Barak Obama’ desde su primera intervención, seguro que notará muy pronto los avances.

Antes de la intervención, siempre que pueda, prepárese bien:

  1. Tenga claro qué mensaje quiere trasladar. Defina en una frase lo más concreta posible cuál es el mensaje principal de su comunicación y desarrolle cuatro o cinco argumentos alrededor de ese. Le ayudará a tener las ideas mucho más claras.

  2. Preste atención a su aspecto físico y, lo más importante, a sus pensamientos. Decida cómo se va a vestir, que le haga sentir bien y con seguridad. Y ensaye mucho. No es cierto que se pierde naturalidad, más bien al contrario. Y de paso, proyecte pensamientos positivos, aunque sea con un mantra poco creíble al principio. Busque de todas las formas posibles seguridad en sí mismo o en sí misma para generarse la valiosa autoconfianza que le ayudará a mantener sus emociones equilibradas. Esto es crucial.

Y, después, en el momento de su intervención…

  1. Dedique primero un momento a los recursos que necesita y a los espacios en los que se va a comunicar. Si ha preparado bien su mensaje, en los primeros minutos podrá dedicar mucho más esfuerzo consciente a la proxemia, que es la parte del lenguaje no verbal que se refiere a los espacios. ¿Se sienta o estará de pie? ¿Se va a subir a la tarima para ganar autoconfianza o va a acercarse al auditorio para ganarse la confianza de quienes le escuchan? ¿Cuánto espacio tiene para moverse? ¿Hay obstáculos que deba tener en cuenta? ¿Tiene a mano todo lo que necesita?

  2. Involucre a su auditorio. Consiga que las personas se identifiquen e interactúen con usted. El humor es infalible, pero si no le ha dotado el universo de gracia, use otras estrategias que pasan por adecuarse lo más posible a quienes le escuchan, usando su mismo vocabulario, su tono, su volumen, e incluso sus gestos. Y si no les conoce, imíteles con respeto. Le ayudará, por ejemplo, sacar temas de conversación generales al principio, a poder ser positivos y exentos de polémica, para poder observarles y, de paso, romper el hielo inicial. O pregúnteles su opinión sobre algún aspecto clave de lo que usted va a hablar. Esto también favorece la vinculación.

  3. Tome conciencia de su postura y úsela. Su lenguaje no verbal, sus gestos y posturas, hablan más que sus palabras. Permítase liberar su cuerpo. Si está usted de pie, muévase por el espacio que antes ha observado, acercándose a su audiencia lo más posible si quiere generar confianza. Eso sí, no se mueva demasiado rápido, mareando a quienes le miran, y procure no balancearse, por lo mismo. Muestre seguridad adoptando una postura estable, serena, distribuyendo el peso de su cuerpo por igual entre sus piernas ligeramente separadas, para mantener bien el equilibrio. Mostrar todo el tiempo sus manos y a menudo las palmas, también le ayudará a inspirar apertura y transparencia, especialmente si está sentada o sentado. La espalda ligeramente inclinada hacia las personas que le escuchan en una muestra de interés.

  4. Capture la atención de las personas. Mire a los ojos. En auditorios grandes, le ayudará encontrar 4, 6 o 7 miradas cómplices de personas que le resulten afines, y pasear su mirada por ellas. No cometa el error de ‘engancharse’ mirando a esas otras personas que no le hacen caso o tienen el gesto contrariado. No puede usted convencer y atrapar a todo el mundo, no lo intente. Además, siempre que pueda, comparta o ejemplifique con experiencias personales, porque nada provoca más cercanía con la audiencia que eso. Y entrénese en una técnica infalible: parafrasee algunas de las aportaciones que hayan hecho las personas durante su intervención, si puede recordando sus nombres. A nadie le gusta desdecirse, por eso usar sus argumentos para introducir los que usted lleva, le asegurará la apertura y posiblemente el éxito en su intervención.

La próxima vez que tenga la oportunidad de hablar en público, no intente evitarlo. Cuantas más veces lo haga, mejor.

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