Huelva

Ucranianos aprenden en Huelva la lengua del país acogedor

La voluntaria de Cruz Roja Olga, atiende a una de sus alumnas en las clases de español que ofrece la ONG.

La voluntaria de Cruz Roja Olga, atiende a una de sus alumnas en las clases de español que ofrece la ONG. / Germán Rodríguez (Huelva)

El dato más actualizado indica que en la provincia de Huelva ya hay 437 refugiados ucranianos con protección temporal. Muchos de ellos han encontrado cobijo en las viviendas de familiares o amigos con años de residencia aquí, compatriotas que arriman su hombro ante la situación desesperada en la que han quedado tantas personas a consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania. Es el caso de Olga, que  llegó a Huelva hace ocho años junto a su marido y su hijo desde aquel país y ahora ayuda en lo que puede a los suyos: les da clases de español de la mano de Cruz Roja.

Rocío Pichardo es la responsable en Huelva del Área de Migraciones de la ONG y explica que cuando un migrante llega, presenta "un estado emocional convulso a consecuencia del duelo migratorio". Por eso, señala que lo primero que hay que hacer es calmarlo, "decirle: estás a salvo, vamos a apoyarte para que puedas ser autosuficiente". Este es sólo un primer paso para actuar con personas procedentes de entornos en extrema dificultad ya sea por motivos económicos o por una guerra, tan graves que les empujan a salir de él, "han tenido que huir".

Una de las aulas que ha facilitado la FOE en su sede para las clases de Cruz Roja. Una de las aulas que ha facilitado la FOE en su sede para las clases de Cruz Roja.

Una de las aulas que ha facilitado la FOE en su sede para las clases de Cruz Roja. / (Huelva)

La responsable de Cruz Roja señala que "tienen que adaptarse a la nueva situación" y para ello el conocimiento del idioma juega un papel fundamental. La organización es la entidad financiada por el Ministerio de Inclusión para la atención inmediata a estas personas en situación de protección temporal en Huelva. Para ellas, ha organizado en primer lugar clases de español por la mañana cuatro días a la semana a distintas horas y una vez cubiertas las extendió a la tarde. Se imparten en la capital onubense, en Aracena y en Ayamonte están en proceso.

"Hay mucha demanda", explica Rocío Pichardo. Tanto, que su sede se les quedó corta y la FOE les ha facilitado tres aulas en la suya. También colabora con Cruz Roja desde hace años la academia Kedaro, cuyo personal orienta en la enseñanza de idiomas. Olga lleva un mes enseñando español a varios grupos y está explicando a sus alumnos cómo se dice "parada de autobús". Lo primero es que conozcan el alfabeto antes de saber cómo se lee y se pronuncia, pero también es perentorio "que sepan presentarse, decir dónde quieren ir" y todo lo que les ayude a su necesidad más urgente: encontrar un trabajo. 

Natalia y Yulia acaban de llegar de Ucrania y son alumnas de las clases de español que da Cruz Roja. Natalia y Yulia acaban de llegar de Ucrania y son alumnas de las clases de español que da Cruz Roja.

Natalia y Yulia acaban de llegar de Ucrania y son alumnas de las clases de español que da Cruz Roja. / Germán Rodríguez (Huelva)

Natalia y Yulia son dos de sus alumnas y han llegado a Huelva desde Jarkov, la segunda ciudad de Ucrania por habitantes, que en tiempos de paz superaban los 1.400.000, antes de que las bombas rusas sitiaran a su población bajo su superficie. "Encontrar trabajo es difícil y también un sitio donde vivir", cuentan. Oksana, compañera de clase y de vicisitudes, es madre de dos hijos y vive con la angustia de encontrar un alojamiento. De momento, está "en casa de una amiga, durmiendo en el suelo" pero este recurso se le agota y "es difícil encontrar otra, no trabajo para poder alquilar". Es la traducción de Olga, que antes de expresarla en español mira al suelo y musita "qué historia". 

El grupo está formado por aproximadamente diez alumnos que llegan escalonadamente, todos adultos. Aunque no hay límite de edad, es por la mañana y los menores están escolarizados y por lo tanto avanzando también en su nuevo idioma. Un avance en el tiempo que también crea nuevas situaciones a resolver. "Ellos primero no quieren acceder a nuestros alojamientos porque si tienen conocidos recurren a ellos, pero estamos detectando que hay personas que las acogen que ya no pueden absorber a más refugiados", explica Rocío Pichardo. 

En la situación de Oksana hay más personas y muchas de ellas son reticentes a solicitar un alojamiento al Ministerio de Inclusión "que les puede dar plaza, pero existe el riesgo de que sea en otra provincia". Un desarraigo más que tratan de evitar pero que "al verse apurados, vienen", añade la responsable de la ONG. "Sobre la marcha se están construyendo soluciones", por este motivo ante determinadas situaciones Cruz Roja emite informes que favorezcan determinados casos de manera que puedan permanecer.

La ucraniana Olga explica cómo enseña el nuevo idioma a sus compatriotas. La ucraniana Olga explica cómo enseña el nuevo idioma a sus compatriotas.

La ucraniana Olga explica cómo enseña el nuevo idioma a sus compatriotas. / Germán Rodríguez (Huelva)

La organización humanitaria atiende por tanto no sólo a las personas a las que da alojamiento, sino que presta igualmente su ayuda jurídica, psicológica, laboral, aprendizaje de español y social. Actualmente cuenta con treinta plazas para la acogida temporal y 31 de primera acogida, "la antesala al programa" específico que trabaja de manera integral con el colectivo de inmigrantes, detalla Pichardo, aquellos que "no pueden subsistir . 

Porque "los flujos migratorios crecen año tras año", de procedencia subsahariana, Venezuela, Colombia, Afganistán y de Ucrania, de gran presencia desde 2016, año en el que se implantó el programa en Huelva, y que luego decreció hasta que la guerra ha vuelto las tornas de nuevo. "Es un trabajo de integración, de acople entre la sociedad y la persona que llega", especifica, una labor que apela también a la participación del entorno de acogida en este proceso.

A veces, "hay que reconducir esa solidaridad", una afluencia que en el caso de Ucrania ha sido muy destacada porque personas con una forma de vida similar, europea, la han perdido de golpe y porrazo, algo que ha provocado "una identificación muy fuerte". Así lo ha advertido Cruz Roja a las administraciones porque una solidaridad "mal gestionada puede llegar a no tener sus frutos".

 

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